Un nuevo proyecto y desafío lleva adelante la parroquia Jesús Misericordioso, ubicada en Itaembé Miní en Posadas, consistente en la construcción de un cinerario, que busca brindar un espacio sagrado donde los fieles puedan depositar las cenizas de sus seres queridos en un lugar de oración y esperanza cristiana. Para ello inició una campaña donde se detallan los materiales a ser utilizados, que pueden ser donados o bien reciben colaboraciones monetarias para la compra de los mismos. La familia del periodista Guillermo Reyna Allan, ya fallecido, aportará la mano de obra para la construcción.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el párroco Gervasio Silva explicó que “en esta etapa estamos juntando los materiales, ya tenemos un diseño y definimos el lugar donde vamos a realizar el parque, que será al frente de la parroquia. Una vez que tengamos todos los materiales recién vamos a activar la construcción en sí, no queremos iniciar algo que quede a mitad de camino y se termine estropeando”.
Indicó que “ya estamos recibiendo donaciones de los materiales pero en este contexto económico, sabemos que es un proceso que se va realizando lentamente. Si bien no son tantos los materiales que necesitamos hay algunos que son más costosos, como por ejemplo la parte de hierro que se necesita para la estructura”.
A través de las redes sociales de la parroquia se detallan los insumos, “fuimos tachando en esa lista lo que ya recibimos para facilitar a quien pueda colaborar con las cosas que todavía nos faltan. Es una construcción relativamente sencilla, no es algo muy grande ni que suponga demasiada elaboración, pero sí es bonito”.
Una necesidad sumar otros
El cinerario de la parroquia Jesús Misericordioso “tendrá una capacidad bastante amplia, así lo proyectamos, para unos 80 a 90 años, porque las cenizas van depositadas en la tierra”, comentó el padre Gervasio Silva.
Dijo además que “con los sacerdotes de la Diócesis de Posadas venimos charlando hace ya un tiempo sobre el tema de la necesidad de construir nuevos cinerarios. Cuando fallece don Guillermo Reyna Allan, su familia llevó sus cenizas a la capilla de la parroquia Sagrada Familia y allí el padre Beto les comunicó el proyecto que nosotros teníamos y a partir de ahí ellos se ofrecieron para apoyarnos”.