Martina tiene apenas un mes de vida, pero puede decirse sin lugar a dudas que en ese corto tiempo volvió a nacer. Su historia y la de quienes intervinieron para salvarla dejará una marca imborrable de aquí en adelante, una historia que sus padres no dudan en relacionar con un milagro.
Esta tarde volvió a Misiones luego de un tratamiento que curó su enfermedad y grande fue el recibimiento que tuvo por parte de su familia.
Mientras, mediante un intenso llanto, la pequeña daba muestras de su salud pulmonar, su madre, Constanza, relató los pormenores de un mes complejo. “Martina está muy bien con los pulmones bien fuertes”, dijo mientras recibía muestras de cariño de quienes fueron al aeropuerto de Posadas a esperar a la familia.
“El proceso fue doloroso, pero al mismo tiempo esperanzador. Estamos muy agradecidos al IPS y a Lisandro Benmaor (titular del Instituto de Previsión Social) quienes facilitaron el viaje y, con ello, que nuestra niña pueda salvar su vida”, destacó Constanza, quien también resaltó la labor de los especialistas locales que mantuvieron con vida a Marti antes de viajar de urgencia a Buenos Aires.
“Tuvimos apoyo desde el primer instante. Ella permaneció internada durante cinco días en Posadas donde el personal de Neonatología nos asistió y nos contuvo. Fueron sumamente amorosos y respetuosos, no solo desde la parte médica, sino también desde la parte humana. Después viajamos a Buenos Aires en un avión sanitario para seguir el tratamiento en el Hospital Italiano”.
“Allí ingresó con el diagnóstico de hipertensión pulmonar severa y ahora, antes de volver, nos dieron el alta, nos dijeron que ya estaba curada por lo que no debemos seguir ningún otro control más que su desarrollo de manera sana”, celebró la madre.
“Ahora es tiempo de disfrutar y agradecer. Las hermanitas van a conocerla y la van a integrar a la familia. Se van a abrazar y mimar mucho”, soltó emocionada.
De su lado, Benmaor explicó que los cuadros como el que padeció Martina son autolimitados y con tratamientos médicos se resuelven en unas 72 horas aproximadamente.
“Pero Marti, con el correr de los días, fue empeorando, incluso tuvo que requerir lo que se llama asistencia respiratoria mecánica (ARM), además de drogas inotrópicas que le dan fuerza al corazón. Realmente estaba muy comprometida, con un alto riesgo de muerte. Entonces decidimos hacer la derivación a un centro de alta complejidad en Buenos Aires para tener más posibilidades de sobrevida”, señaló. “Si no se hubiese actuado tan rápidamente, el pronóstico hubiese sido otro. La respuesta tanto del sanatorio Boratti como de la del IPS fue clave”, advirtió.
“Hoy tenemos la satisfacción de poder contar con Marti, que para nosotros es una gran emoción. Trabajamos para eso, para ayudar, para salvar vidas en la medida en que se pueda, y acompañar siempre a los pacientes”, celebró el titular de la obra social provincial, quien también acudió al aeropuerto para recibir a la pequeña.
Pero el traslado de Martina no fue el único que gestionó el IPS durante las últimas semanas. Días después también fue derivado un niño con un cuadro muy grave, con botulismo neonatal. “Esto también nos da satisfacción porque cada uno de estos casos, que son complejos, graves y caros desde el punto de vista económico y de recursos, son solucionados gracias al esfuerzo del sistema de salud de la provincia de Misiones”, indicó Benmaor.
Entre tanto, el recibimiento de ayer también contó con la presencia de los abuelos José Luis y Ricardo. “Hoy vivimos esta realidad, que es como una bocanada de aire a la vida. Así que muy contentos con esta realidad, de poder abrazarlos, ese abrazo que no le pudimos dar cuando nació”, se ilusionó el primero.
Ricardo, en tanto, explicó que “estuvimos permanentemente comunicados. Vimos los momentos más duros y la evolución que iba teniendo. Lo que nunca perdimos fue la esperanza de que ella se iba a recuperar”.
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Ambos reservaron un espacio para agradecer a los familiares y amigos, “por la cadena de oraciones que hicieron. La cantidad de mensajes de fuerza que recibimos, era lo que necesitábamos. Realmente estamos muy felices”.
Mientras Martina emprendía el regreso a los brazos de su familia, su madre condensó en un mensaje los momentos más complejos del corto, pero intenso mes. “Nos hicimos expertos en monitores, en términos médicos que jamás habíamos imaginado. Fueron cinco días desgarradores, donde solo nos sostenían la esperanza y la fe en un milagro.
“El mismo día del vuelo, unas horas antes, tu estado se volvió tan crítico que tuvieron que reanimarte manualmente. Estábamos ahí, con papá, sosteniéndote con nuestra voz y nuestro amor, pidiéndote que te quedaras. Y lo hiciste. A pesar del miedo, del dolor y la incertidumbre, nos aferramos a la esperanza, subimos a ese avión y llegamos a Buenos Aires, donde un equipo de profesionales te esperaba con todo lo necesario para luchar por tu vida. Fueron 28 días de internación, con los mejores cuidados médicos, mecánicos y, sobre todo, con un amor inmenso rodeándote. Y saliste adelante. El 18 de marzo, escuchamos las palabras que tanto soñábamos: ‘su hija está curada, ya no hay hipertensión pulmonar’”.
El mensaje, escrito en redes sociales, reservó un párrafo especial: “Martina, esta es parte de tu historia. La historia de una guerrera que quiso quedarse en este mundo para ser amada como tanto habíamos deseado”.