BUENOS AIRES. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró ayer que no es “eterna” ni lo quiere ser y le pidió a los argentinos que se “organicen” para “empoderarse de las conquistas” de la última década de gobierno kirchnerista.“Quiero convocar a todos los argentinos a esta gesta, a que esta década ganada le siga otra década más en que los argentinos sigan ganando también. Yo no soy eterna y, lo que es más importante, tampoco lo quiero ser. Es necesario empoderar al pueblo para que estas reformas y conquistas nunca nadie más pueda arrebatárselas”, sostuvo la mandataria en el acto central por el 25 de Mayo.En este sentido, la mandataria sostuvo que lee “en letras de molde” que “hablan del kirchnerismo y del fin del ciclo” y se preguntó: “¿El cambio de un Gobierno por otro es fin de ciclo? ¿O en realidad a lo que se están refiriendo a que cuando yo me vaya se va a acabar todo lo conquistado en esta década ganada?”.“Me parece que se refieren a eso”, cuestionó y se refirió puntualmente a “cuando hablan con desprecio” de la Asignación Universal por Hijo y las políticas de desendeudamiento, y sostuvo que “cada ciclo de gobierno popular ha tenido ataques feroces”. Dejó un párrafo para la inflación y advirtió que “los precios no los ponen los trabajadores ni el gobierno, yo digo que los fijan los empresarios y los grandes monopolios”.Acompañada por una docena de gobernadores y el Gabinete en pleno sobre un escenario montado frente a la Casa Rosada, Cristina Kirchner sostuvo que su “desvelo y obsesión” es que “esta sociedad se organice en forma unida y solidaria pero comprenda cuales y donde están sus verdaderos intereses”.“Se trata de organizar a la sociedad para cuidar las conquistas. Si no se organizan, si no participan ustedes mismos para defender lo que es de ustedes van a venir otra vez por todos ustedes como lo han hecho a lo largo de toda la historia. Tenemos los argentinos el deber de no depender de una persona y tenemos la necesidad de empoderarnos a nosotros mismos de esas conquistas y esos derechos y organizarnos para defenderlas”, exhortó.Por otra parte sostuvo que “a los insultos y a la descalificación permanente” les seguirá contestando “con gestión, acción, trabajo, sacrificio, militancia y participación porque no van a lograr lo que quieren”.“En realidad quieren dividir como siempre lo hicieron y instaurar climas de odio permanente… Pero conmigo no van a poder, no van a escuchar una sola palabra de ofensa”, apuntó la Presidenta y le habló directamente a quienes “repiten sin saber lo que escuchan y leen”, a los que les pidió que “lean los diarios de 2001, previos al corralito”.En los primeros minutos de su discurso, y exigiendo al límite su voz, la Presidenta recordó a Néstor Kirchner como “el presidente menos votado de todos los procesos democráticos de elecciones”, y remató: “Sin embargo, vino a encabezar el procesos de transformación y cambio más importante de las últimas décadas”.Al hacer un breve repaso de la historia argentina, señaló que los “verdaderos cerebros de la Revolución de Mayo” fueron French, Berutti, Moreno y Monteagudo”. “Veo en ustedes las caras de otros jóvenes”, le habló a la militancia. Al instante aseguró que el país cambió radicalmente entre 1945 y 1955, y afirmó: “Soy la personas más difamada y ultrajada después de Perón y Evita”.También se refirió a la última dictadura militar: “Es cierto que están en prisión, están purgando penas y hay procesos que se abren todos los días, pero todavía no pudimos encontrar a todos los hijos y nietos, y esa es una materia pendiente”, subrayó.Durante su intervención defendió dos medidas tomadas en su gestión: la implementación de las internas abiertas y obligatorias previo a las elecciones generales y la flamante reforma judicial, que se votó en el Congreso en las últimas semanas. Sobre esta iniciativa, la jefa de Estado mencionó la necesidad de “democratizar al tercer poder del