Con un sentido homenaje a través de medios institucionales, la Policía de Misiones despidió a Isabel Amalia Glinka (92), la primera mujer policía de la provincia de Misiones. La noticia se conoció el sábado y prontamente desde la fuerza le rindieron un recordatorio por su legado.
Isabel Amalia había ingresado a las filas policiales en 1951, cuando tan solo tenía 18 años de edad. En esa época Misiones aún era Territorio Nacional y de esa forma fue pionera sobre las que la seguirían después en la vocación de servicio a la comunidad.
En sus inicios como agente, fue destinada a diferentes dependencias de la Jefatura. Su carácter y personalidad firme le valieron el apodo de “La Jefa” desde un punto de vista positivo, ya que siempre fue querida por su espíritu de camaradería.
Se desempeñó incansablemente durante 25 años, hasta que se retiró en 1976 con la jerarquía de Cabo Primero.
Dejó un legado imborrable en quienes la conocieron y fue la primera en romper barreras en la institución históricamente integrada por hombres. En este sentido, se convirtió en un símbolo de equidad y defensa de los derechos de las mujeres.
En un comunicado oficial, la Jefatura agradeció su “compromiso con la seguridad y el bienestar del pueblo misionero”. Destacaron que “su memoria vivirá por siempre en la historia de la institución”.
“Si había que resolver la llamaban”
Jorge Iriarte, el hijo de Isabel, dialogó con este Diario y recordó cuando su madre le contaba cómo ingresó a la fuerza.
“En sus inicios, muy joven pasó de Gobernación a Jefatura de Policía como personal de seguridad. En esa oportunidad ingresaron dos señoritas de 18 años”, una era quien sería su madre. “Así ella se convirtió en la primera mujer como integrante de la fuerza policial, mientras que la otra compañera fue administrativa, aunque luego de un tiempo no se adaptó al régimen de la policía y volvió a Casa de Gobierno”.
“Mi madre siguió en cumplimiento de tareas en diferentes comisarías, aeropuertos y el entonces puerto de Posadas. También la alcaidía de detenidos de la seccional Primera. Cuando había algo que resolver con alguna detenida mujer, la llamaban a ella”, destacó.
“Era muy estricta, tenía su carácter, pero siempre dentro del amor a la institución policial”. “Ella ingresó como agente y antes era muy duro para las mujeres ascender, no como ahora, puesto que había diferencias entre hombres y mujeres. Por eso solamente llegó a Cabo Primero cuando se retiró”.
“También estuvo en diferentes estamentos como Investigaciones, Personal de Jefatura y el último destino que le asignaron fue en la parte judicial de identificación de los detenidos”.
Respecto al reconocimiento oficial que logró, Jorge dijo que recién hace dos años se lo hicieron, después de décadas de su pase a retiro. “La habían olvidado, hasta que alguien revolvió papeles, la citaron y así le brindaron un homenaje con una entrega de una distinción de parte del vicegobernador de entonces Carlos Arce”.
“En las fiestas de la Policía ella siempre aguardaba que la invitaran para presenciar desfiles, hasta que en vida pudo ser homenajeada. Quedó muy contenta, a todos les mostraba las fotos de la ceremonia”, subrayó.
Jorge, uno de los tres hijos que tuvo Isabel, destacó la predisposición del jefe de Policía Sandro Martínez, quien ordenó que se montara una guardia de honor en el salón velatorio donde despidieron a su madre.
“Fue una mujer digna, muy destacada, muy comprometida con su trabajo, siempre en defensa de los valores de la Policía de Misiones y siempre en busca del bien para la gente”, concluyó.