Mediante una resolución conjunta de las Secretarías de Gestión Sanitaria y de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, el té blanco ha sido oficialmente reconocido dentro del Código Alimentario Argentino (CAA). Esta medida brinda a los productores acceso a registros y certificaciones, asegurando estándares de calidad y promoviendo su inserción en mercados más exigentes.
La decisión, publicada en el Boletín Oficial, representa una oportunidad para agregar valor a la producción tealera nacional y consolidar a la Argentina en el segmento del té gourmet. Con Misiones concentrando más del 90% de la producción del continente, esta medida abre nuevas puertas para la industria y refuerza su crecimiento en mercados especializados.
Las particularidades del té blanco
El té blanco se distingue por su proceso artesanal y de mínima intervención, lo que lo convierte en una de las variedades más exclusivas. Se elabora con brotes tiernos y las primeras hojas de la planta Camellia sinensis, recolectados en condiciones específicas y secados de forma natural o con leve aplicación de calor. Esto permite conservar su color claro, sabor delicado y alto contenido de antioxidantes.
El CAA lo define como el “producto obtenido por el marchitado y secado de las yemas y las primeras hojas jóvenes con sus pecíolos y tallos tiernos, sin que haya experimentado proceso de oxidación enzimática”. Además, establece parámetros fisicoquímicos para garantizar su calidad, incluyendo niveles específicos de cenizas, fibra cruda y polifenoles.
Más opciones dentro del Código Alimentario
Junto con el té blanco, la nueva normativa también incorpora oficialmente los tés saborizados y blends, permitiendo la comercialización de mezclas con hierbas, especias, frutas y otros ingredientes bajo un marco regulado. Esto amplía las oportunidades para los productores y diversifica la oferta disponible para los consumidores.