PUERTO ESPERANZA. Policías, amigos, vecinos, familiares. Todos buscaban hasta anoche a Miguel Ángel Rojas (23), el nombre más escuchado por las calles de Puerto Esperanza en las últimas horas. El joven remisero desapareció sin dar aviso el lunes por la tarde y su paradero es un misterio que mantiene en vilo a toda la localidad.El último dato que se tiene del joven trabajador del volante provino de testigos que lo vieron al mando del Peugeot 405 bordó con el que se ganaba la vida. Iba acompañado de dos pasajeros desconocidos por los vecinos de la zona, cuestión que alimenta la peor de las teorías.Por eso, al cierre de esta edición continuaba la búsqueda de civiles y de uniformados de la comisaría local y de Investigaciones de la Unidad Regional V, con asiento en Puerto Iguazú, con el fin de dar con Rojas.Sin noticias del jovenLa denuncia fue radicada por el padre del muchacho, de 44 años, quien sin más datos de su hijo se acercó ayer a la comisaría de Esperanza y relató lo sucedido.Según el progenitor, alrededor de las 15 del lunes 24, el remisero recibió un llamado telefónico a su celular en el que le solicitaban un viaje. Rojas partió sin dar mayores detalles a sus familiares. Esa fue la última vez que lo vieron en su casa.El testimonio de testigos le permitió a la Policía reconstruir un poco más allá de la llamada. Al parecer, el chofer se subió a su Peugeot 405 bordó matrícula ACF-876 y “levantó” a dos pasajeros que lo esperaban en algún lugar de la localidad. La primera hipótesis indicaría que Rojas se dirigió hasta la Terminal de Ómnibus, donde comunmente se apostaba a la espera de clientes.De una u otra manera, los últimos en verlo habrían sido empleados de una conocida estación de servicio de la localidad, hacia donde el remisero se habría dirigido para cargar el tanque.Fuentes policiales aseguraron que Rojas iba acompañado de dos masculinos “desconocidos” para los vecinos de la zona, arista que genera aún mayor incertidumbre y que alimenta las hipótesis más pesimistas sobre el paradero del trabajador del volante.De todas maneras, la Policía hasta anoche no descartaba ninguna posibilidad y seguía trabajando en el hecho para encontrar a Rojas, quien vivía junto a su familia en el barrio Esperanza I y adonde lo esperaban sus cercanos para recibir la navidad, aunque jamás regresó.Efectivos de la comisaría y del Comando Radioeléctrico local, de la dependencia de Wanda, de Investigaciones de la Unidad Regional V y hasta de Gendarmería Nacional trabajaban hasta ayer con el fin de resolver el misterio que paraliza a Puerto Esperanza. A un año, una triste coincidenciaAl respecto, una triste coincidencia se da hoy en relación a la desaparición de Walter De Melo (26), otro joven remisero oriundo de Bernardo de Irigoyen al que “se lo tragó la tierra” hace exactamente un año para no aparecer hasta hoy.De Melo fue visto por última vez cerca de las 22 del 26 de diciembre de 2011 en Bernardo de Irigoyen, donde vivía junto a su madre.La mujer le contó a la Policía que su hijo le avisó que cruzaría la frontera a Dionisio Cerqueira (Brasil) para realizar un viaje.El remisero partió a bordo del Volkwsagen Country de su propiedad, con el que todos los días llevaba adelante su labor, pero nunca más volvió. Hecha la denuncia, efectivos de la Policía de Misiones y de las fuerzas brasileras buscaron por meses al chofer, pero sólo hallaron el automóvil con manchas de sangre, y nada más.Hasta el momento, no hubo mayores novedades de De Melo y los investigadores no descartan ninguna teoría.
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