GARUPÁ. “La idea principal de la escuela es conjugar las tareas curriculares con los trabajos en los talleres”, así definió la modalidad de trabajo que procuran los docentes para cada jornada el director de Instituto de Enseñanza Agropecuaria 7, Horacio Biondi, quien recibió a PRIMERA EDICIÓN y recorrió las instalaciones del establecimiento que está ubicado en Santa Inés y que es de nivel secundario, de educación técnica pública y gratuita. Los alumnos asisten en jornada completa, por la mañana cursan materias como Lengua, Matemática, Historia, Geografía, etc, y luego, por la tarde, se desarrollan los talleres de formación Técnica. Prácticas Agrícolas, Prácticas Pecuarias, Electricidad y Carpintería, Industrialización de Productos Agropecuarios, Producción Hortícola, son algunas de las actividades que realizan los estudiantes en el Campo de Práctica, que está frente a la institución y que es ocupado de manera ocasional, ya que terreno es donado especialmente para estas actividades por una familia de apellido López. Al mediodía los estudiantes que deseen pueden quedarse a almorzar, ya que hay un comedor disponible para todos. “En realidad la mayoría se queda y luego continúa con sus actividades, porque es muy difícil que vuelvan a sus hogares y después otra vez al colegio”, indicó el director del establecimiento. El IEA 7, como se lo conoce en la zona, tiene tan sólo 18 meses de existencia y en dos ciclos lectivos completos ya aumentó un 200% la matrícula. Biondi explicó que sin la ayuda de la Municipalidad local no “hubiéramos conseguido todo lo que tenemos. Desde la Comuna nos ayudan mucho, tenemos un CAPS al lado de la escuela, ellos también pagan a las cocineras y la limpieza”. Además, en el último discurso, durante la apertura del ciclo lectivo escolar de este año, el intendente local, Luis Ripoll, anunció la futura construcción de un nuevo edificio para el Instituto. “Sin embargo no queremos quedarnos solamente con eso, porque son muchas las necesidades que tenemos en la escuela. Es más, en estos momentos estamos construyendo dos aulas más porque la matrícula excedió nuestras expectativas”, señaló Biondi. Sobre los comienzos, el director detalló con orgullo que “comenzamos a trabajar el 1 de junio de 2011, en ese entonces solamente contábamos con 36 alumnos y para nosotros esa es nuestra fecha de inicio, más allá de los papeles, nuestro primer día de clases fue ese día, con todos chicos de la zona. Luego, un año después ya tuvimos a 120 inscriptos y este año hemos recibido a 245 estudiantes. Además, tenemos a unos treinta chicos en lista de espera”. Biondi dijo: “Hay padres que todos los días llaman para saber si pueden inscribir a sus hijos o incluso algunos ya nos piden que les reservemos el lugar para el año que viene”. Ahora la escuela está en un galpón municipal de enormes medidas, donde están distribuidos los tres cursos (en primer año hay tres secciones, en segundo dos y en tercero sólo una). “Por suerte no tenemos grandes dificultades con los chicos, a pesar de que nos falta infraestructura. Organizamos de esta manera: los cursos más chicos tienen clases de las materias por la mañana, mientras que los de tercer ciclo tiene sus actividades en el taller y la modalidad cambia por la tarde”. En sus comienzos, la escuela solamente daba clases en una habitación contigua a la delegación municipal, que está al lado del galpón y donde aún funciona la cocina del comedor y la biblioteca escolar. Formación y oficioLos chicos que egresan del IEA 7, al sexto año, lo hacen con el título de Técnico en Producción Agropecuaria. “Cuando pensamos y creamos la escuela lo hicimos viendo que había alrededor y que era lo más conveniente para enseñar, por eso junto al intendente local y algunos colegas decidimos abocarnos a lo agropecuario”, expresó el docente a cargo de la institución que alberga casi en su totalidad a los chicos de los barrios de Garupá, sin embargo hay un pequeño