POSADAS. En 2006, una pareja tuvo la ocurrencia de poner un candado en el Puente de las Artes de París, sobre el río Sena. Fue un gesto romántico para simbolizar la unión de los enamorados. No tardaron otras parejas en copiar la idea para dejar esta marca, mezcla de anuncio y deseo para el futuro. Y la costumbre se popularizó de tal manera que hoy no sólo ese puente, sino la mayoría de los parisinos, están repletos de candados. Sus detractores advierten que esta moda genera contaminación ambiental y que también puede poner en riesgo la seguridad de numerosos lugares históricos turísticos. Los puentes de París no son los únicos lugares elegidos por las parejas para dejar sus candados del amor. Ya en 2007, se encontraron candados en la cima de la Torre Eiffel y no tardó mucho en aplicarse multas. Los candados no siempre se colocan en los puentes parisinos y ya hace tiempo que salieron de los límites de Francia. Según publicó la BBC, algunos los cuelgan de vallas en Londres y en el puente de St. Botolph en Boston, Lincolnshire (nordeste de Inglaterra). La tendencia también dejó sus huellas en las barandas de los puentes en Moscú, Berlín, Florencia, Verona, Venecia, Shanghai, Marrakech o Praga, que también se fueron poblando de estos candados. Roma también se sumó a esta tendencia, aunque el presidente del XX municipio del Ayuntamiento de esa ciudad, Gianni Giacomini, ordenó quitar los “candados del amor” colocados en el puente Milvio. Los argentinos también empezaron a utilizar estas “pruebas” románticas. Los primeros comenzaron a verse en el Rosedal de Palermo y en el puente de la Facultad de Derecho de la Ciudad Autónoma. Ahora, también hay “candados del amor” en la costanera de Posadas. Contra la moda La moda de los candados generó revuelo en París. En 2010 se pensó en quitarlos para preservar el patrimonio de la ciudad. Pero los funcionarios dieron marcha atrás con esa idea. “Dejamos que el fenómeno viva, miramos el asunto con simpatía, no es un problema. A la gente le gusta, hablan de ello a su entorno, publicitan París”, afirmó un representante del Ayuntamiento local, según AFP. Pero esta tendencia cosecha cada vez más detractores entre los parisinos. En enero pasado dos amigas -Lisa Taylor Huff y Lisa Anselmo- comenzaron una campaña en su contra. “El delicado Puente de las Artes se ha transformado en una indistinguible masa metálica y, peor aún, está ahora en peligro mortal”, escribió Anselmo.Cuestionan que la “Ciudad del Amor” se volvió la “Ciudad de los Candados” y han contado al menos ocho puentes sobre el Sena y tres sobre el canal Saint Martin donde los candados se han diseminado. Como señales de fe Los puentes parisinos se parecen cada vez más a los santuarios, donde los creyentes dejan objetos de los más variados como símbolos de su fe y agradecimiento. Es que son pocos los candados sin intervención. Algunos los pintan, les dibujan corazones, escriben iniciales o frases de amor. Otros tienen enganchados tules de novia, mechones de pelo o flores. ¿De dónde surgió esta moda? Para muchos, comenzó tras la publicación del libro “Tengo ganas de ti”, escrito por el autor italiano Federico Moccia, en el que los protagonistas colocan un candado en una de las farolas de un puente y tiran la llave al río Tíber para simbolizar su amor eterno. La tendencia se intensificó, en 2012, tras el estreno de la película dirigida por Fernando González Molina y protagonizada por Mario Casas.
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