POSADAS. Sin piedad, sin vergüenza, sin control, sin límites. El Grupo Z sigue mostrando su poca humanidad en la prestación de un servicio público, esta vez al obligar a los abuelos a sacar su tarjeta del Sistema Único de Boleto Electrónico (Sube) entre unas 400 personas que ayer fueron al Paseo La Terminal a realizar su trámite, sin siquiera atender una ley provincial que les otorga atención preferencial. Los abuelos, bastón en mano y al rayo del sol, prefirieron esperar y esperar antes que seguir pagando 6 pesos el “boletazo” vigente desde este lunes, que golpeó sus bajos haberes que no les alcanzan ni para comer hasta fin de mes. En Posadas, hasta el momento viajaban con la sola presentación del carnet de jubilado, pensionado o el DNI que indicara ser mayores de 70 años, sin límite de horarios, días, ni cupos. Sin autoridad que les ponga un límite y haciendo omisión de toda legislación vigente, desde Servicios Urbanos y las concesionarias del transporte urbano posadeño tampoco atienden lo prescripto en el artículo 23 de la Carta Orgánica Municipal: “Los adultos mayores, conforme a la legislación vigente, gozarán de la gratuidad de los servicios públicos de transporte municipales sin ningún tipo de restricción. La Ordenanza reglamentaria no podrá establecer más requisitos para el goce de la gratuidad que la acreditación de la edad”. Sin embargo, por la pésima campaña previa de información sobre el nuevo sistema Sube, los abuelos se sorprendieron cuando los choferes les exigieron pagar o bajarse de las unidades. Ayer, en la fila de los abuelos, no apareció ni el (in)Defensor del Pueblo, Marcelo Vairo, ni el secretario de Gobierno municipal, José Moglia (responsable de “controlar” y no justificar los enormes desaciertos, gastando dinero en cartas documento que no tienen el peso político necesario), como tampoco Defensa del Consumidor. Los usuarios siguen siendo las víctimas de la falta de planificación, de la implementación a desgano de un sistema complejo del grupo empresario preferido del poder político renovador.Apurados por permitir que el Grupo Z siga recaudando, no se estableció una nueva prórroga en la implementación del sistema y los usuarios volvieron a convertirse en “pruebas de laboratorio” de la inoperancia y la imprevisión. Hasta el punto de solventar con su propio bolsillo esa ineptitud.También policías y niñosHasta el momento, cuando subía un uniformado de las fuerzas de seguridad, se le permitía viajar sin pagar. Ahora, sin la SUBE, todos pagan. El malestar se hizo notar especialmente entre los policías y cadetes de la fuerza que debieron también desembolsillar los $6 del “boletazo”. Más lamentable resulta el caso de los niños que son asistidos en hogares del Estado. En estos casos se compraban boletos y luego se repartían para que los chicos pudieran asistir a los centros. Ahora, en algunas instituciones, no saben cómo sostendrán los 12 pesos diarios para cada niño en estado vulnerable.Ayer, por segundo día, las agencias del Iplyc se quedaron sin crédito para la recarga de tarjetas. Otro de los motivos que aconseja la suspensión del sistema y otra de las razones por las cuales los usuarios volvieron a ser víctimas de las empresas amparadas por el poder.
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