Estado” y apuntó sobre el proyecto que reforma el Consejo de la Magistratura para que sus integrantes sean elegidos por el voto popular. “¿ A quien puede molestarle, cómo pueden negarle el derecho a 40 millones de personas a elegir a sus representes en ese órgano que elige y remueve jueces”, se preguntó.La celebración que arrancó temprano tuvo su punto alto con la aparición de Cristina pasadas las 18. Vestida de negro, saludó a la militancia recorriendo el estrado mientras en los parlantes sonaba la canción “Rezo por vos” de Charly García. Luego cantó el himno nacional, interpretado por el grupo de percusión La Bomba de Tiempo y el bandoneonista Chango Spasiuk. El Tedeum en LujánBUENOS AIRES (NA). La presidenta Cristina Kirchner asistió ayer al tedeum oficiado en la Basílica de Luján por el arzobispo Agustín Radrizzani, quien apeló a discursos del Papa Francisco para deslizar críticas por la situación social, pero también agradeció a la mandataria los “aportes importantes” para las refacciones de ese importante edificio religioso.La Presidenta arribó al mediodía a la basílica para participar del tedeum oficial, junto al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, y tras una recorrida por el lugar felicitó al arzobispo: “Quedó precioso, Agustín”.Luego, la jefa de Estado descubrió en la Basílica una de las seis banderas argentinas que flamearon en las Islas Malvinas en 1966, en el marco del Operativo Cóndor.Durante la homilía, Radrizzani citó diversos discursos del Papa Francisco, uno de ellos pronunciado cuando era cardenal primado de la Argentina, en el que afirmó que el país “tiene demasiados pobres y excluidos, los cuente quien los contare”.Al respecto, el sucesor de Jorge Bergoglio confió en que “todos los hombres de buena voluntad comparten el sueño” de “una patria más equilibrada socialmente, donde quien tiene comparta y no sólo acumule, y quien no tiene pueda ser aliviado en su necesidad dignamente”.Radrizzani manifestó que “es mucho lo que se viene haciendo, pero es mucho todavía lo que falta para crecer en justicia y hermandad” y agregó: “S&am
p;oacute;lo en Cristo encontramos la verdadera paz. Sueño con que esa paz brote de corazones renovados por el amor de Dios, corazones humildes que sepan perdonar para poder ser perdonados”.Además de evocar discursos del Papa, Radrizzani citó la Declaración de los Obispos de la Patagonia, en la que reclamaron “efectivo control sobre los emprendimientos mineros” y manifestaron “la necesidad de que los pueblos que rodean esos proyecto puedan mantener su forma de vida y sus trabajos”. “Por esto sueño con una nación donde se multipliquen las fuentes de trabajo aquí y en el interior de nuestra Patria, pero nunca el afán de ganancias debe ir en desmedro de lo que Dios nos dio en esta maravillosa tierra argentina”, agregó.No obstante, tras recordar los discursos que Bergoglio pronunció antes de ser Papa, cuando su relación con el Gobierno era tirante, Raddrizzani agradeció a la Presidenta por los “aportes” para la refacción de la Basílica de Luján.“Deseo agradecer, en la persona de nuestra Presidenta, al Estado Nacional que destinó aportes importantes para hacer realidad el compromiso asumido en su primer decreto por el entonces presidente Néstor Kirchner”, manifestó.Y en este sentido, aseguró que “sin esta asistencia no hubiera sido posible regalarles a los argentinos la renovada belleza de esta casa que nos cobija a todos”.Además de la jefa de Estado y Scioli, de la ceremonia participaron el vicepresidente Amado Boudou y los ministros de Industria, Débora Giorgi; de Interior y Transporte, Florencio Ranndazzo; de Economía, Hernán Lorenzino; y de Planificación, Julio de Vido.También asistieron el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, funcionarios de la provincia de Buenos Aires y representantes de la Iglesia Ortodoxa y de la comunidad islámica.
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