TEL AVIV, Israel (AFP-NA). Los israelíes se aprestan a renovar en las legislativas hoy el mandato del primer ministro conservador Benjamin Netanyahu, que podría sin embargo verse en dificultades para formar una coalición estable de gobierno ante el afianzamiento de formaciones ultranacionalistas en detrimento de su propio electorado.Unos 5,6 millones de empadronados fueron convocados a las urnas bajo estrictas medidas de seguridad.Según encuestas publicadas el viernes, el Likud de Netanyahu y su aliado Yisrael Beitenu, del dirigente ultranacionalista Avigdor Lieberman, obtendría de 32 a 35 escaños de un total de 120 en la Kneset (parlamento unicameral). Ese resultado le permitiría mantenerse como primera bancada, aunque con una seria merma respecto a los 42 diputados con que cuenta en la legislatura saliente.El principal beneficiario de esa erosión sería un nuevo partido ultranacionalista religioso, Hogar Judío, de Naftali Bennett, cercano a los colonos, que se convertiría en la tercera fuerza política, con unos quince escaños frente a apenas tres en la actualidad.En segundo lugar llegaría el centrista Partido Laborista, con diez a trece escaños. En el mismo arco político se sitúan Yesh Atid, con diez a trece curules, y Hatnuá (Movimiento), de la exministra de Relaciones Exteriores Tzipi Livni, con siete a ocho escaños.En cualquier caso, todos los sondeos dan la mayoría al bloque derecha/ultraderecha frente a las formaciones moderadas, que no consiguieron unirse. Y “Bibi Netanyahu”, en tanto que líder de la principal lista, tiene así la seguridad casi absoluta de obtener un tercer mandato.Los políticos y los observadores prefiguran una coalición integrada por el Likud-Beitenu, Hogar Judío y otros partidos ultraortodoxos, sin excluir la adhesión de los centristas de Yesh Atid y del grupo de Livni.Esa coalición sumaría de 75 a 80 diputados y sería quizá la más derechista de la historia del Estado de Israel. Ese giro representa “sobre todo una victoria de los colonos, que se convirtieron en la fuerza ideológica dominante del país”, resumió Shalom Yerushalmi en el diario Maariv.La cercanía ideológica no garantiza sin embargo la estabilidad política, sobre todo para un Gobierno que se verá confrontado desde el primer día a graves desafíos internos e internacionales.El universitario Emmanuel Navon, que figura en la lista electoral del Likud, estimó el domingo, en un debate de campaña, que Netanyahu podría convertirse en “rehén de una coalición inestable” y que semejante alianza “no durará más de un año y medio”.Netanyahu deja una economía en buen estado, aunque en 2012 se vio confrontada a una disparada del déficit presupuestario, que duplicó las previsiones y llegó al 4,2% del PIB.Para reabsorberlo, deberá imponer severos recortes, prestando el flanco a las críticas de los laboristas, que centraron su campaña en la defensa del nivel de vida de la clase media y de las conquistas sociales en materia de vivienda y educación.
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