Hoy se cumplen 26 años desde que la Asociación Dar a Luz obtuvo su personería jurídica. Sin embargo, su historia comenzó mucho antes, con la iniciativa de un grupo de mujeres que decidieron acompañar a madres y bebés internados en el Hospital Materno Neonatal. “No se sabe bien cuánto tiempo fue antes de la personería, dos, tres años, eso solo Dios sabe”, explicó Mariana, actual presidente de la Asociación, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Actualmente, 19 voluntarias trabajan activamente dentro del hospital, mientras que el grupo total está conformado por unas 30 personas, incluyendo aquellas que, por su edad o actividades, ya no pueden asistir presencialmente, pero siguen colaborando. La mayoría son mujeres jubiladas de más de 60 y 70 años, que continúan aportando su tiempo y esfuerzo con un fuerte compromiso social. “Somos todos de la misma familia de voluntarias”, enfatizó.

Un recorrido diario de apoyo y contención
El trabajo de las voluntarias se divide en tres grandes áreas: la asistencia a las madres internadas, el acompañamiento a los bebés hospitalizados en neonatología y el apoyo en la residencia de madres, donde se alojan aquellas mujeres del interior cuyos hijos están en tratamiento y no tienen dónde quedarse.
Cada día, las voluntarias se organizan en grupos de tres para recorrer el hospital. “Primero se prepara el carro con todo lo necesario: camisones, elementos de higiene personal para la mamá, los pañales para el parto, sabanitas, mantitas, ropita para el bebé”, describió Mariana. Luego, se visitan las 30 habitaciones con tres camas cada una, donde se brinda apoyo emocional y material a las pacientes. “Hacemos un pequeño acercamiento, una charla para ver cómo están, cómo pasaron la noche, si el bebé se agarra bien a la teta. Si necesitan algo, si tenemos en el carro, se lo damos; si no, buscamos en nuestra piecita o vemos si podemos conseguirlo”, detalló.
La autogestión como motor
La Asociación Dar a Luz no recibe fondos del hospital ni del Estado. “Nos manejamos a través de un sistema de socios y con ferias americanas que realizamos tres veces al año”, explicó Mariana. Con lo recaudado, compran insumos como ropa, pañales, gasa, alcohol y crema de caléndula, fundamentales para su labor.
Actualmente, la organización cuenta con 120 socios en Posadas. Para contribuir, las personas pueden realizar donaciones a través de una cuenta bancaria. “El mínimo mensual es 2.000 pesos, pero si alguien quiere aportar más, bienvenido sea”.
El origen de una vocación
La mayoría de las voluntarias llegan a la organización en una etapa de sus vidas en la que tienen más tiempo disponible y desean devolver a la sociedad lo recibido. “Un día escuché en la radio que buscaban voluntarias y me contacté”, relató Mariana, quien hoy lidera la Asociación.
La historia de Dar a Luz comenzó de manera espontánea, cuando “Mamy” Stampella, una profesora de inglés jubilada, decidió colaborar con la pediatra y neonatóloga Noemí Barbero en el hospital. “Empezó ayudando a las enfermeras a pesar y bañar a los bebés, luego se fue sumando gente y comenzaron a acompañar a las mamás”, reconstruyó Mariana.
Con el tiempo, el grupo vio la necesidad de organizarse formalmente. “Se dieron cuenta de que tenían que ponerle un nombre a todo esto. La doctora Gladys González propuso ‘Dar a Luz’, porque reunía la esencia de lo que hacían”. Luego, para poder realizar actividades a beneficio, tramitaron la personería jurídica, obtenida hace exactamente 26 años.
Celebración
En el marco de su 26° aniversario, la Asociación celebrará hoy una misa de acción de gracias en la Capilla Teresa de Calcuta, ubicada en el predio del Parque de la Salud. El encuentro será un espacio de reflexión y gratitud por más de dos décadas de trabajo acompañando y asistiendo a quienes más lo necesitan.
El sueño de la sede propia
El equipo de voluntarias dispone de un pequeño espacio dentro del hospital al que llaman “la piecita” donde almacenan los insumos que van comprando y las donaciones que reciben.
“El problema es que en algunas ocasiones se inundó, y además, al ser un edificio histórico, nos podrían pedir el lugar en cualquier momento”, advirtió Mariana.
Por eso, uno de los grandes anhelos de este año es conseguir un espacio propio. “Quisiéramos tener una sede donde se puedan hacer reuniones, asambleas, ferias y atender a las mamás. Que se ponga el cartel que diga: ‘La Asociación Civil Dar a Luz funciona aquí’. Que sea algo visible”, expresó con entusiasmo.