POSADAS. Romina Ramos (30) y Matías Larrea (30) forman un matrimonio de odontólogos que trabaja en esta ciudad. Además de la profesión, ambos comparten una pasión relacionada con la solidaridad y la inquietud por hacer que las personas que están internadas puedan mejorar su salud emocional: son payamédicos. Ambos integran el equipo Payamédicos Posadas que desde 2010 hace intervenciones los viernes y sábados en el Hospital Pediátrico Fernando Barreyro.Recibieron a PRIMERA EDICIÓN en su departamento de calle Salta y 25 de Mayo y nos contaron, cómo vinculan la odontología con esta actividad, cómo es ser payamédico y cómo es convivir con uno.Sinónimo de felicidadRomina, nació en Resistencia; Matías, en Posadas, pero se crió en Corrientes. En esa ciudad correntina se recibieron de odontólogos en 2007. Hoy trabajan en un consultorio privado y además han logrado montar el propio. “Trabajamos todo el día”, señalan los dos entre risas. Es de imaginar que llegando el viernes terminan agotados. Pero pase lo que pase, no dejan de hacer las particulares visitas payamédicas. “A veces estamos muy cansados, y por un momento alguno de los dos dice, bueno, no vayamos, pero en seguida cambiamos de idea, nos damos fuerzas y salimos para el Pediátrico. Nunca nos arrepentimos de haber ido porque siempre, siempre volvemos energizados, muy felices”, señaló Matías quien sostiene que “en las intervenciones siempre recibimos mucho más de lo que damos”.Si bien tiene poco tiempo semanal para dedicarle a esta actividad, ya lograron organizarse: “el sábado a la mañana, mientras Matías cocina, yo plancho los trajes. Cuando volvemos de la intervención, ya ponemos los trajes en el lavarropa para que queden limpios para el sábado siguiente”, señaló Romina. En busca de las narices rojas“Hace tiempo que sabía del proyecto Payamédicos. Además de la famosa película de Patch Adams -protagonizada por Robin Williams-, sabía que había un grupo pero en Buenos Aires….como casi todas las cosas”, dijo Romina. “A fines de 2009 mirando un canal local de Resistencia me entero que el profesor Cristian Velázquez, que es formador de los payamédicos de la región NEA estaba promocionando un curso de entrenamiento de payasos de hospital. Ese fue mi primer contacto”, relató. Romina participó de ese curso y al año siguiente -2010-, de la formación para payamédicos, que dura un año. “Cuando surgió la idea de venirnos a vivir a Posadas, una de las cosas que sabía que no quería dejar era payamédicos, entonces Cristian me pasó el dato y me contacté con los payas de acá. Es un grupo muy lindo”, dijo.Matías hizo el curso en Posadas en 2012. En esta capacitación -no se necesita ser médico- aprenden recursos psicológicos y artísticos, juegos, música, teatro, técnica de clown, magia y normas de bioseguridad.Una visita muy especialLas intervenciones en el Pediátrico las realizan los viernes y sábado. Una vez que llegan al hospital, los payamédicos se visten con sus trajes, toman sus “buenetines” -maletines, pero buenos- y se preparan para hacer la recorrida, habitación por habitación, para robar algunas risas y proponer juegos a los pacientitos, y también a sus familiares presentes, enfermeros y médicos. Previo a estas visitas, realizan lo que denominan el “payapase” que es el momento en que los médicos de turno les informan sobre los pacientes, su cuadro clínico, para saber lo máximo posible sobre ese niño o niña que está internado y poder aportar a que la visita realmente desdramatice y alegre el ámbito hospitalario en el cual muchas familias pasan muchos días, semanas o meses.En cada habitación proponen juegos, un viaje a bordo de la cama donde el chofer es el pacientito, presentan algunos de los “payaobjetos”: maracas, burbujeros, sonajeros, hechos con jeringas, estetoscopio, y otros elementos hospitalarios. Una medicina más humanaRomina y Matías prácticamente comenzaron su carrera profesional en simultáneo con la “payamedicina” y eso por supuesto, influye en la relación médico-paciente que entablan en consultorio.“La medicina no es una ciencia exacta pero creo que trabajando mucho tiempo, se vuelve muy fría, y es esa parte la que uno como profesional debe estar atento: tener esa conciencia de saber que trabajás con personas, que tienen sentimientos, ansias de salir de alta y volver a su casa”, reflexionó Matías. Por su parte, Romina dijo: “Yo desde siempre creo que se puede hacer una medicina más humanizada, más familiar, más ‘aniñada’. Algo que nos enseñaron en la facultad es que no aprendemos a curar una carie: viene un ser humano a nuestras manos, no un dolor de muelas. Y nuestra profesión como médicos de cualquier especialidad es, justamente, el arte de curar”. Aplaudidos en el “Payacongre”omina y Matías y el resto de los Payamédicos Posadas participaron por primera vez del Congreso de Payasos de Hospital, realizado en Capital Federal el 8 y 9 pasado. Allí expusieron una actividad única en su tipo: las “payamanualidades”. Son tardes en el patio del Pediátrico en que los niños que están internados y sus familias hacen manualidades con elementos hospitalarios -sueros, jeringas, radiografías, etcétera- creando juguetes. En la ponencia “fuimos muy aplaudidos y muchas de las delegaciones nos dijeron que van a implementar la idea. Incluso de Casa Cuna nos dijeron que quieren venir a participar de la experiencia”, relató Romina.Para contactarse: “Payamédicos Posadas”, en Facebook.
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