SAN JOSÉ. La semana pasada se produjo el incendio de aulas de la Escuela rural 70, ubicada sobre ruta provincial, en el paraje La 70. Se trata de una escuela que en 2014 cumplirá 100 años. Fuentes policiales revelaron tras el siniestro, que el foco ígneo se desató a partir de un desperfecto en el sistema eléctrico, originado en la cocina.Apenas unos días antes del incendio, PRIMERA EDICIÓN publicó una nota con sus debidos registros fotográficos, en cual la directora del establecimiento y las docentes, explicaban que el sector de aulas de madera revestía gran precariedad estructural, y que entre otras necesidades, se hacía primordial la revisión del sistema eléctrico, una demanda que a su vez era de vieja data en cuanto a reclamos formales a las instituciones educativas e incluso a EMSA. Por ello, varios padres concluyen en que no se trató de un mero “accidente”, sino de una situación que se generó porqué existió un contexto estructural que predisponía a ello. Tras el incendio, sobrevino una serie de situaciones que profundizaron el malestar de la comunidad escolar de la setenta. Por un lado, los alumnos fueron reasignados a otras escuelas del pueblo – distante a 8 kilómetros del paraje Las 70- pero el transporte privado que la Municipalidad de San José tiene contratado para el traslado de los alumnos desde el incendio dejó de pasar por las casas de varios alumnos, que hasta ahora no pudieron volver al aula. Por otro lado, pese a que los chicos fueron testigos del incendio- hubo un niño que sufrió quemaduras leves en su pierna y otros que inhalaron monóxido de carbono-, y que esto representa una situación muy traumática, no recibieron la más mínima contención psicológica. En cuanto al personal docente, no sólo no recibieron ninguna asistencia psicológica, sino que desde la supervisión escolar se les prohibió hablar con la prensa y se los derivó a nuevas escuelas. A la derivaLos alumnos de la escuela incendiada fueron prontamente reubicados en la escuela 20, situada en el pueblo de San José. Sin embargo, muchos de ellos no pudieron todavía asistir a clases en sus nuevos establecimientos, debido a que no cuentan con un transporte para hacerlo. Rosario Aguirre vive hace más de cuarenta años enfrente de la escuela incendiada. Tres de sus hijos, acudían a la misma. El más pequeño incluso, estaba en una de las aulas afectadas al producirse el siniestro. “Vimos el humo, y cuando nos dimos cuenta que salía de la escuela nos desesperamos, escuchamos los gritos y el llanto de los chicos, así que salimos todos inmediatamente para allá. Era un fuego inmenso y todos los chicos corrían y lloraban, por suerte se salvaron de milagro” contó Aguirre. Sus hijos son Germán (6), Josías (10) y Joel (12). Los tres eran alumnos de la 70. Sólo uno de ellos pudo acudir a la nueva escuela asignada. Rosario lo explica: “Antes había un transporte de una empresa contratada por la municipalidad, que pasaba a buscar chicos del pueblo para traerlos a la 70. Pero ahora el recorrido es al revés, y parece que las cosas cambiaron y sólo viene a la mañana, deja a los chicos allá y no los trae de vuelta ni viene a buscar a los que van al turno tarde”. Pese a que la escuela está fuera de funcionamiento, estos niños junto a su padre, todos los días, desde que ocurrió el siniestro, se encargan de izar y retirar las banderas de ceremonia del mástil sobreviviente. Así, varios alumnos del paraje las 70 y zonas aledañas, ante la falta de transporte gratuito no pueden acceder al viaje hasta el pueblo, desde el incendio se ven privados de poder seguir estudiando. Nula contenciónSilvana Leal, madre de alumnos que iban a la 70, comentó que “fue un espanto para los chicos, vivieron una experiencia muy fuerte, y hay chicos que no pueden dormir tranquilos, que tiemblan, y que no se recuperan de eso tan impactante que les tocó vivir”. Sin embargo, pese a lo evidentemente traumático del episodio – para niños de cinco a doce años de edad-, éstos chicos no recibieron absolutamente ningún tipo de contención o asistencia psicológica especializada. Tampoco los docentes. Ninguna autoridad educativa salió a explicar las razones por las cuáles no se llevaron a cabo las obras estructurales y las revisiones eléctricas solicitadas largamente por la institución escolar.
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