SAN JAVIER, ALBA POSSE, PANAMBÍ Y EL SOBERBIO. Al cumplirse una semana de haberse iniciado la inesperada crecida del río Uruguay, sólo unas pocas familias pudieron volver a sus viviendas tras la retirada del agua. Tras la difícil tarea de remover la basura que arrastró el descontrolado cauce y el barro acumulado en el fondo de las construcciones, algunos pobladores cumplimentaron las tareas de desinfección y emprendieron el largo regreso a casa. Otros, los más numerosos, deberán esperar para saber qué es lo que le tocará en suerte. Tendrán que evaluar si, cuando las aguas bajen definitivamente, podrán volver a sus terrenos o bien deberán ser relocalizados en forma indeclinable, más allá de sus ganas o de su voluntad. En todos los municipios afectados, los vecinos damnificados atraviesan por la misma situación, aunque ya recibieron asistencia, fueron contenidos y en su mayoría se guarecen en casa de familiares. En forma progresivaEn San Javier se estima que son cien las familias que tuvieron la iniciativa del retorno. Lo hacen con la colaboración de los cadetes de la Policía de Misiones, empleados municipales y vecinos. El intendente, Rubén De Lima Natividade, confió que el movimiento es “progresivo, en la medida que baja el agua. Son muchos los que están limpiando, lavando, desinfectando y otros tantos que encuentran que sus casas están destruidas, que no podrán volver”. Indicó que “vamos a tratar de que se reubiquen hasta tanto se empiece a relocalizarlos definitivamente, porque un barrio no se construye en una semana sino que va a demandar unos cinco meses, dependiendo de las condiciones. Fueron 300 familias evacuadas, superando las mil personas, más allá de aquellos que se fueron por sus propios medios y de los que no tenemos registro”. En Alba Posse fueron 50 familias del pueblo las que volvieron a sus hogares, previa tarea de desinfección. Según el presidente del Concejo Deliberante, Celso Carvalho, aún quedan unas 150 familias refugiadas en las escuelas y en los salones de las iglesias.Comentó que junto al Gobierno provincial coordinan un relevamiento de aquellas casas que fueron total o parcialmente destruidas. “Es un sondeo que efectúan los efectivos de la Policía de Misiones con personal de la Comuna de Alba Posse con el fin de elevar un informe de números exactos”. Según él, existen dos posibilidades: o se reconstruye la casa en el terreno propio o se relocaliza a aquellas personas que así lo requieran en algún barrio de Santa Rita. “Hay mucha gente que tiene tierras sobre el río y fue afectada por el agua pero que no quieren salir, entonces existe la posibilidad de que se le construya la vivienda en el mismo espacio pero más alejado del lecho, a fin de evitar este tipo de situaciones si se reitera una inundación como ésta”.Carvalho admitió que la gente “muestra preocupación, decepción e intriga por lo que va a pasar, porque se rumorea que las malas condiciones continuarán por mucho más tiempo”. En Panambí, sólo tres familias de la zona del puerto -la más alta del municipio- volvieron ayer a sus casas. El jefe comunal, Rosendo Fuch, recorrió con funcionarios del Iprodha el lugar del desastre para evaluar la medidas a tomar. Según se desprende del informe, son doce las edificaciones que deberán reconstruirse completamente y otras 63 que tendrán que ser reparadas. Adelantó que no habrá relocalizaciones porque la Municipalidad no cuenta con terreno propio ni fiscal para ese fin. Y dijo que aún no manejan un número exacto de damnificados porque hay espacios en la zona rural, como Paraje Pedregullo, donde era imposible ingresar. Agregó que se está llegando con asistencia de ropa y comida a través de Cáritas y del Municipio, y que Salud Pública ya aplicó vacunas contra la fiebre amarilla, la hepatitis A y B y diarrea.Negocian compra de tierrasAyer por la tarde, en El Soberbio negociaban la compra de un terreno de 18 hectáreas sobre la ruta costera 2 para construir las casas arrasadas por la corriente. El alcalde, Juan Carlos Pereira, manifestó que del total de 500 familias evacuadas sólo un 15% (unas 75 familias) regresaron para reubicarse en el lugar del desastre. En esta odisea son ayudados por unos 50 cadetes de la Policía de Misiones, agentes de salud, bomberos, empleados municipales y vecinos que fumigan, limpian y ponen orden a la par de los propietarios. Según Pereyra, en breve comenzarán a trabajar el terreno y a levantar las casas, dejando un espacio para una escuela, un destacamento policial y una sala de primeros auxilios. En una primera etapa “se dará techo a 14 familias cuyas casas fueron arrastradas por la corriente y que permanecen alojadas en la Escuela 740. Otras 50 familias están en casas de parientes. Hay 200 casas que fueron destruidas y todavía no pudieron volver. Y otras 200 que tenemos que trasladar a otro lugar”, enumeró el intendente. Aldeas comunicadasTras varios día de permanecer incomunicadas, las aldeas de la comunidad mbya asentadas en el Lote 8 de la Reserva de Biósfera Yabotí pueden volver a utilizar la entrada tradicional al predio. Debido a las inclemencias del tiempo y a la crecida de los arroyos, las comunidades Tekoa Yma, Kapi’i Ivate e Itao Miri no tenían señal telefónica y habían perdido contacto con el mundo exterior entre la jornada del sábado y el lunes. Ahora el agua descendió a la altura del puente López y pudieron abrirse paso, aunque para transitar por la zona es necesario movilizarse en un vehículo todo terreno. Tampoco podían salir por el parque, ya que el puente sobre el arroyo Yabotí aún tiene cuatro metros de agua en bajante cuando en el peor momento había superado los 17 metros.
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