Bendice alma mía al Señor mi Dios.
Cuando mi alma bien dice al Señor, elige ser
Uno y no dos,
imponiendo al libre albedrío a tomar la
decisión mejor
dejando mi mente abierta a la divina
inspiración
para que sea el Magnífico Quien guíe
mi acción.
Ahí mis pensamientos toman tamaña
vibración
haciendo que mis palabras vibren en cada
corazón.
Devenga a mí el entusiasmo bienhechor
y guíen mis pasos con la pasión del amor
que hacen que sin esfuerzo las cosas fluyan
cuando mis deseos con los Suyos conjugan
en una exquisita danza
que sin más, crea y avanza.
Siempre repetía, “bendice alma mía al Señor mi Dios”, como si fuera un antiguo mantra que resonaba en mí, lo tomé del antiguo testamento y hoy se me reveló su significado: cuando mi alma elige bien decir/hablar con el Señor, no solo estoy enfocando mi atención en Él, con lo cual elevo mi pensar, sino que estoy otorgándole el permiso para que me inspire y al hacerlo deviene en mí un entusiasmo tal, que me crea una necesidad de concretar mi deseo, para lo cual las cosas fluyen en esa dirección sin yo poner esfuerza de mi parte, ante cualquier acción que quiera hacer, sea ésta pintar, cocinar, escribir, etc.
Entusiasmo proviene del griego enthousiasmós, que significa inspiración o posesión divina.
Enthousiasmós viene de énthous que es una contracción de éntheos, que significa “poseído por un dios”.
Éntheos viene de theós, que significa dios, y del prefijo en, que significa dentro.
En la antigua Grecia, se creía que una persona entusiasmada era poseída por un dios y guiada por su sabiduría y fuerza. Por eso, se pensaba que las personas entusiastas podían cambiar su entorno y tener cosas buenas en su vida.
Sabemos que las personas pueden estar poseídas por un espíritu maligno y porque nos cuesta entender que al elevar intencionalmente nuestros pensamientos a Dios no podríamos quedar poseídos por su Divino Espíritu y en ese estado cambiar el entorno para Bien, mientras que, si bajáramos la frecuencia de los pensamientos, otro sería el que nos poseyera y cosas malas vendrían a nuestra vida.
Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
Escritora/ Escuela de Pensamiento
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