Ubicada en Gobernador Virasoro, provincia de Corrientes, la empresa Fuentes Renovables de Energía S.A. (FRESA) se ha convertido en un actor clave en la generación de energía eléctrica a partir de biomasa forestal.
Desde septiembre de 2020, la planta genera 40 megavatios por hora, de los cuales entrega 36 al sistema interconectado, representando aproximadamente el 10% de la demanda de la provincia de Corrientes.
Ahora, con la puesta en marcha de su segunda central, FRESA duplicará su capacidad, alcanzando el 20% de la demanda provincial.
Aprovechamiento integral
Adriana Steckler, gerenta de Gestión Integral y Sostenibilidad de FRESA, explicó a Eco&Agro que la empresa utiliza “el subproducto del proceso de intervención en los campos, lo que se descarta y no puede ser aprovechado en el aserradero, como el raleo, el derrame y la poda”.
También emplea residuos industriales como aserrín, chip y costaneros. “Cuando el rollo se corta para obtener tablas cuadradas, quedan semicírculos laterales que también procesamos para generar energía”, detalló.
FRESA opera bajo un modelo de economía circular, donde lo que antes se consideraba un desperdicio ahora se transforma en materia prima esencial. “Nosotros estamos en ese proceso final, usando lo que ya antes no tenía valor. Además, contamos con la certificación ambiental ISO 14001 y la certificación de calidad ISO 9001”, destacó Steckler.
La empresa también ha certificado su energía renovable a través de los certificados IREC, que garantizan su contribución a la reducción de la huella de carbono.
Impacto en la comunidad
El crecimiento de FRESA ha generado un fuerte impacto socioeconómico en la región. “Hoy estamos empleando a más de 150 personas de manera directa y hay más de 400 empleos asociados a este proceso”, indicó Steckler. Además, el movimiento de biomasa implica la circulación de más de 100 camiones diarios hacia la planta, lo que ha impulsado el desarrollo de empresas de transporte y logística.
La empresa también mantiene un fuerte compromiso con la comunidad del paraje San Alonso, donde está ubicada.
“Acompañamos las obras de la escuela, garantizamos el acceso al agua, mejoramos la infraestructura eléctrica y el cerramiento del predio. También trabajamos con la fundación en temas de salud, higiene y formación para mejorar la calidad de vida de la comunidad”, afirmó Steckler.
Diversificación de la matriz
Con la inauguración de la Central Térmica San Alonso, FRESA alcanzará una generación de 80 megavatios por hora.
“Si todo sale bien, hoy estaríamos entregando nuestros primeros megavatios desde la segunda central”, señaló Steckler. Este aumento de capacidad permitirá mejorar la estabilidad energética en la región y garantizar un suministro confiable para industrias y hogares.
“Hoy representamos el 10% de la demanda de Corrientes, pero con la nueva central alcanzaremos el 20%”, explicó Steckler. Este crecimiento no solo fortalece la seguridad energética de la provincia, sino que también facilita la instalación de nuevas industrias al asegurar una provisión estable de energía.
Perspectivas de crecimiento
El potencial de la energía a partir de biomasa está directamente ligado al desarrollo de la forestoindustria.
“Nuestra generación ya consume biomasa en un radio de más de 20 kilómetros. A medida que se invierta en aserraderos y nuevas plantaciones, podremos acompañar ese crecimiento”, sostuvo Steckler.
Sin embargo, el sector enfrenta desafíos, especialmente en costos y logística.
“Somos de las pocas generadoras de energía que debe hacerse responsable de la compra de combustible, lo que nos pone en un mercado competitivo. Por eso, trabajamos en fortalecer vínculos con proveedores, ya que este es un proyecto a largo plazo”, explicó.
FRESA mantiene su enfoque en la mejora continua. “Es muy probable que haya avances en tecnología y optimización del proceso. Nuestro objetivo es garantizar la entrega de energía de manera eficiente durante los 365 días del año”, concluyó Steckler.
Energía verde: las ventajas de la biomasa
La energía de la biomasa ofrece múltiples beneficios. Desde su capacidad para reducir las emisiones de carbono hasta el aprovechamiento de residuos orgánicos, esta alternativa energética contribuye al cuidado del medioambiente y fomenta el desarrollo de la sociedad.
Una es la capacidad elevada de conseguir matera prima y que su uso contribuye al buen aprovechamiento y la conservación de los espacios naturales.
Además, favorece a la economía circular, debido a que transforma sus propios residuos (por ejemplo, mediante el aprovechamiento de las cenizas como fertilizantes agrícolas) y minimiza el impacto ambiental.
También impulsa la creación de puestos de trabajo, ya que es una baza para combatir la pobreza energética en aquellos lugares del mundo donde el coste de los combustibles tradicionales consume buena parte de su PIB.
Finalmente, reduce la dependencia de los combustibles tradicionales. En sectores donde la reducción de la huella de carbono resulta muy complicada, como el transporte de vehículos pesados o el aéreo.
La energía de la biomasa puede aprovecharse para producir calor, electricidad o algunos tipos de combustibles. Además, su adaptabilidad permite utilizarla tanto a pequeña escala (por ejemplo, en la caldera de una vivienda o edificio) como a gran escala (en plantas de biocombustibles).
Los métodos para producir energía a partir de la biomasa se agrupan en dos grandes grupos: los métodos termoquímicos, que son los que transforman la biomasa a partir del calor y los bioquímicos, donde se recurre a determinados microorganismos que degradan las moléculas de la materia orgánica.