ROMA, Italia (AFP-NA). Los cardenales se reunieron ayer por última vez antes de aislarse en la capilla Sixtina para empezar el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, en medio de rumores y pronósticos sobre quién será el próximo Papa.En esta última “congregación general”, los purpurados abordaron el delicado tema de las finanzas del Vaticano, indicó el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.El camarlengo Tarcisio Bertone (encargado de dirigir la iglesia hasta la elección del nuevo Papa) presentó un “breve informe” sobre el Banco del Vaticano -el Instituto para las Obras de Religión, IOR- y sobre su integración en el sistema internacional Moneyval de lucha contra el blanqueo de dinero, explicó el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi.El IOR, con un patrimonio estimado de 5.000 millones de euros, se comprometió a cumplir las normas europeas de lucha contra el blanqueo, aunque sin obtener hasta ahora el visto bueno de la comisión europea de supervisión.Pero esas cuestiones no representarán “el criterio principal para elegir al Papa”, puntualizó Lombardi.No le será fácilDe hecho, el pontífice que surja del cónclave asumirá las riendas de una Iglesia con problemas acuciantes, como la secularización creciente de Occidente y los escándalos de corrupción o de encubrimiento de abusos sexuales a menores.Sea quien sea el elegido, deberá ser a la vez un administrador, un políglota, un hombre carismático y un pastor, capaz además de responder a las acusaciones de corrupción de la Curia (el gobierno de la iglesia) tras el escándalo “Vatileaks” de filtración de papeles secretos.Además, por primera vez en la historia moderna, deberá convivir con un “Papa emérito” tras la histórica renuncia de Benedicto XVI “por falta de fuerzas” tras ocho años de pontificado. El Vaticano indicó por otra parte que Georg Gänswein, su secretario particular, participará en la ceremonia de entrada del cónclave en su calidad de prefecto de la Casa Pontificia.El futuro de la Iglesia Católica está ahora en manos de los 115 “príncipes de la Iglesia” con derecho a voto (por tener menos de ochenta años), mayoritariamente conservadores, de los que sesenta son europeos (28 italianos), 19 latinoamericanos, 14 norteamericanos, 11 africanos, 10 asiáticos y un australiano.¿Otro Papa no italiano?La hipótesis de otro Papa extranjero, después de Karol Wojtyla y de Joseph Ratzinger, se abre paso desde hace días en todos los ambientes. Una encuesta realizada el sábado por el diario milanés Il Corriere della Sera entre ocho vaticanistas y estudiosos de la Iglesia, arrojaba un resultado bastante revelador. El candidato más votado era el actual arzobispo de Boston, Sean O’Malley, de 68 años, seguido por el arzobispo de São Paulo, Odilo Pedro Scherer, de 64. Angelo Scola, de 71, el papable italiano mejor situado, quedaba tercero.Pero, ¿cómo encajaría la complicada Curia romana a un capuchino como O’Malley que, pese a ser políglota, no habla un buen italiano? Con la ayuda de un secretario de Estado local, apuntan los medios de comunicación italianos. Lo ideal es que el Papa tenga un perfil de pastor, una intachable biografía y autoridad personal, pero necesita la ayuda de un italiano que conozca al dedillo los intríngulis del Gobierno vaticano y no caiga en la trampa de sus complicados códigos.Los errores de Benedicto XVI, que colocó como número dos al cardenal Tarcisio Bertone y provocó una verdadera rebelión en la Curia, demuestran que la nacionalidad no lo es todo. Al contrario, puede ser un inconveniente. Pero la historia es la historia y en el último siglo, aunque ha habido dos papas no italianos, los secretarios de Estado han sido abrumadoramente locales, con la excepción del francés Jean-Marie Villot, mano derecha de Pablo VI.Sea quien sea el próximo, puede que veamos a su lado, por un tiempo, a Bertone. El Vaticano no se precipita en los relevos. Ratzinger mantuvo un año al portavoz vaticano de su antecesor, el español Joaquín Navarro-Valls, y más de dos, a su secretario de Estado, Angelo Sodano.Por fortuna, Bertone ha cumplido ya 78 años, superando en tres la edad de jubilación. Un detalle que facilitará un rápido relevo y la elección de un nuevo vicepapa de entre la larga lista de candidatos. Por motivos no del todo comprensibles, los vaticanistas italianos apuntan el nombre de Leonardo Sandri, un cardenal argentino con larga experiencia en la Curia, muy próximo a Sodano, como el ideal para asistir en la ardua tarea a un papa extranjero. Sandri, grueso y con aspecto de párroco bonachón, es diplomático de la Santa Sede. Benedicto XVI lo hizo cardenal y le encargó la dirección de un ministerio de cierta proyección política, el que se ocupa de las iglesias orientales. Pero su poder emana más bien de los casi ocho años en los que fue sustituto de la Secretaría de Estado, a las órdenes de Sodano.Los cálculos se irían a pique si el elegido fuera uno de los dos italianos que más suenan, el propio Scola o el ministro de Cultura del Vaticano, Gianfranco Ravassi, lombardo de setenta años. O si, como apuntan otros, la tiara pontificia recae en el brasileño Odilo Pedro Scherer, con perfil de pastor y al frente de la mayor diócesis católica del mundo, la de São Paulo, que pertenece al poderoso comité de vigilancia del Instituto para las Obras de Religión (IOR), la famosa banca vaticana. “Fuera todos”, que comienceLos cardenales se trasladarán hoy, desde las 7 (hora local), a la Casa de Santa Marta, la residencia durante el cónclave. A las 10 tendrá lugar la misa “Pro eligendo Romano Pontifice”, presidida por Angelo Sodano.A las 15.45 los cardenales, vestidos de rojo, se desplazarán a la capilla Paolina y de allí, en procesión, hacia la capilla Sixtina. A las 16.45 pronunciarán el juramento solemne de secreto, al que sigue el “Extra Omnes” (“Fuera todos”), las palabras con las que el maestro de ceremonias ordena a todas las personas ajenas al ritual abandonar el lugar.Tras escuchar la meditación del cardenal Prosper Grech, los purpurados procederán a la primera y única votación del primer día de cónclave.Al igual que los cardenales, el personal auxiliar del cónclave (unas noventa personas, entre las que hay doctores, sacristanes, enfermeras y un conductor de autobús) juró solemnemente ayer guardar secreto sobre todo lo que verán durante las deliberaciones.A partir del segundo día, los purpurados votarán dos veces po
r la mañana y dos veces por la tarde. Si no se alcanza un acuerdo, las papeletas se queman en una estufa instalada en la misma capilla y la chimenea desprende humo negro.Si el resultado es positivo, la chimenea desprenderá humo blanco, lo que anunciará la elección de un nuevo Papa. En ese momento las campanas de la basílica de San Pedro y de toda Roma empezarán a redoblar.





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