En una jornada marcada por la desconfianza del mercado y la volatilidad global, el índice Merval se desploma un 9,7%, acompañando la fuerte caída de Wall Street y la creciente aversión al riesgo. A su vez, el riesgo país de Argentina trepa por encima de los 900 puntos básicos, alcanzando su nivel más alto desde noviembre.
El castigo sobre los activos argentinos refleja tanto la incertidumbre económica local como el impacto del deterioro de los mercados internacionales. Dentro del panel líder, las caídas más pronunciadas corresponden a Grupo Supervielle (-13,3%), YPF (-12,6%), Transportadora de Gas del Sur (-11,9%), BBVA (-11,6%) y Banco Macro (-11,5%).
Las acciones argentinas que cotizan en Nueva York también sufren fuertes pérdidas, con el Banco Supervielle cayendo un 14,1%, seguido por BBVA (-12,9%), Banco Macro (-12,9%), Edenor (-12,6%) y Central Puerto (-11,9%). La incertidumbre sobre el rumbo económico local y la falta de definiciones claras por parte del Gobierno agravan la desconfianza de los inversores.
Bonos en caída y riesgo país en su mayor nivel en meses
En el mercado de deuda, los bonos soberanos en dólares registran pérdidas de hasta el 3%, con el Bonar 35 liderando los retrocesos. El AE38D también cae un 2,1%, reflejando el escepticismo sobre la sostenibilidad de la deuda argentina.
El riesgo país, indicador clave para medir la confianza de los mercados, sube 48 unidades y se ubica en 906 puntos básicos, el nivel más alto en casi cinco meses. Este salto representa un obstáculo para la estrategia del Gobierno, que busca recomponer la confianza de los inversores y recuperar el acceso al financiamiento internacional en mejores condiciones.
Guerra comercial entre EEUU y China impacta en los mercados globales
El desplome en los mercados internacionales se debe, en gran medida, a la escalada de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Luego de que el presidente estadounidense Donald Trump impusiera nuevos aranceles, Beijing respondió con una medida similar, imponiendo un gravamen del 34% sobre productos norteamericanos.
Como consecuencia, Wall Street sufre un derrumbe significativo. El Dow Jones retrocede un 3,4% (unos 1.385 puntos), el S&P 500 cae un 4,1% y el Nasdaq se desploma un 4,4%. Los inversores temen que las represalias entre ambas potencias prolonguen la guerra comercial y afecten la economía global.
En Europa, las principales bolsas también operan en terreno negativo. El DAX alemán pierde un 4,77%, el CAC 40 francés baja un 4,4%, el FTSE 100 británico retrocede un 4,60% y el IBEX 35 español cae un 6,30%. En Asia, el Nikkei de Tokio cerró con una pérdida superior al 4%, reflejando el impacto de las medidas comerciales entre las dos mayores economías del mundo.
El agravamiento del conflicto comercial entre Estados Unidos y China genera incertidumbre sobre el futuro de los mercados globales. En Argentina, la falta de señales claras sobre el rumbo económico y la volatilidad cambiaria profundizan la inestabilidad financiera. Con un riesgo país en ascenso y mercados bursátiles en caída libre, los inversores mantienen una postura cautelosa, a la espera de definiciones que devuelvan la confianza en la economía nacional.
Un anuncio que sacudió a los mercados
El reciente “Liberation Day” anunciado por la administración Trump trajo consigo una batería de medidas arancelarias que generaron sorpresa y preocupación en los mercados internacionales. El experto de la sociedad de bolsa Adcap, Jorge Harker, señaló que casi todas las novedades fueron negativas para la economía global, aunque destacó algunos aspectos que podrían abrir oportunidades para ciertos países. En términos generales, las nuevas tarifas comerciales impuestas por Estados Unidos representan un cambio drástico en las reglas del juego para el comercio internacional.
El analista de Adcap explicó que ninguna nación quedó exenta de la aplicación de aranceles, con un piso del 10% para aquellos países que no tenían tarifas previas. A partir de allí, el nuevo esquema contempla subas que llegan hasta el 60%, según cada caso particular. Para Harker, esta medida fue muy mal recibida por los mercados, que comenzaron a interpretar sus implicancias de corto y mediano plazo.
Según detalló el especialista, varios analistas en Estados Unidos identificaron que la fórmula aplicada para determinar los aranceles carece de un enfoque técnico. En lugar de basarse en sectores estratégicos o criterios económicos sólidos, se recurrió a una lógica matemática simple: tomar el déficit comercial bilateral, dividirlo por el total de importaciones y multiplicar el resultado por 0,5. Este enfoque implica que los aranceles reflejan más los flujos comerciales que las particularidades de cada industria.
Harker indicó que esta lógica revela dos objetivos principales detrás de las medidas: por un lado, una estrategia electoralista con la que Trump busca posicionarse como defensor del empleo local y promotor de inversiones en suelo estadounidense; y por otro, un movimiento que apunta a forzar negociaciones bilaterales con cada país afectado para redefinir los términos comerciales.
La recesión como herramienta política
Uno de los puntos más preocupantes del análisis es la posibilidad de que esta política comercial sea parte de un diseño deliberado de recesión. El analista de Adcap indicó que los bonos estadounidenses ya están comenzando a reflejar esta expectativa, con curvas que pricean una desaceleración económica que, hace apenas dos meses, parecía improbable.
Para Harker, el trasfondo de esta estrategia es provocar una baja de tasas por parte de la Reserva Federal. Según su visión, el objetivo final sería lograr una economía “reseteada”, con un financiamiento de deuda a largo plazo más accesible, algo inviable con los niveles actuales de tasas de interés. Sin embargo, advirtió que una recesión, aun si es breve o moderada, inevitablemente traerá consigo los problemas típicos asociados a este tipo de ciclos.
Las proyecciones actuales ya muestran una probabilidad de recesión superior al 70% en algunos modelos. En este contexto, el experto de la sociedad de bolsa remarcó que las decisiones de política comercial estadounidense podrían tener consecuencias más amplias de lo que inicialmente se esperaba.
Además, el impacto sobre China no debería subestimarse. Si bien el objetivo declarado de Trump podría haber sido aislar a la economía asiática, Harker planteó que este movimiento puede volverse en contra a largo plazo. Según su análisis, es probable que muchos países comiencen a alinearse con China para establecer nuevas vías de comercio y cooperación económica como respuesta al endurecimiento de Washington.
Fuente: iProfesional