POSADAS. “¡Ah! Me vio la cara, ahora me va a reconocer”, dijo uno de los ladrones. Los delincuentes habían hecho inteligencia y no esperaban a nadie ayer a la mañana, cuando entraron a robar en un departamento del centro de la ciudad. Quizás por eso, debieron “improvisar” y maniatar a la joven pareja que acababa de llegar para llevarse la caja fuerte del lugar, donde guardaban 50 mil pesos que habían recibido en su casamiento.Las víctimas fueron una joven de 26 años y su marido, de 29. La pareja vive en Encarnación y estaba de visita en el departamento del padre de la muchacha, sobre calle San Luis, al que llegaron después de realizar unos trámites y donde descubrieron a dos de los ladrones.“Mi hija vio la puerta semiabierta y pensó que era su cuñada, pero ahí aparecieron los dos delincuentes, uno armado, y comenzó todo”, le contó a PRIMERA EDICIÓN en diálogo exclusivo Ysolino García (55), propietario del inmueble donde todo ocurrió.Pese a que fueron maniatados, los jóvenes pudieron liberarse y desde el balcón alcanzaron a ver cómo el dúo de malvivientes escapaba junto a un cómplice a bordo de un Fiat Uno blanco. La Policía busca ahora ese vehículo.En el momento equivocadoEl violento atraco se registró alrededor de las 7.30 de ayer en el departamento E del sexto piso del edificio “San Luis”, sobre la calle homónima, a la altura del 2430, en pleno centro posadeño.Allí viven García y su mujer, propietarios de una verdulería emplazada cerca de la rotonda de acceso a Posadas. Debido a esa labor, Ysolino y su esposa todos los días se levantan temprano y se trasladan hasta el Mercado Central. Ayer, como siempre, abandonaron el lugar alrededor de las 4.El comerciante supone que los malvivientes sabían de sus movimientos y por eso decidieron dar el golpe alrededor de las 7, sin imaginar jamás que serían descubiertos por la hija de García y su esposo, casualmente de visita.“Mi hija y su marido habían salido a hacer unos trámites, pero como en donde debían atenderlos recién abren a las 8.30 por el verano y las vacaciones, decidieron regresar y preparar unos mates”, explicó García a este medio.Los jóvenes no notaron nada extraño al ingresar al edificio. Sin embargo, cuando llegaron al departamento, descubrieron que la puerta estaba entreabierta y que había mucha agua en el piso.“Ella entró pensando que su cuñada estaba adentro y había dejado la puerta a medio cerrar. Entonces apareció uno de los delincuentes y enseguida otro, armado con una pistola”, recordó García sobre el relato de la muchacha.Según contó el verdulero, fue en ese momento que uno de los ladrones se percató de que tenía la cara descubierta e intentó cubrírsela con la remera que llevaba puesta. El otro, en cambio, prefirió continuar con el rostro desnudo.Bajo amenazas y con una pistola -que Ysolino sospecha sería calibre 11.25, cromada- la dupla delictiva redujo a la pareja. Al joven lo maniataron con un alambre; a la muchacha, en cambio, con una cortina que tomaron del lugar. “Los encerraron en una pequeña antesala y uno fue por la caja fuerte, que estaba en el placard, en una habitación. La pusieron en una conservadora de sesenta litros que yo justo había utilizado la noche anterior y se fueron”, contó el verdulero.En el macizo, García guardaba unos 50 mil pesos en efectivo que había recibido su hija y el marido como regalo de casamiento de sus invitados, en septiembre pasado. Con esa plata, tenían previsto realizar algunos arreglos y comprar electrodomésticos para su casa. Parte de las ilusiones de la joven pareja se esfumaron ahora junto al dinero.Pero además, como si se hubieran empecinado con la unión de los jóvenes, los malandras también se llevaron las alianzas y una cadena de la joven, junto con la llave del automóvil Toyota de la pareja.La fuga de los delincuentes parecía perfecta, pero no contaban con la audacia de sus víctimas, que en segundos lograron liberarse y corrieron hasta el balcón. “Mi hija se sacó las zapatillas y, así, logró sacarse las ataduras y liberar a mi yerno. Desde ahí vieron cómo los dos ladrones subían la conservadora con la caja fuerte en un Fiat Uno blanco que era manejado por un tercer delincuente, que hizo de ‘campana’. El automóvil escapó por San Luis en dirección al centro”, contó Ysolino sobre la huida.Después de sufrir minutos de incertidumbre y al recomponerse del shock, los jóvenes dieron aviso a García y a la Policía. Enseguida llegaron al lugar efectivos de la Dirección Criminalística, que recabaron huellas y otros elementos de valor para la causa. También trabajaron uniformados de la comisaría seccional Primera, por jurisdicción, y de Investigaciones.Según le contaron las víctimas a la Policía, uno de los malvivientes era de estatura baja, tenía barba candado, ojos claros y entre 20 y 25 años. El otro, en cambio, era más alto -cerca de 1.75 metros- y de unos 35 años. “Ambos hablaban con acento local, eran bien misioneros”, agregó el dueño del departamento.En la tarde de ayer, mientras la familia García reordenaba el departamento, encontraron una barreta de hierro -la popularmente “pata de cabra”- y un destornillador, elementos con los que los malvivientes aflojaron la cerradura y posteriormente forzaron la puerta para ingresar al departamento. La duda ahora pasa por saber cómo lograron entrar al edificio que, sospechan los García, vigilaban desde hace un buen tiempo.
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