El Gobierno de Italia, encabezado por Giorgia Meloni, aprobó un decreto que restringe el acceso a la ciudadanía italiana por “ius sanguinis” (derecho por sangre). A partir de esta medida, solo podrán obtener la nacionalidad quienes tengan padres o abuelos italianos, dejando afuera a descendientes de tercera o cuarta generación, como bisnietos o tataranietos, que hasta ahora podían tramitarla.
Hasta el momento, una ley de 1992 permitía que cualquier descendiente de italianos pudiera solicitar la nacionalidad sin límite generacional. Sin embargo, el nuevo decreto impone restricciones significativas. Desde este viernes, solo podrán acceder a la ciudadanía italiana aquellos que puedan acreditar un vínculo directo con padres o abuelos nacidos en Italia.
Según anticipó el Gobierno italiano, podrían implementarse restricciones adicionales en el futuro. Una de las propuestas en discusión es exigir que los ciudadanos mantengan un “lazo real” con Italia, cumpliendo con ciertos deberes o ejerciendo derechos en el país al menos una vez cada 25 años.
El cambio responde a un aumento exponencial en la cantidad de solicitudes de ciudadanía en países con fuerte presencia de descendientes de italianos, como Argentina y Brasil. Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores italiano, en 2023 unas 20.000 personas en Argentina obtuvieron la ciudadanía italiana bajo el derecho de sangre, cifra que creció a 30.000 en 2024. En Brasil, la cantidad de nuevos ciudadanos pasó de 14.000 en 2022 a 20.000 en 2024.
El gobierno también argumenta que esta reforma busca frenar los abusos y la “comercialización” del pasaporte italiano. Se han detectado numerosos casos de gestión irregular de ciudadanías, incluyendo trámites exprés para futbolistas y otras figuras públicas que obtenían la nacionalidad de forma acelerada.
Italia es uno de los países con más descendientes en Argentina, donde se estima que alrededor del 60% de la población tiene raíces italianas. Con esta reforma, una gran parte de los argentinos que aspiraban a obtener el pasaporte europeo perderán esa posibilidad.
Antonio Tajani, ministro de Asuntos Exteriores y principal impulsor de la reforma, defendió la medida: “El principio del derecho de sangre no será abolido, pero estableceremos límites precisos para evitar abusos”. Con la nueva normativa, el universo de potenciales ciudadanos italianos se reducirá drásticamente de entre 60 y 80 millones de personas en el mundo a solo aquellos que tengan un vínculo directo de primera o segunda generación.
Desde la medianoche del último viernes, cualquier solicitud de ciudadanía italiana debe ajustarse a estas nuevas reglas, lo que marcará un antes y un después para millones de descendientes de italianos en todo el mundo.
Fuente: iprofesional.com