El sector maderero de Misiones atraviesa un momento de profunda preocupación, marcado recientemente por el cierre de un importante aserradero y la inquietante demora de la reapertura de otro, generando incertidumbre entre trabajadores y empresarios del rubro. La situación se da en un contexto de dificultades económicas a nivel nacional y particularidades que afectan directamente a la producción y comercialización de madera en la región.
Teniendo en cuenta esto, en los últimos días se confirmó el cese de actividades del Aserradero Diesel de Eldorado, lo que dejó alrededor de 20 trabajadores sin su fuente de empleo.
Mientras que el Aserradero Aguilar ubicado en Nueve de Julio, aún no pudo retomar sus actividades desde el 2024, es decir, aún no están cortando madera debido a la crisis que se está gestando en el sector maderero.
En ese sentido, Enrique Bongers, presidente de la Asociación Maderera, Aserraderos y Afines del Alto Paraná (AMAYADAP) habló con PRIMERA EDICIÓN sobre la situación de la industria forestal en el contexto económico nacional. Explicó que el sector forestoindustrial viene sufriendo una crisis con un mercado interno totalmente planchado debido a la paralización que hizo el Gobierno nacional en la obra pública, que es el motor que más consume madera. Además, agregó que “hay un mercado externo que hoy nos pone en lugar de desventaja por los costos de logística que manejamos a nivel provincial”.
En esa línea, manifestó que las industrias toman medidas de ajuste para atravesar la situación, como reducción de horas de trabajo o, en los casos más extremos, el cese de actividades. “Ya veníamos bajando horas como para sostener a los empleados. Tenemos un aserradero de la zona de Eldorado que tuvo que bajar su producción para finalmente cerrar la empresa y otro más en Nueve de Julio que desde el año pasado, aún no pudo retomar sus actividades de corte de madera”.
“El sector está muy preocupado, hoy los aserraderos están con capacidad ociosa del 50%”, dijo.
Diversos factores afectan a esta crisis, tienen que ver con la retracción del mercado interno, producto de la difícil situación que atraviesa el país y que impacta directamente en la demanda de madera para la construcción, la fabricación de muebles y otros usos industriales. La menor capacidad adquisitiva de la población se traduce en una menor demanda de estos productos, afectando las ventas de los aserraderos y las empresas madereras.
A esto se suma la pérdida de competitividad en el mercado externo. Si bien algunas empresas misioneras intentaron mantener sus exportaciones, a su vez se enfrentan a un escenario complejo debido a factores como el tipo de cambio y los costos de flete, que en muchos casos hacen que la exportación sea poco rentable, especialmente para los aserraderos del norte de la provincia.
Otra de las preocupaciones de la forestoindustria es el aumento de los costos de producción que incluye la energía, los insumos y la presión tributaria nacional. Estos incrementos, sumados a la caída de las ventas, desgastan la rentabilidad de las empresas del sector, especialmente de las pequeñas y medianas, que representan la mayor parte del tejido productivo maderero provincial.
Ante ello el presidente de la AMAYADAP contó: “Estamos solicitando al Gobierno provincial la posibilidad de extensión y retención de Ingresos Brutos Misiones para los que tienen saldos a favor, que tiene que ver directamente con la liquidez de las empresas. También hacemos reclamos en el sector de energía ya que no estamos en un contexto inflacionario como lo estábamos meses atrás”.
Las políticas económicas a nivel nacional generan inquietud en el sector debido a que la eliminación de aranceles a la importación de productos madereros, sin medidas compensatorias a nivel local, abre la puerta a la llegada de productos importados a precios competitivos, lo que podría agravar aún más la situación de la industria nacional.
“Muchos de los reclamos que van a nivel nacional son porque hoy tenemos un dólar planchado y lo que vemos desde el sector es que esto no va a cambiar a futuro, a pesar de que hayan políticas tanto nacionales como provinciales que se pueden bajar a la forestoindustria”, señaló Bongers.
Desde las cámaras empresarias y los sindicatos se insiste en la necesidad de un diálogo público-privado para encontrar soluciones que permitan reactivar la actividad, proteger los puestos de trabajo y garantizar la sostenibilidad de la industria maderera, un sector clave para la economía provincial y motor de desarrollo para la región.