POSADAS. Los ferrys amarrados sobre el río Paraná cerca del puerto de Nemesio Parma se destruyen entre sí debido al fuerte oleaje que se produce en la zona, al punto que el legendario Ezequiel Ramos Mejía debe sostener el peso de su compañero de ruta, el Roque Sáenz Peña. Quizás los golpes sean la manera de llamar la atención de los funcionarios de turno que los dejaron a la deriva y sin cumplir los compromisos contraídos después que la Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado (Adifse) los cediera a la provincia de Misiones en comodato para su recuperación y puesta en valor con fines culturales y turísticos.Para Analía Colazo, hija del ex jefe de Zona Fluvial Posadas, Sixto Ramón Colazo, haberlos llevado a ese lugar “es una desidia. No se lucen como parte de la historia de la provincia sino que están en el olvido, abandonados”. En la habitual visita que realiza a estos colosos a los que frecuentó durante buena parte de su vida, recordó que presentó un proyecto sugiriendo que los trasladen a la altura de la ex estación de trenes de Miguel Lanús, “un punto estratégico para la puesta en valor y para que funcionaran como museo. Acá lejos, están destrozándose entre ellos. No tienen cuidados ni sereno”. En una visita anterior y con la ayuda del sereno del obrador del puerto colocó unas gomas para amortiguar los golpes pero el material se reseca y vuelve a pasar lo mismo”. Para plantear esta grave cuestión, Colazo dijo que intentó comunicarse con el secretario de Planificación Estratégica de la provincia, Sergio Dobrusin, pero sin resultados. “Me parece una ironía encontrarme con esto un día antes que comience -hoy a las 10 en la Estación Vía Cultural- la primera Jornada Regional de Responsables del Patrimonio Cultural de Organismos Públicos”, para la que fue invitada. “Me parece que la Provincia debe dar un mayor cuidado a su patrimonio porque muchos desconocen su historia. Los ferrys son únicos en el mundo y cumplieron cien años en octubre de 2013. Me parece una falta de respeto lo que están haciendo. Por un lado, manifiestan una cosa y por otro, me encuentro con esta situación de desidia absoluta”, confió la mujer al borde del llanto.Contó que en octubre tendrían que haberlos movilizado unos escasos metros a fin de separarlos y evitar que con los golpes se sigan destruyendo. “Por orden de Prefectura Naval se construyeron dos ‘muertos’ (cuadrados de hormigón) en tierra para sostenerlos con cables de amarre y no de acero como sucede ahora, y no los movieron, deslindando responsabilidades”. Expresó que se siente sola en “esta lucha. Los posadeños deberían sumarse para rescatar lo que es suyo. Quizás no lo hagan por desconocimiento”.
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