Era el 14 de abril de 2023. El INDEC informaba la inflación de marzo de aquel año. Los precios al consumidor habían subido 7,7% respecto de febrero y 104,3% interanual y acumulaban un alza de 21,7% en el primer trimestre… horrible, como casi toda la performance económica y financiera de aquel Gobierno.
El entonces candidato Javier Milei posteaba lo siguiente casi al mismo tiempo que el INDEC: “REPITAN CONMIGO. La inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario generado por un exceso de oferta de dinero, ya sea por aumento de la oferta y/o caída de la demanda, lo cual hace caer el poder adquisitivo de la moneda, esto es los precios expresados en pesos suben”.
Desde que comenzó su gestión, el Presidente tuvo claro que atacar el flagelo inflacionario era, de buenas a primeras, el principal objetivo… y así se hizo. Todas las maniobras y herramientas a disposición fueron encaradas en ese sentido incluso cuando de ello dependían otros rubros. Se licuaron sueldos y jubilaciones, se enfrió el consumo como pocas veces en la historia argentina y, por sobre todas las cosas, se emitió cada vez menos y se absorbieron todos los pesos de manera de reducir la oferta de dinero.
A la vuelta de estos quince meses de Gobierno la inflación bajó respecto de los niveles de, por ejemplo, marzo de 2023, pero sigue subiendo a un ritmo mensual por encima del 2%. De hecho, la proyección inflacionaria de marzo, que conoceremos a mediados de abril, se presume mayor a la de febrero con alimentos y bebidas no alcohólicas como el rubro de mayor impulso a los precios.
Entonces, si no hay emisión de moneda y si el crawling peg (devaluación mensual) está regulada al 1% mensual, ¿por qué la inflación sigue por encima de los niveles deseados, incluso subiendo por encima de los salarios?
Quizás los dogmas que defiende el oficialismo no son tales, quizás en Argentina el fenómeno inflacionario responde a múltiples factores, como el del “barullo” político, la mala comunicación y las ambigüedades en las que permanentemente cae la dirigencia. Quizás la inflación sea entonces multicausal y requiera de otro enfoque para dejar de ser una preocupación constante.