POSADAS. Convivían hace menos de un año, pero la relación ya no daba para más. Y una presunta infidelidad terminó de “apurar” las cosas. Luis Roberto Cabral (47) tenía decidido acabar con el vínculo. Por eso, su concubina orquestó un plan para quitarle la vida y quedarse con la casa del barrio El Progreso.Aunque macabra, la hipótesis era una de las que sonaba con mayor fuerza ayer por parte de un grupo de detectives. Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, consideraban seriamente e investigaban en detalle lo que podría haber sido un homicidio con fines económicos.Para esos investigadores, las últimas novedades en la causa no hacen más que abonar esa teoría, acompañada de testimonios de vecinos del barrio y sustentada en la “puesta en escena” que habría realizado la mujer para simular un homicidio en ocasión de robo.En las últimas horas la investigación avanzó varios pasos. Se confirmó, por ejemplo, que la pistola hallada en un cajón de la cocina es el arma homicida. Y por los exámenes de parafina, que la autora del disparo fatal bien pudo haber sido la detenida. Pero además, se conoció por la autopsia que Cabral recibió dos violentos golpes en la cabeza que le produjeron importantes hematomas. Y que entonces, el arma y la linterna halladas a un lado del cuerpo habrían sido plantados.Durmiendo con el enemigoCabral, ex empleado de Emsa, fue hallado muerto de un disparo en la nuca en el patio posterior de su casa, emplazada sobre calle 113 al 6.400, a unas dos cuadras de avenida Quaranta, en el sur de la capital provincial.Cuando la Policía llegó, el último viernes alrededor de las 1.30, su concubina, de 37 años, y los dos hijos mayores de esta -un adolescente de 16 y una joven de unos 19- sólo atinaron a decir que el hombre había perdido la vida en un enfrentamiento armado con un ladrón.Efectivos de la Decimoquinta, de Homicidios, de Criminalística y de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas notaron nerviosismo en la mujer y sus hijos y desconfiaron de esa versión.Fue así como iniciaron una requisa en la casa que arrojó resultados positivos en un cajón de la cocina, donde hallaron escondida una pistola nueve milímetros con capacidad para 15 proyectiles, pero que tenía 13 en el cargador y uno en recámara. Enseguida se ordenó un examen de parafina que arrojó resultados positivos sobre la mujer.Hasta allí, lo que este medio ya había publicado en su edición de ayer. Sin embargo, nuevas pistas surgieron con el transcurrir de las horas, como por ejemplo la confirmación de que la pistola hallada en la cocina resultó ser efectivamente el arma homicida.Eso se sumó a la parafina positiva realizada a la concubina, que entregó 5 puntos azules, es decir, un nivel elevado de pólvora en sus manos. Eso indicaría que fue ella la que disparó.No obstante, hasta ayer se hablaba de una violenta discusión entre Cabral y su hijastro de 16 años en la que intercedió la mujer, que salió en defensa de su hijo y ejecutó al hombre de un disparo.Sin embargo, la investigación comenzó a mudar nuevamente ante el testimonio de vecinos de la pareja ante la Policía, quienes aseguraron que la mujer les había confiado que había engañado al dueño de casa y que el hombre se había enterado de la situación. Al parecer, Cabral había decidido acabar con la relación y echar a la mujer y sus tres hijos de la casa.Los investigadores creen que la concubina, desesperada al no tener dónde ir junto a sus tres hijos, comenzó a idear un plan macabro para acabar con la vida de Cabral y quedarse con la casa de la calle 113. La llegada de su cuarto hijo -el adolescente de 16- desde Buenos Aires días atrás habría sido determinante para llevar adelante ese objetivo.Por eso, en la madrugada del viernes la concubina habría fingido el robo y plantado la pistola calibre .22 que se encontró a un costado del cadáver, intentando simular el enfrentamiento armado con el supuesto delincuente. Pero al contrario, las pruebas balísticas afirmaron que ese arma no fue disparada.Es más. Para buena parte de los detectives, ese arma fue plantada en la escena, al igual que una linterna que también se encontró allí mismo. Es que de haber recibido los dos importantes golpes que recibió en la cabeza según reveló la autopsia -perpetrados con un elemento “romo” como un garrote- y de tener el arma en sus manos, Cabral habría atinado a apretar el gatillo, al menos para amedrentar a su “enemigo”, dijeron los especialistas.Las sospechas de la familiaPor último, la nueva hipótesis en la que trabajan los investigadores encuentra algo de sustento en los rumores que llegaron a parte de la familia de Cabral. Es que en la mañana del viernes, horas después del crimen, allegados a la víctima llegaron hasta el barrio El Progreso e intentaron desalojar por la fuerza a los hijos de la mujer detenida.Ante esta situación, para evitar episodios de violencia y mientras se resuelve la situación de la concubina, desde la Policía de Misiones se ordenó una guardia especial en las inmediaciones.La batería de elementos de prueba que forma parte del sumario policial iba a ser elevada en las próximas horas al magistrado Fernando Verón, al frente del Juzgado de Instrucción 3 de Posadas, quien entiende en la causa e incluso manejó las dirigencias en la escena del crimen.La concubina, oriunda de Cerro Corá, permanece detenida a disposición del juez. Según las fuentes, podría ser indagada mañana. Allí tendrá la oportunidad de contar que fue lo que verdaderamente sucedió en la casa de la calle 113. O podrá guardar silencio y alimentar aún más el misterio.
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