Con negociaciones de precios “liberadas”, este lunes arrancó la cosecha gruesa de yerba mate en toda la provincia, luego de cuatro semanas de intensas protestas de productores en varios puntos de la ruta nacional 14 en reclamo de los bajos valores de la materia prima.
Pese a los reclamos, que incluyeron “cese de cosecha” y bloqueo a la circulación de camiones, no se logró consensuar un precio mínimo y las ventas quedaron sujetas al libre mercado, tal cual lo dispuso el Gobierno nacional desde principios de 2024 mediante el DNU N° 70 que desreguló la actividad y eliminó la atribución que tenía del Instituto Nacional de la Yerba Mate de establecer y controlar que se cumpla el precio.
La situación se percibe mejor que tres semanas atrás, cuando los productores cortaron varios puntos de la ruta y “tomaron” los puestos de ATM (Agencia Tributaria Misiones) exigiendo que las grandes empresas industriales mejoren el precio que estaban ofreciendo.
En aquel momento la propuesta de los grandes molinos oscilaba entre $240 y $270 por kilo de hoja verde puesta en secadero, en algunos casos pagando la mitad al contado y la otra mitad a 30 o 60 días de plazo.
El panorama cambió la semana pasada, luego de que varios molinos se acercaran a la Mesa Yerbatera Permanente con una propuesta “mejoradora” que superaba los $300 por kilo, y con el compromiso de mejorar el valor en los próximos meses.
La mesa impulsada por el Ministerio del Agro fue clave para abrir un espacio de acercamiento entre productores y la industria quienes estaban distanciados, con el diálogo cortado y con una brecha casi imposible de reducir entre sus pretensiones.
Fue así que, primero el molino Don Omar de Andresito ofreció $301 con proyección a $330, luego las Cooperativas de Dos de Mayo y de San Pedro informaron que pagarán $305 por kilo con la idea de llegar a $350 a mitad de año.
En la zona sur de Misiones, la empresa Cordeiro informó que empezará a pagar $300 a partir de la próxima semana. Mientras tanto, La Cachuera -uno de los principales actores del sector- mantiene su precio en $290, según contaron los productores de la zona.
En el Gobierno y la Producción esperan que,el resto de los molinos, por una cuestión de oferta y demanda, no paguen por debajo de los valores anunciados y, de lo contrario, instan a los colonos a vender a las empresas que ofrezcan el valor más alto.
Desde el Gobierno nacional se negaron al revisar la decisión de desregular la actividad y amenazaron con “desfinanciar” al INYM si sus autoridades continuaban insistiendo con la designación de un presidente y la potestad de fijar precio.
Si bien sirvió para iniciar la cosecha, los precios están todavía lejos del reclamo de $450 que pretenden los yerbateros. En las asambleas reconocen que accedieron a cosechar por la preocupación de que la situación no mejore con el tiempo y que las plantas empiecen a perder hojas con la llegada del otoño.
El antecedente del 2024, que fue el primer año con el mercado desregulado desde que se había creado el INYM, significó un golpe muy duro y los precios fueron de mayor a menor, iniciando el año en $370 y terminando entre $180 y $240 a pesar de una alta inflación.
Entre los yerbateros persiste el temor de que este año pueda ocurrir algo similar y que el precio vaya disminuyendo con el correr de las semanas. Es por ello que, como estrategia, señalan que se debe cosechar lo mínimo a indispensable, para evitar que se genere sobre oferta de materia prima.
El presidente de la Cooperativa de Dos de Mayo, Héctor Dingler, consideró que “este año no hay tanta hoja verde como el año pasado, entonces creo que el precio irá mejorando por una cuestión de oferta y demanda”. Aunque igual le recomendó a los socios “cosechar solo lo necesario para no generar sobreoferta”. En tanto, la Provincia manifestó que propone y defiende un precio de 50 centavos de dólar, equivalente a unos $600 en la actualidad.
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Cosecha
El calendario de cosecha está distribuido en tres etapas: zafra gruesa que comenzó ayer (abril a septiembre), período de suspensión de cosecha (octubre y noviembre) y zafra de verano o “zafriña” (diciembre a marzo) donde la cosecha es menor.
El año pasado hubo un récord de cosecha, según datos del INYM, el acumulado desde enero a diciembre fue de 986.737.613 kilos de hoja verde ingresados a secaderos. Se estima que este año la producción será menor, a pesar que enero tuvo alto ingreso de hoja a secaderos.
Reclamos sin cortes
Los tres únicos puntos que se mantienen con reclamos son San Vicente, donde ayer había 20 productores, Campo Grande, con un número similar, y el cruce Karaben en Oberá, donde se mantiene un campamento permanente pero sin corte de ruta.
“Estamos en la dulce espera de que el Gobierno convoque a los diputados y senadores oficialistas y opositores para que expliquen a los colonos cómo hacen para cobrar el precio justo de contado. Eso lo habíamos pedido hace un tiempo atrás ya al ministro del Agro y parece que se olvidó de nuestro pedido”, dijo Hugo Sand, uno de los referentes de Oberá.
“Vamos a seguir insistiendo. Nosotros queremos una reunión con Florencia Klipauka, con Carlos Fernández de Oberá, con todos los diputados y senadores nacionales, que nos miren a la cara y que nos digan cómo hace un colono para cobrar ahora el precio justo”, dijo Sand a PRIMERA EDICIÓN.
Aportes sociales en riesgo
El Convenio de Corresponsabilidad Gremial entre empresas y el Instituto Nacional de la Yerba Mate le permitía a los trabajadores y a su familia percibir las asignaciones familiares, acceder al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), tener cobertura de riesgos del trabajo (ART) y contar con un seguro de desempleo.
Todos estos beneficios se podrían perder ante la desregulación del INYM y la falta de aporte de los productores que están recibiendo un precio que no le alcanza para cubrir sus costos y menos para pagar los aportes de los peones de la yerba mate.
El presidente a cargo del INYM, el cooperativista Gerardo Vallejos, recordó que el Convenio “ha permitido transparentar en un 99% la actividad”, blanqueando a los peones y logrando que los productores hagan aportes.
Pero advirtió que todo esto se podría perder si el Instituto dejara de funcionar, como propone la Nación: “Tendríamos al personal en negro”, alertó. Volvería la informalidad a los yerbales si cae este instrumento.