Diputados le dio al Gobierno luz verde para negociar con el Fondo Monetario Internacional un nuevo acuerdo que descomprima las tensiones sobre las reservas y allane el camino hacia el fin de las restricciones cambiarias.
La burocracia del organismo crediticio lleva a pensar en al menos dos semanas más para afinar detalles antes de anunciar el nuevo compromiso. Pero sea cual fuere el tiempo, es lo que ocurra en el medio lo que definirá cómo serán los meses venideros para los argentinos en el sentido más amplio.
Y es que mientras el Gobierno quiere un acuerdo que le permita intervenir cuando el dólar se recaliente, que es lo que sucede hoy, el Fondo busca una flotación lo más liberada posible y que no sea una administración la que le ponga precio al peso.
Dicho de otra forma, la discusión pasa ahora por el tenor que pueda llegar a tener una devaluación. El fin de las restricciones cambiarias implicaría la llegada de inversiones que generen dólares genuinos y permitan el desarrollo del país. La flotación entre bandas, que es lo que pretende el Gobierno, sostendría el modelo actual con la inflación encorsetada, pero con progresiva pérdida de reservas. Pese a todo lo visto hasta ayer, la discusión importante arranca ahora.