porcentaje de estudiantes que proviene de Miguel Lanús, Los Paraísos y Candelaria. Un dato más que importante es que el colectivo urbano ahora llega hasta la puerta de la escuela y esto se debe a una buena gestión de los directivos del establecimiento, “ya que golpeamos puertas y por suerte los chicos pueden venir a la escuela sin tener que caminar, porque los deja en el ingreso”, dijo el director. Según comentó Biondi, los estudiantes deben pagar una cooperadora (50 pesos), pero como en toda escuela nueva y de esta modalidad hay excepciones. “Si algunos de los chicos no pueden pagarla, no se les cobra, pero hacen una compensación en los talleres, donde colaboran en las distintas actividades”, manifestó el director del establecimiento. Talleres en el Campo de PrácticaEl coordinador del área productiva de la institución es Jorge Luis Vaca, quien también recorrió las instalaciones con este diario y en una conversación aseguró: “En primer año tenemos todo lo referido a Parques y Jardines, es todo parquización del predio, con diferenciación de parque y jardín. Además se producen plantines”. “En tanto, en la parte de huerta los chicos trabajan en este lugar y luego van cosechando. Ellos mismos se encargan de cosechar, llevar, lavar y preparar una ensalada para completar el almuerzo, con esto lo que buscamos es incentivar el consumo de frutas, verduras, es decir, una alimentación sana”, indicó Vaca. Luego, continuó contando el docente que “en el taller rural se da Carpintería y Electricidad, en este caso lo básico, para que los estudiantes tengan pequeñas nociones de cada oficio. En Carpintería se producen cajitas para los dulces, porta lapiceras y recuadros para las fechas especiales, como el Día de la Madre, del Padre y demás”. “Lo principal es trabajar en conjunto con todos los profesores. Por ejemplo, para Matemáticas se utiliza el campo para hacer cálculos de superficies, cuántas plantas se pueden poner por metro cuadrado, o sea, es un trabajo integral, nunca pensamos en dos modalidades distintas, sino que la parte didáctica tiene que estar integrada con los talleres, es decir, se conjuga la práctica con la teoría”. “Los chicos de segundo año ya hacen la elaboración de dulces, se planta rosella, se produce, se cosecha y luego se industr
ializa en un pequeño lugar que tenemos acondicionado especialmente para todo este proceso. Empezando por la conservación de la fruta, la limpieza, la elaboración y luego sale a la venta, además de probarla, obviamente”, señaló el encargado del áreaLos dulces son comercializados porque ese dinero se invierte en comprar frascos, azúcar y también algunas frutas (naranjas, mandarinas), ya que el espacio físico para el plantado no es suficiente. “Todo es natural, artesanal, sin conservantes ni colorantes”, aseveró. Por otra parte, “los chicos de tercer año cuentan con talleres de producción de plantas en viveros, para lo cual ya contamos con el invernadero que nos hizo el Ifai y nosotros, con los estudiantes, estamos haciendo todas las mesas de adentro. En cada uno de los talleres se trabaja en conjunto con todos los docentes y alumnos”, comentó Vaca. ComedorLa escuela brinda todos los días el almuerzo a los alumnos, para ello recibe una partida del Ministerio de Educación, sin embargo, pocas veces alcanza. Cada uno de los docentes aporta. “Los chicos comen bien, de eso no podemos quejarnos. En los primeros meses de existencia, como no había partida económica para el comedor y a los docentes nos resultaba más cómodo comer acá, decidimos aportar cada uno un poco más y hacer una comida general. Es lo mismo que ocurre en todas las escuelas de esta modalidad”, indicó el director y recordó que en ese entonces podían hacerlo porque eran pocos estudiantes, “entonces cocinábamos para todos. Hoy en día sería imposible sin el aporte del Ministerio y de la Comuna, porque son casi 250 estudiantes”.
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