El reclamo de los ambientalistas para terminar la contaminación del río Uruguay ha ganado fuerza en las últimas semanas, especialmente tras observar carpinchos cubiertos por algas. A mediados de febrero, las playas del río Uruguay en Entre Ríos se vieron afectadas por un fenómeno de cianobacterias que tiñó el agua de verde fosforescente. Aunque el agua volvió posteriormente a sus parámetros normales, el problema persiste como una preocupación latente para ambientalistas y comunidades ribereñas.
El grupo Brote Nativo presentó una solicitud formal al municipio, invocando leyes de acceso a la información pública, para conocer las políticas ambientales relacionadas con el fenómeno. Buscan detalles sobre la regulación de agrotóxicos, el tratamiento de efluentes cloacales y la contaminación industrial, principales factores que contribuyen al crecimiento de las cianobacterias.
Silvia Burgos, de la Asamblea Ambiental de Concordia, señaló que la contaminación por agrotóxicos, desechos cloacales e industriales aumenta cada año, intensificando la proliferación del “verdín” en la región. Este fenómeno no solo afecta la recreación y el turismo, sino también a la pesca y el sustento de las familias ribereñas.
Además, el avance de las cianobacterias afecta gravemente la calidad del agua, la biodiversidad y la seguridad alimentaria. Los ambientalistas insisten en que el municipio y los Gobiernos deben tomar medidas concretas para mitigar esta problemática, antes de que las consecuencias se vuelvan irreversibles.
Para prevenir esta situación, la mejor medida es observar atentamente el agua y la arena. Si el agua presenta una coloración verdosa o acumulaciones de material similar a espuma, se recomienda evitar el contacto directo. La Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) ha implementado un “Cianosemáforo”, un sistema de alerta por florecimiento de cianobacterias que indica el nivel de riesgo en las playas. Este sistema clasifica el riesgo en tres niveles: rojo (alta densidad de cianobacterias, no entrar al agua), amarillo (baja a media densidad, precaución al bañarse), y verde (agua limpia, sin riesgo).
Las principales vías de exposición a las cianobacterias son la ingesta de agua directa o el contacto directo con la piel. A mayor cantidad de agua ingerida, mayor es el riesgo de intoxicación. Por lo tanto, señalan que es crucial que las autoridades locales tomen medidas efectivas para reducir la contaminación y educar a la población sobre los riesgos asociados con las cianobacterias. Además, la implementación de sistemas de tratamiento de efluentes y la regulación de agrotóxicos son fundamentales para prevenir futuras floraciones de cianobacterias en el río Uruguay.
Fuente: Agencia de Noticias NA