POSADAS. Con apenas quince meses, Maxi es el testimonio de un verdadero milagro: sobrevivió a las gravísimas quemaduras que sufrió en el voraz incendio que consumió su casa del barrio Nueva Esperanza (A4) de esta ciudad el 21 de mayo pasado .Hoy vive en la casa de su abuela Mirian Sander (40), quien tiene la guarda provisoria de él y sus hermanos Brian (3) y Jonhatan (5). Ellos también sobrevivieron al incendio pero con daños físicos más leves (por supuesto que el tiempo irá revelando las consecuencias psicológicas a raíz del traumático incendio). Mirian es ama de casa y vive junto a su marido -es albañil y acaba de quedar sin trabajo. Tienen tres hijas adolescentes a cargo, y su casa cuenta sólo con dos dormitorios, insuficientes para alojar a sus tres nietos y a su mamá Vanesa (22).Nada fácilDesde el incendio, Mirian prácticamente vive pendiente de Maxi. Mientras estuvo internado viajó todos los días, al igual que su mamá Vanesa, al Pediátrico para estar cerca del niño y esperar noticias de su estado de salud. Desde que recibió el alta Mirian lleva a Maxi al nosocomio para controles y curaciones. “Ahora el está mal de los pulmones, tiene una bronquitis y le llevo para hacer la kinesio (los golpecitos en el pecho para ayudar a liberar la flema), pero ahora me dijeron que le lleve al (hospital) de Fátima. Para eso tengo que tomar dos colectivos, andar bajo el sol, y él (por Maxi) se cansa mucho”, explicó a PRIMERA EDICIÓN en una visita a su domicilio ubicado en un extremo del A4.En efecto, para tomar el colectivo 12 tiene que caminar cuatro cuadras en subida llevando a Maxi en brazos. Ese vehículo los lleva directo al Pediátrico, pero si deben ir al de Fátima, deberán tomar otro micro, lo cual implica esperar al menos 20 minutos en la ruta y caminar algunas cuadras para llegar al hospital. Lo mismo para regresar a casa, con el consecuente cansancio y riesgos que implica para la recuperación de Maxi.“Él (por Maxi) está mejorando pero tiene esa molestia en los pulmoncitos”, señaló la abuela. “Todos los días debo limpiarle la herida de al mano y de la piernita (ambos del lado izquierdo) y volver a vendarle. Cada vez que él ve su mano herida, llora”.SolosConsultada sobre si algún funcionario de Salud Pública o de un área municipal fue puesto a cargo de seguir el proceso de recuperación de Maxi y dar respuesta a las necesidades eventuales que surjan, Mirian indicó que “solo los médicos en el hospital, pero una vez que (Maxi) salió nadie nos llama para preguntar nada”. Sí están en contacto con el personal del CAPS del barrio y con los médicos del Pediátrico. Les proveen remedios, vendas y crema para las heridas. Además está pendiente una cirugía en la mano izquierda de Maxi: debieron amputarle la punta de los dedos dejando la primera falange. Los del medio se pegaron, así que la intervención será para separarlos.MilagrosoMaxi fue rescatado en estado inconsciente. Estaba prácticamente envuelto en llamas. Dos vecinos lo llevaron a toda velocidad al CAPS más cercano y luego fue internado de urgencia en el Hospital Pediátrico. Su cuadro era muy poco alentador: tenía brazos y piernas quemadas, también parte de la cara y la cabeza. Además había respirado el humo tóxico que dañó sus pulmones.Los médicos que lo atendieron no tenían muchas esperanzas, pero desde el comienzo se asombraron de la resistencia del pequeño. El milagro tuvo lugar y 43 días después del siniestro, el martes 3, Maxi recibió el alta médica y llegó a casa de su abuela. “La enfermera que lo recibió en el CAPS hoy ve lo bien que está y llora”, destacó su abuela.Pedido solidarioDe más está decir que con el incendio los tres niños perdieron su ropa, calzados, sus pocos juguetes y hasta las mochilas que llevaban al Jardín de Infantes. La solidaridad de los vecinos venció la adversidad y en poco tiempo Brian y Jonhatan tuvieron ropitas y calzados. A Maxi le falta ropa (mide 80 centímetros) y calzados. El pequeño toma leche (entera líquida) y come yogur (en potecito), que su abuela y su mamá le compran como pueden en la despensa. Además, para que los niños puedan estar más cómodos, Mirian decidió ampliar su vivienda hacia atrás. Para ello serán necesarios al menos 600 ladrillos y varias bolsas de cemento. La mano de obra por supuesto que la aportará el abuelo albañil y no faltarán los vecinos solidarios que se sumen a la iniciativa. El día en que todo cambióEl incendio de la casita que alquilaba Vanesa Gómez en el fondo de la vivienda de la manzana 225 de Nueva Esperanza comenzó el martes 21 de mayo. La madre no se encontraba en la vivienda. Vecinos advirtieron el fuego y rompieron la puerta -estaba con llave- y pudieron sacar a los tres menores que estaban en el interior y los llevaron al CAPS 23 del barrio. De allí fueron trasladados de urgencia al Hospital Pediátrico. Brian y Johnatan fueron dados de alta tras los controles pertinentes pero Maxi permaneció más de un mes en terapia intensiva con altísimo riesgo.Su abuela tiene la guarda provisoria de los tres.
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