En un contexto de creciente tensión y descontento en el sector yerbatero, el productor y referente agrario misionero Hugo Sand, expresó con dureza su preocupación por las recientes políticas del Gobierno nacional que -según sostiene- están llevando al borde del colapso a miles de pequeños productores en la tierra colorada, en medio de lo que calificó como “inacción” o “pasividad” de las autoridades provinciales.
En diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, Sand habló de una mezcla de “gran indignación y gran tristeza” al referirse a las consecuencias de la desregulación del mercado de la yerba mate impulsada por el gobierno de Javier Milei, el último de cuyos capítulos se conoció este mismo lunes con la eliminación de los “topes” anuales de plantación de yerba, que existían para evitar la superproducción.
Según explicó Sand, esta medida favorece a las grandes plantaciones y pone en jaque la subsistencia de los pequeños colonos. “Creo que es una irresponsabilidad muy grande de Milei y me llama la atención que el Gobierno de Misiones no dice absolutamente nada”, señaló.
El referente agrario de la Zona Centro advirtió que el movimiento en los secaderos es notablemente menor que en años anteriores, y describió una ecuación económica alarmante: se paga $100 por kilo de hoja verde puesta en secadero, de los cuales $60 se destinan al tarefero, $40 al fletero, y “el colono no se sabe cuándo va a cobrar”.
Por eso, desde el Cruce Karabén, donde los productores mantienen una carpa de protesta desde hace casi dos meses, instan a los productores a no entregar la cosecha. “Recomendamos, solicitamos, rogamos a los colonos que no entreguen la yerba porque esto no tiene solución así”, afirmó.
Aunque también aclaró que el problema no se resuelve simplemente no cosechando: “Necesitamos trabajar dentro de un marco legal, que es la ley de creación del Instituto Nacional de la Yerba Mate. Ese marco fue destruido por Milei con el beneplácito de diputados y senadores provinciales”.
Sand no dudó en señalar que se trata de un problema político de fondo. Según su visión, hay un proyecto en marcha para desplazar al pequeño productor y concentrar la producción: “Vienen por la tierra, vienen por la yerba de los colonos. Esto está escrito, no lo estoy inventando”, advirtió.
Recordó al respecto documentos históricos como el Plan Misiones del año 2000, que proponía un modelo basado en turismo, energía y forestación, dejando en segundo plano a la agricultura familiar.
El avance de la mecanización también preocupa: según explicó, ya hay unas 70 cosechadoras en Misiones y el norte de Corrientes. “Cada máquina desplaza alrededor de 10 a 15 familias de tareferos”, advirtió, señalando que de las 15.000 familias que actualmente trabajan en la cosecha, podrían quedar apenas 3.000 en actividad.
Además del impacto social, Sand alertó sobre las consecuencias ambientales, ya que las nuevas plantaciones mecanizadas implican mayor uso de herbicidas y fungicidas: “Todo lo que sea ‘cida’ es muerte, y eso va a envenenar la hierba”. También denunció la destrucción de vertientes y el desplazamiento de familias rurales.
En cuanto a la calidad del producto, sostuvo que podría alterarse: “Posiblemente va a cambiar el gusto porque la máquina no selecciona como las manos del hombre y la mujer. Va a cosechar brotes tiernos. Pero el gusto se acomoda. Lo grave es otra cosa”.
Sobre el futuro, no fue para nada optimista: “Año más, año menos, va a ir cambiando el paisaje agrario”, advirtió. Y alertó sobre el peligro de perder no solo tierras, sino saberes: “Un agricultor sabe arreglar una goma, castrar un animal, criar abejas. Una vez que se pierde un colono, ya nunca más se va a recuperar”.
En ese contexto, Sand hizo un llamado a no vender las chacras: “Si ustedes llegan a vender, sus hijos, sus nietos, jamás podrán ser dueños de la tierra”. También puso en valor el rol de los pequeños productores en la preservación de la biodiversidad: “En las chacras todavía tenemos retazos de monte, capueras que cicatrizan el bosque. Los grandes productores tienen monocultivos y eso es tóxico para todo”.
Concluyó con un mensaje contundente: “Estamos levantando una bandera de protesta y diciéndole a ese monstruo grande que pisa fuerte que a nosotros nos duele lo que nos están haciendo”.