En un contexto donde la diversidad todavía encuentra resistencias, nace un espacio clave para repensar la práctica profesional. “Era una deuda pendiente”, afirmó la doctora en Psicología, Manuela Martínez, una de las impulsoras de la Comisión de Géneros y Diversidades del Colegio de Psicólogos de Misiones, la primera de su tipo en la provincia, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
El espacio surgió oficialmente en diciembre de 2024, tras la conformación de una nueva comisión directiva en el colegio.
“Eso dio lugar a que se revisaran cuáles eran las comisiones de FEPRA, que es la Federación de Psicólogos y Psicólogas de la República Argentina, en qué comisión se estaba participando desde la provincia. Una de esas comisiones era la de géneros y diversidades, de la que no había aún actividad”, señaló Martínez.
Eso encendió la chispa. “Nos dimos cuenta de que dependíamos de lo que se hacía a nivel nacional, cuando nuestras realidades son muy distintas. Necesitábamos nuestro propio espacio”, remarcó.
“Poder habilitar la palabra”
La comisión es coordinada por la Dra. Manuela Martínez, la Lic. Daiana Galeano y el Lic. Nicolás Mussi, con el objetivo de crear un espacio de reflexión y formación para profesionales de la psicología, pero también para estudiantes avanzados que enfrentan desafíos dentro de su propia formación.
“Queremos saber cómo se está formando a quienes serán futuros profesionales. Muchos nos cuentan sobre silenciamientos, faltas de información y hasta actitudes violentas dentro del aula”, relató Martínez.
Uno de los desafíos que enfrentan es la banalización del tema. “Se tiñe de ideología lo que debería abordarse desde los derechos humanos. Nos preocupa que todavía existan prejuicios dentro del propio ámbito profesional, cuando hablamos de realidades muy complejas: violencias, discriminación, identidades vulneradas”, advirtió.
Si bien la comisión no brinda atención al público, trabaja activamente para visibilizar problemáticas, sensibilizar y mejorar los abordajes en torno a géneros y diversidades. “Queremos que cada vez más colegas se formen en estos temas. Hay una necesidad urgente, vincularse ya es complejo, pero más aún cuando la sociedad te discrimina”, subrayó.
“El poder habilitar la palabra y que podamos tener un diálogo amoroso, cuidadoso y amable con las realidades y las violencias que viven muchas personas, creo que es algo de lo que más se juega”, agregó.
Universidad y diversidad: un diálogo pendiente
Una de las preocupaciones más recurrentes que surgió en el encuentro con colegas y estudiantes es la escasa profundidad con la que se abordan estos temas en la formación universitaria.
“Estamos hablando muy poco sobre géneros, masculinidades, diversidades, sobre interacción humana, sobre sexualidad, sobre menstruación también. Son temas que todavía en la carrera están poco implementados. No es que no se dialoguen, pero se dialogan con poca profundidad con la demanda que hay y la apertura que está habiendo y que pide la población y la comunidad respecto a los abordajes a tener”.
También planteó que las particularidades del sistema universitario misionero podrían influir: “Al tratarse de una provincia de universidades privadas de psicología, al no contar con centros de estudiantes, donde la voz del estudiante está un poco más relegada que en universidades públicas, la demanda se escucha un poco menos”.
Las consultas más frecuentes
Entre las consultas más frecuentes que reciben los profesionales de la psicología en la provincia, se encuentran las relacionadas con la construcción de la identidad de género en jóvenes, la orientación sexual y los vínculos afectivos.
“Nos llegan muchas consultas de padres que quieren saber cómo acompañar a sus hijos e hijas, cómo acompañar en sus procesos, en la construcción de su identidad, también de adolescentes buscando entender su identidad, cómo conectarse, cómo encontrarse con su cuerpo, cómo encontrarse vincularmente, afectivamente y con responsabilidad afectiva con otras personas. Personas que piden ser tratadas con respeto, con amorosidad y que muchas veces se han encontrado con profesionales que no saben cómo acompañar o que tienen miradas muy duras”.
Un espacio que interpela y convoca
A pesar de las dificultades, la creación de la Comisión de Géneros y Diversidades fue vivida como una bocanada de aire fresco por quienes participaron del primer encuentro.
“Algo que nos conmovió mucho en el encontrarnos con colegas y con estudiantes fue decir, qué lindo poder encontrarnos con personas que estamos viendo esto como una demanda, como una problemática, como algo a abordar, como algo a tener presentes un lugar amoroso y cuidado y poder hablarlo. Porque pareciera muchas veces que es algo que no se toca, o se toca muy por arriba, o también esta confusión de hablar de género y solo hablar de mujeres. También no pensar en las mujeres con discapacidad, mujeres indígenas, mujeres rurales. Hay mucho para profundizar también ahí adentro”.
“La necesidad de abrir espacios de diálogo seguro y cuidado se vuelve urgente ante una realidad que muchas veces silencia, omite o reduce la diversidad a lecturas parciales”, concluyó.
Para quienes participaron, el encuentro fue más que una reunión: fue la posibilidad de reconocerse en otras voces, visibilizar demandas históricamente relegadas y comenzar a construir colectivamente nuevas formas de pensar los vínculos, las identidades y los abordajes en salud mental.