POSADAS. Enero en el centro capitalino: 35 grados a la sombra. En el tacuaral de avenidas 115 y Chacabuco, un microclima favorecido por las abundantes plantas, se perciben varios grados menos. La sombra de los mangos y de las cañas -que muchos confunden con bambú- se imponen amenizando la calurosa siesta misionera y sin dudas hacen mucho más soportables estas altas temperaturas de verano.En el pequeño salón de ventas, Florencia Orlando (29) acomoda las plantas florales, bonsáis, macetas y otros elementos decorativos de jardín. Matías (35), compañero de Florencia, se ocupa de diseñar y fabricar estantes y colgantes en distintas maderas y tacuaras. Este espacio es la cara más visible de “Viverarte”, el vivero familiar que desarrollan hace un par de años y que es un legado de María Teresa (60), profesora en Biología y mamá de Florencia.Con vasta trayectoria en la producción artesanal de plantas y flores, ella viene a ser el corazón de la iniciativa.Sus otras dos hijas también participan del proyecto. Rocío (31) es licenciada en Comunicación Social y se encargó de diseñar el logo. También se ocupa de la difusión el proyecto en la redes sociales. Lucía (22) estudia fotografía y aporta las imágenes. Ambas residen en Buenos Aires, pero por medio de Internet y cada vez que vienen a Misiones, también participan activamente de las tareas.“Polaco” Orlando, ex empleado del Poder Judicial recientemente jubilado y conocido director técnico de fútbol local, es el encargado de regar todas las plantas, que están distribuidas en el invernadero, y distintos sectores. “Todos los días se ocupa de regar, le lleva más de dos horas”, destacó Florencia. Además, fue quien aportó un capital financiero que sirvió para dar impulso al proyecto. Sin dudas, y aunque Don Orlando lo quiera minimizar, son fundamentales para el proyecto. Cada uno de los integrantes de esta gran familia, desde su especialidad, aporta a la iniciativa y por supuesto que todos ponen manos a la tierra y aprenden cada día el arte de cultivar plantas y árboles.Artesanal y autosustentable“Este proyecto es artesanal porque la producción de las plantas es único, no se hace en serie. Y es autosustentable porque reciclamos elementos del ambiente, como ramas para hacer los elementos decorativos, y no usamos elementos que contaminen ni química ni visualmente”, indicó María Teresa a PRIMERA EDICIÓN, en la visita que hizo al predio de alrededor de una hectárea.Cada día, la mujer se sienta en su sillita y va plantando en las macetas las distintas especies. Algunas son de las plantas madre, otras son de semillas.“Las semillas, son todas propias o que vamos recolectado por la ciudad”, dijo Florencia, señalando que cuando ella y Matías van por la ciudad, van observando los árboles, buscando semillas, y algunas veces haciendo maniobras de rescate para poder obtener una vaina de una rama rota en un baldío. CatálogoRocío y María Teresa están elaborando una especie de compendio de fichas técnicas de cada una de las especies vegetales nativas. Allí cuentan las características de las plantas, altura, época en que se planta, flores y frutos, y por supuesto, nombre científico, vulgar e incluso en guaraní, si es que lo tiene. “Hay muchas especies que son más conocidas pro su nombre vernáculo -vulgar- que por el científico, y a veces este nombre tiene un sentido más afín con las características de la planta, y es muy interesante poder investigarlo”, dijo María Teresa.En Viverarte las tienen en gran variedad, así como cactus, bonsái, plantas florales y nativas, y también de las exóticas que hace décadas fueron traídas por los inmigrantes y hoy son parte de los paisajes misioneros. Lluvia de oro, chivatos y crespones figuran entre ellas.
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