POSADAS. La normativa Whiskerías Cero, la no tolerancia a la explotación sexual y el castigo a los clientes serán algunos de los debates que sin duda marcarán la agenda jurídica de esta ciudad en un año político. El Estado ciertamente está mostrando posición, primero que nada con la derogación de la ordenanza, que por 35 años, de alguna manera, “organizó” en la Capital provincial una suerte de prostitución solapada en whiskerías y cabarets. No obstante, tras el enfoque de algunas opiniones recogidas por PRIMERA EDICIÓN, para introducir a sus lectores al debate, quedó claro que las normativas no podrán ser nunca el único elemento que permitirá llevar adelante una lucha real contra las prácticas prostituyentes. Para ahondar en los lineamientos teóricos y permitir una reflexión analítica respecto de la prostitución y la explotación sexual, este diario entrevistó a la antropóloga social, Lidia Schiavoni, quien ha realizado varios estudios de investigación al respecto (ver recuadro). “En las historias de vida de mujeres prostituidas, la conclusión es que la prostitución no fue su primera opción. Fue el recurso residual ante la falta de oportunidades para generar ingresos. Puedo entender que es un mercado donde una mujer puede lograr ingresos cinco veces mayores que como empleada poco calificada; pero lo que no dejo de pensar es qué pasa con una sociedad que es incapaz de generar otros espacios de inclusión. Entonces el alerta también debe estar puesto cuando pensamos en la calificación, en las oportunidades educativas y en los espacios de expresión”, fue la mirada de esta investigadora, quien también puso énfasis en que debe haber castigo para los clientes.¿Qué le parece la iniciativa del Ejecutivo para promover una norma en Posadas para multar a los clientes de la explotación sexual?Aquí solo se castiga al cliente cuando se lo encuentra con menores o cuando las mujeres denuncian algún tipo de agresión muy contundente y el personaje es localizado, porque sino el cliente pasa desapercibido.En los allanamientos que se hacen en las casas de citas se detiene al facilitador, al explotador, al administrador del boliche, a las mujeres que son rescatadas o recuperadas y es como si no hubiera clientes que estuvieran participando allí. Estos personajes desaparecen como si la complicidad del acto no tuviera nada que ver. Desde la línea de que no hay un “ejercicio” sino prácticas prostituyentes, donde las mujeres siempre son sometidas, y ¿qué pasa con el cliente? Sin dudas no es la virgen María, primero: ¿qué pasa con un sujeto que necesita pagar para obtener cierto tipo de placeres? Algo está cruzado. Entonces,el cliente tiene que ser castigado porque es el que habilita el mercado. Si no hubiese demanda, no habría oferta. Muy sencillo. Lo que ese sujeto paga, o las condiciones o los permisos que se da en las prácticas sexuales, siempre resultan superadores de lo que incluye la tarifa acordada.¿Sirve de algo que solo esto se contemple en Posadas y que en municipios vecinos, todavía la legislación no contemple estas medidas?Me parece muy saludable que un municipio diga desde su legislación “estas prácticas no se aceptan, para ir creando y fortaleciendo ciertas posiciones y señalando como atípicas o no razonables a otras. No podemos llegar al todo si no empezamos por algo. Ojo, la posibilidad de que esto se revierta no pasa solo por el control que pueda hacer el Estado. En última instancia, éste asume que no va a favorecer este tipo de prácticas y así como tenés la ley de Educación Sexual Integral, para generar una conciencia distinta en los varones y en las mujeres, también tendrás una ordenanza que operativamente diga: “Este tipo de locales no se habilitan” o “hay una firme decisión política de que esto se inspeccione regularmente y estamos en alerta frente a las prácticas de explotación sexual”. Tampoco es despreciable decir “Bueno alerta muchachos porque el cliente que se vea, también va a tener algún tipo de castigo”. Yo sería bastante drástica con las sanciones, pero no soy precisamente quien va a pensar en esto. En Suecia se castiga tanto al cliente como al explotador. No hay contemplaciones. No es solo multa, sino puede ser cárcel.