POSADAS Y GARUPÁ. Porque “solamente un pueblo culto puede ser verdaderamente libre” y porque “la ignorancia mata los pueblos, por eso es preciso matar la ignorancia”, tal como dijera José Martí, hay espacios que no deberían desaparecer nunca del día a día de la sociedad y las bibliotecas populares son esos rincones que merecen ser resguardados por todos, sin embargo sólo unos pocos les dedican su tiempo, sin saber, quizá, que son partícipes importantes del futuro de sus vecinos. “Sur Argentino”, del barrio posadeño, y “Garupá Saludable”, del municipio vecino a la capital, son claros ejemplos de esfuerzo y tesón desinteresados en pos de una mejor calidad de vida de quienes habitan a su alrededor.Ambas instituciones coinciden en mantenerse al margen de los beneficios de contar con sistemas de Wi-Fi o máquinas con servicio de Internet para acceso público en sus locales y bregan porque el libro permanezca entre las manos de los pequeños y coinciden en que dedican su tiempo en acompañarlos y enseñarles a buscar sus respuestas en los textos.Asimismo, ambas llevan adelante diferentes actividades para ser parte de la vida cotidiana de sus vecinos. Así es que al traspasar la puerta de “Sur Argentino” se percibe en el ambiente ese aroma que desprende la amistad y el amor por lo que se hace.Margarita Atellio, Mercedes Villalba y Delia Broelser llevan adelante este cobijo de la cultura y cuentan que “empezamos hace trece años con nada, la estructura se logró con planes nacionales, la madera se trajo de la Cámara de Diputados, que había quedado luego de una remodelación, la inmobiliaria que efectuó los loteos en esta zona nos donó las chapas, y en un año se hizo todo”.Y Margarita aclara que “hace tres años que estamos con la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), nos costó porque comenzamos al revés. Enviamos todos los papeles pero no teníamos Personería Jurídica, entonces tuvimos que hacer todo de nuevo. Ellos nos mandan un subsidio por año, por ejemplo, para viajes, para ir a la Feria del Libro, pero no te envían dinero ni para empleados, ni para arreglos”.Esta situación no deja al descubierto solamente que estas tres mujeres trabajan ad honorem, sino que “en el banco todos los meses tenemos que depositar 200 pesos para que no nos cierren la cuenta y cuando lleguen los subsidios no tengamos problemas; para resolver todo esto Mercedes vende ropa usada, saca su tiendita, la única que recauda es ella, y con esa plata tenemos también para comprar artículos de limpieza; porque la cuota que pedimos a los socios es de 100 pesos por año por grupo familiar, que pueden pagar según sus recursos, pero hay sólo tres socios que abonan su cuota”.Y agrega, llena de alegría, que hace poco compraron sillitas. “Una vecina nos dio ropa para señoras grandes, la vendimos e hicimos 450 pesos, pero no nos alcanzaba para comprarlas, entonces fue Mercedes y usó su tarjeta; ahora vamos a ver cómo hacemos para pagarle a ella. Recibir ropa nos ayuda mucho, la vendemos a un precio módico, más barato de lo barato y juntamos para hacer frente a los gastos”.“Soñamos con las cosas, nos sentamos con ellas y pensamos que podemos hacer esto y lo otro, aunque no tenemos un peso. No tenemos sueldo, al contrario, preguntamos cuánto tenemos hoy en el bolsillo y lo ponemos en la cajita para lo que haga falta”, resume.Más que hacer las tareas“Los gurises vienen, hacen la tarea, no tienen lápiz, no tienen goma, les forro el cuaderno, yo no soy maestra, pero hacemos la tarea como si fuera la abuela, para mí son mis nietos, cuando vamos a practicar las tablas o dictado, por ejemplo, les doy los cuadernos que tienen para la biblioteca. Vienen a la mañana dormidos, entonces me cruzo a casa, porque vivo en frente, y les hago la leche, y es gracioso, toman la leche, comen el sandwichito que les traje y se despiertan, te parte el alma”, explica Tellio cuando intenta contar el día a día en la biblioteca “Sur Argentino”.Y añade que “los domingos tenemos cincuenta chicos acá adentro esperando para mirar la película, comer pororó y tomar jugo”.En GarupáLa biblioteca del “Municipio Saludable” está bajo la presidencia de Rodolfo Pizzutti, a quien se suman importantes colaboradores, que pertenecen a la Municipalidad, entre ellos María Martínez, quien comentó a PRIMERA EDICIÓN que son muchas las actividades que llevan adelante desde el espacio que supieron abrirse como institución, así es que el escenario del salón Madové Pedrozo los encuentra frecuentemente con obras de teatro, encuentros especiales, como el que llevaron a cabo para conmemorar el aniversario del natalicio de Eva Perón, con una muestra importante de fotografías que nunca habían sido publicadas.Los talleres de lectura son otro motor con el que también movilizan al entorno y por estos días trabajan arduamente en lo que será el Festival de la Bandera, en los próximos días, que organizan desde este espacio con el que todos los empleados municipales colaboran con 15 pesos, “con eso compramos los libros, equipo de sonido, de video”. Además “esperamos la donación de un terreno, que se confirmaría pronto, para levantar un edificio propio, y la aprobación del subsidio de la Conabip”, resume Martínez.Y si la “única verdad es la realidad”, que bueno sería tomar el ejemplo de estos hombres y mujeres y “ponerse a hacer”, colaborando en función del alcance de cada uno.
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