Los bosques son el sustento de millones de familias. Proveen madera para múltiples destinos, pero también alimentos esenciales como frutos, semillas, raíces y carne. Este 2025, FAO pone el centro de atención en la función especial de los bosques y su funcionalidad como generadores de alimentos. En Argentina, ademas de frutos secos, semillas, líquenes y hongos, son múltiples los productos derivados que se vinculan con la generación de alimentos y nutrientes. En esta ocasión, destacamos la sinergia positiva que se produce entre los bosques y la elaboración de miel y la producción ganadera.
Miel y eucalipto
La elaboración de miel instalando colmenas en plantaciones forestales o bosques nativos permite una especial sinergia productiva. La miel de eucalipto se produce en las zonas de la Mesopotamia argentina, donde existen gran número de plantaciones forestales de esta especie y allí se ubican, además, las colmenas. Es un producto 100% natural y que aporta gran cantidad de componentes antioxidantes y antivirales que refuerzan el sistema inmunológico. Tiene, asimismo, mayores cantidades de vitamina C que otras variedades de miel, así como dosis más altas de vitamina B9 (ácido fólico) entre otros beneficios.
Desde Concordia, en la siempre verde Entre Ríos, Nicolás Vallejos, quien lidera Vallejos Apicultores – una pyme familiar con más de 30 años de trayectoria – que se dedica a la producción de distintos tipos de mieles, siendo la principal la miel de eucalipto. “Esto es debido a la gran cantidad de áreas forestadas con este tipo de flora que tiene la región. En los montes se colocan aproximadamente dos colmenas por hectárea forestada, lo que asegura que no se afecte la producción de miel de cada colmena. La producción de esta miel se realiza durante los meses de marzo y abril, llegándose a obtener entre veinte y treinta y cinco kilos de miel por colmena”. Vallejos explica, asimismo, que la miel de eucalipto se caracteriza por ser una miel mono floral, con aroma y sabor intenso. Además, está libre de pesticidas, ya que en la época que hay floración no se aplican químicos. Y, como si fuera poco, el noventa y cinco por ciento de la miel que se produce en la Argentina, se exporta a distintos lugares del mundo.
Por su parte, en Misiones, la investigadora, ingeniera forestal y especialista en producción de miel Yanet Aquino, descubre un ciclo maravilloso entre la simbiosis forestal y un tipo específico de abejas. “En el Bosque Atlántico de Misiones, el 80% de la vegetación depende de la polinización de las abejas nativas sin aguijón. Estas abejas no solo garantizan la regeneración del bosque, sino que también benefician la producción de frutos y semillas en cultivos cercanos. Su cría, conocida como meliponicultura, es una actividad sustentable que puede combinarse con otras producciones agrícolas y forestales. En algunos países, incluso se utilizan colmenas en invernaderos para mejorar el rendimiento de los cultivos” detalla la profesional.
“Además – continúa – de su rol clave en la polinización, estas abejas producen miel, cuya calidad y cantidad aumentan cuando hay bosques nativos cerca.
En Misiones, una especie destacada es la Yateí (Tetragonisca fiebrigi), cuya miel tiene propiedades medicinales. En condiciones favorables, una colmena de Yateí puede producir más de 1,5 kg de miel al año, demostrando que conservar el bosque no solo protege el ecosistema, sino que también impulsa actividades productivas sustentables” concluye.
Producción foresto ganadera
Sin dudas, hoy el bienestar animal y cambio climático son dos fenómenos que están movilizando cambios en el consumo y en las formas de producción. El sector forestal puede ser un excelente aliado de la ganadería en sistemas productivos que permitan lograr mayor producción de carne por hectárea, que puede ser certificada como carbono neutro y al mismo tiempo, mejorar el bienestar animal y la sostenibilidad productiva.
Hoy Argentina tiene un patrimonio forestal de 1,3 millones de hectáreas de las cuales el 80% se ubican en la Mesopotamia y Delta.
Uno de los objetivos que se busca en el sector es lograr un patrimonio de 2 millones de hectáreas en 2030. Este aumento de la superficie forestada se puede realizar en zonas ganaderas integrando ambas producciones.