¿Cómo se hace el cambio? Hay medidas a nivel nacional que apuntan a construir sexualidades diferentes, donde los varones no requieran pagar para tener placer, ni las mujeres consideren que esas prácticas sexuales constituyen un trabajo. Por ejemplo, una de las cosas gratificantes es nuestro programa nacional de educación sexual integral -más allá de las particularidades que va adquiriendo en las provincias-, donde se presenta la cuestión de las prácticas prostituyentes y la situación de violencia hacia las mujeres. Esto obliga a reflexionar sobre el tema e instalar otras miradas que superen el modelo patriarcal donde el sometimiento de las mujeres a los deseos masculinos no se pone en discusión.Tenemos que formar ciudadanos con una cabeza diferente, que piensen que el cuerpo de las mujeres no es un bien público. Es propiedad de ellas como sujetos y que tienen derecho a decidir sobre él. ¿Por dónde debe pasar la reflexión?Sobre cuáles son las prácticas sexuales. Cuáles son estrategias de placer o de bienestar que logran unos y otros y también falta el debate de porqué para algunos varones es necesario pagar para tener placer.El año pasado, evaluando material para una beca encontré artículos en el marco de esta discusión de si hay prácticas prostituyentes que se eligen. Estos materiales señalaban que algunas mujeres dicen que lo pasan bien, etcétera. Pero ese discurso se puede poner entre paréntesis y decir “bueno, lo acepto”. Pues también en un estudio que se hizo sobre los clientes, quienes pagaban por estos servicios, los testimonios de los jóvenes diciendo “la joda” que era salir a levantarse una prostituta para llevarla a la casa de alguno y en ese juego grupal. Leía el modo en que describían a las chicas, de cómo se burlaban de la forma en que posaban o se mostraban, de cómo se vestían. De las cosas que hacían con ellas y lo que les pedían que hicieran. A mí me dio indignación, pensaba y me preguntaba ¿conocerán estas mujeres realmente a lo que se exponen y que tienen esta imagen del otro tan descalificatoria? Pobres varones los que necesitan situarse en ese lugar -de clientes- para sentirse bien. Uno dice: estamos en una trama donde mi bienestar es a costa del perjuicio de las otros, parece. Líneas teóricasHay dos líneas
teóricas para analizar las prácticas prostituyentes, una que plantea que la prostitución puede “ejercerse” con lo cual se habla de la autonomía del sujeto, con la posibilidad de que esto sea planteado como una “ocupación”. Las llamadas trabajadoras sexuales son las que plantean la importancia que tiene el carnet sanitario, la protección a las trabajadoras, las condiciones de trabajo, etc. Bien, esa imagen de una prostitución autónoma, es casi una ilusión. Esa es una línea. La otra plantea que la prostitución siempre es explotación. Nunca puede ser desarrollada como una actividad autónoma porque siempre hay intermediarios, entrenadores, captadores y fundamentalmente, aún cuando aquellas mujeres que dicen que lo hacen porque “quieren” o que no tienen nadie que las administre ni mucho menos, nunca lo que reciben como paga por esos servicios constituye una real compensación del sometimiento y desgaste que significa esa actividad. Temática de investigaciónLa antropóloga social Lidia Schiavoni empezó a investigar la prostitución infantil por un proyecto de investigación que se hace en 1998 y 1999 financiado a nivel nacional por Unicef. Era un estudio exploratorio para ver si el fenómeno prostitución infantil existía en Argentina. No sólo reveló que sí existía, sino que estaba ligada la prostitución de adultos y en ese caso, se tomaron tanto a niños como jóvenes que estaban en el circuito de prostitución en ese momento, así como a algunas mujeres ya adultas pero que habían sido iniciadas tempranamente. “Por eso sostengo, a partir de las historias de vida de estas mujeres que la prostitución no era la primera opción. Así como una niña que se imagina que quiere ser veterinaria o modelo, no hay una pequeña que se imaginó “quiero ser una mujer prostituida cuando sea grande”. En este sentido ese fue un estudio revelador”, señaló Schiavoni durante la entrevista. Después investigó la temática en el año 2003, con el programa “Luz de infancia”, donde la antropóloga participó como responsable del diagnóstico para ver cuál era la situación en Puerto Iguazú, porque se estaba trabajando en Foz de Iguazú y en Ciudad del Este sobre la explotación sexual comercial infantil (ESCI).
Discussion about this post