Los fiscales Martín Alejandro Rau y Vladimir Glinka comenzaron ayer formalmente su labor preliminar al debate oral en el Tribunal Penal 1 de Posadas en el que serán juzgados los hermanos Germán (exdiputado provincial) y Sebastián Kiczka por “tenencia, facilitación y distribución de material de explotación sexual infantil (MASI) agravado por ser las víctimas menores de 13 años, varios hechos en concurso real y tenencia y facilitación de material de explotación sexual infantil agravado por ser las víctimas menores de 13 años de edad varios hechos y abuso sexual sin acceso carnal en concurso real”.
El juicio previsto a partir del 31 de marzo y hasta el 16 de abril tiene características particulares y se presenta como un hecho histórico para la Justicia provincial: dos fiscales para el tipo de delitos a juzgar. Rau y Glinka dialogaron ayer con PRIMERA EDICIÓN luego de reunirse con el procurador general de Misiones, Carlos Jorge Giménez, sobre el desafío que encabezarán dentro de 18 días.
Rau desplegó: “Trabajamos en equipo habitualmente, el proceso penal en Misiones es mixto, tiene dos etapas, la primera en la que se investiga el hecho y la segunda en la que se juzga. Estamos con esta causa en la segunda etapa, precisamente en la de ofrecimiento de prueba y este expediente es particular pero nos indica que como sociedad nos tendremos que acostumbrar porque surge a consecuencia de la explosión de internet, su explosión tecnológica que nos vulnera a todos con muchos beneficios pero también con muchos riesgos”.
Respecto al origen de la causa, resumió: “Este caso surge del alerta internacional de una organización en los Estados Unidos y donde se detectó un IP, una identificación de conexión dentro de la red (internet) que llega a la Argentina, al punto de contacto en la Fiscalía Especializada en Delitos Informáticos (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) a cargo de Daniela Dupuy. Ella hizo la primera investigación para determinar la localización geográfica de las 120 direcciones IP (Internet Protocolo) informadas desde el exterior. Una de ellas impactó en Apóstoles e intervino la Justicia misionera con el proceso de investigación de la fiscal Silvia María Barronis y el juez Miguel Ángel Faria. Fue una tarea prolija e efectiva en la que participó la SAIC (del Superior Tribunal de Justicia) y que derivó en la identificación de los dos acusados”.
“Es un expediente distinto, pero no por el impacto mediático sino por el contenido, por la evidencia. Estábamos acostumbrados a manejar papeles y esto tiene un componente disruptivo con el mecanismo anterior y es la evidencia digital”, agregó pero aclaró puntualmente que “el problema con la prueba digital es que establece una situación diversa al mecanismo tradicional de análisis y es un volumen de información mucho mayor al que se manejaba. Antes en la escena del crimen se observaba lo que había que secuestrar, peritar y estudiar”.
“La evidencia digital es distinta porque del elemento físico como el celular o una computadora puede que tenga o no tenga rastros de interés para la causa. En esta particularmente se han obtenido varios elementos y surgieron un montón sobre material de abuso sexual infantil, tanta evidencia que me obliga a solicitar un fiscal adjunto”.
Citación y a la cancha
Glinka enmarcó el llamado del procurador Giménez: “Estoy en esta causa porque ir a juicio es algo que tomo con mucha seriedad y necesita de un análisis con meticulosidad. Sabemos qué está en juego la libertad de dos acusados. Hay poco más de 600 archivos informáticos que deben ser analizados, tomarse el tiempo necesario con un criterio específico que pueda traducirse en una teoría del caso para el debate”.
Resaltó que la labor será compleja porque “es mucha la prueba y se consultó al procurador para hacerlo mejor con la posibilidad de asistir al fiscal con otro. Estamos acostumbrados a trabajar en conjunto porque los fiscales de los tribunales subrogan. Pero en este caso la forma indica que será la primera juntos en un expediente y debate”.
Rau sumó a la descripción del objetivo: “Hay que determinar la teoría del caso, el caminito para que se entienda cómo se dieron los sucesos. Hay un montón de cosas para trabajar aún, comenzamos ayer con la designación del fiscal adjunto. Es un desafío que nos trasciende a los dos, porque también apunta a la Justicia y a la sociedad. Vamos a tener que empezar a acostumbrarnos porque las estadísticas nos indican que este tipo de delito no distingue clase social, no establece tipos de delincuentes como lo hacía la criminología tradicional. Esto nos atraviesa a todos, estamos ante una clase de delito que sobre todo desde la pandemia (COVID-19) en adelante aumentó de nivel exponencial. El mecanismo criminal tiene rasgos de trasnacionalidad, conductas internacionales, la víctima en un país y el victimario en otro y en términos de relativos anonimatos porque se parte de números IP que hay que traducir en una identidad, una persona que está detrás de una computadora o un teléfono y ordenador”. “Tenemos que aprender a litigar en un mundo digital, a investigar en un mundo distinto al físico”.
Su compañero de acusación lo apuntaló: “Vamos a un juicio a buscar y contar una verdad. La vamos a encontrar, pero el desafío es cómo lo vamos a contar sin perjudicar a la gente que está dentro de ese material de abuso sexual infantil. No lo vamos a reproducir en debate, no vamos a exponer a las víctimas, pero lo vamos a incorporar con otras estrategias legales, con prudencia de detalles, son muy importantes”.
Sobre la estrategia a desplegar, amplió: “El doctor Rau tiene una teoría de la causa en este caso muy sólida. Yo tengo que buscar cómo ayudarlo en ese sentido. El nivel de dificultad se marca por el tiempo, lo complejo es el contexto histórico de la causa con este tipo de delito. La cuestión técnica jurídica creo que en este caso no de tanta dificultad”.
Sin adjetivos, “no hay”
Sobre el tapete de la charla se les solicitó a ambos apuntar con adjetivos que impresión les causó los elementos incorporados al expediente que será debatido ante los jueces Gustavo Arnaldo Bernie, Viviana Gladis Cukla y César Antonio Yaya.
Rau fue concreto: “No tengo adjetivos para explicar lo que vi hasta el momento del expediente. Es muy fuerte, demasiado, nunca lo imaginé, no hay adjetivo”.
Y Glinka remató: “Es repulsivo, tremendo, es muy difícil analizar las evidencias en este expediente. Nada pero nada tiene de bonito, cuesta leer u observar sus archivos”.