POSADAS. La mujer vio que su padre estaba tras las rejas, rodeada de policías y se sintió capaz de romper el silencio por primera vez en 23 años. Se quebró ante la guardia de turno y radicó la denuncia. Su relato fue lo más cercano a una historia de horror. Una pesadilla que parecía interminable, al menos hasta el pasado lunes, cuando el caso llegó a oídos de las autoridades, quienes detuvieron por orden judicial al acusado, un sujeto de 58 años. La víctima, quien tiene actualmente 35 años, relató que fue “esclavizada, torturada y abusada desde que tenía doce”. Una vecina llamó al 911 aquel lunes a la noche, dando cuenta de un desorden en la vivienda de su vecina, en la populosa chacra 149 de esta capital. De inmediato acudió una comisión policial a la escena, donde procedieron a demorar por “presunta violencia doméstica” al dueño de casa. A la comisaría interviniente (Séptima), también acudieron para radicar una formal denuncia por ese hecho la hija y la vecina. Una vez allí, aseguran que la víctima observó cómo su “progenitor” era trasladado por varios uniformados hacia uno de los calabozos. Esa imagen, la de un supuesto chacal encerrado y que estaba lejos de dañarla, pareció despojar de todo temor a la mujer. Violencia y temprano abandonoDesde una edad muy temprana, a los dos años, la denunciante dijo vivir momentos atroces, cuando su madre al parecer era víctima de golpizas por parte del acusado. “Ella se fue de la casa, quedé desde pequeña junto a mi padre, que era pescador. El motivo del alejamiento de ella fue por los presuntos y reiterados maltratos”, dijo ante los efectivos. Así las cosas, siendo tan chica, no quedó con su papá porque aparentemente representaba un estorbo, por lo que el hombre llevó a la chiquita a vivir junto a su abuela, quien era empleada municipal y residía en la chacra 149, en la zona Oeste de Posadas. Ese departamento, más adelante, se convertiría en “la casa del horror”. El comienzo de la pesadillaTras la llegada de su padre a la casa de su abuela en Villa Cabello comenzó una verdadera pesadilla, ya que, como la misma víctima aseguró ante las autoridades, su padre fue a vivir a ese lugar porque habría vendido su vivienda. Fue entonces que denunció que a la edad de doce años comenzó a ser esclavizada primero, y abusada sexualmente después por su propio progenitor, indicaron las fuentes consultadas. Luego habría recibido amenazas de muerte para que callara lo que estaba sucediendo. La abuela enfermó gravemente y quedó postrada. Por ello, nada podía hacer para defender a la nietita, siempre de acuerdo al relato de la denunciante. La dueña de casa falleció a los 83 años, hace poco más de un mes. A partir del momento del abuso la pequeña, que era una buena alumna e incluso se supo que tenía excelentes calificaciones, comenzó a dejar de asistir con frecuencia a la escuela y hasta bajó su rendimiento. En cuarto año de la secundaria abandonó finalmente los estudios, y cuentan que habrían sido sus problemas evidentemente psicológicos los que hicieron mella en sus comportamiento. Los abusos sexuales, según ella misma dijo, no cesaron y se hicieron reiterativos, al igual que los maltratos físicos y psicológicos. Según ella comentó, un médico le dijo que tenía que abandonar el colegio, si no se iba a terminar muriendo a raíz de los episodios de “ausencia” que padecía con frecuencia. “Tenía esos episodios de ‘ausencia’ similares a una violenta convulsión, que se le calman cuando uno le habla, o le hace oler un perfume”, señaló una vecina de la infortunada mujer. El “Monstruo” de la zona OesteConsultada acerca de su bajo peso y apariencia -ya que, pese a tener 35 años, parece ser una mujer de mayor edad-, surgieron terribles revelaciones de la hija del hombre que ahora es conocido por los vecinos como “El Monstruo” de la zona Oeste. La falta de alimentación adecuada fue aparentemente otro de los maltratos que sufrió. “Nunca había dinero suficiente en la casa, pese a que el acusado cobraba dinero de su madre (postrada en una cama por una penosa enfermedad) y yo me encargaba de darle de comer algo, pobrecita, porque estaba muy delgada, con episodios de una evidente enfermedad cerebral por los traumas que debe haber acumulado durante todos estos años de calvario”, confió una vecina, la misma que llamó el pasado lunes al 911 y permitió que intervenga la Policía. “Víctima de una enfermedad social” “Alcoholismo, violencia familiar, perversión, abuso, estos son hechos habituales en un clima familiar y de crianza de una persona que sufre un caso similar al que denunció la mujer de Villa Cabello. De ser como ella expresa, es un contexto familiar enfermo. Los daños psicológicos son innegables. Pero la complejidad del cerebro y la energía afectiva amorosa que disponemos las personas, hacen que el ser humano no se sujete a reglas generales, y por ello en la sociedad se encuentran los recursos para su recuperación y sanación. Las enfermedades sociales que nos afectan en los tiempos vertiginosos que vivimos, ya sea por las exigencias laborales, los cambios sociales o por la incidencia de la tecnología virtual, se pueden prevenir, pero debemos aprender como sociedad cómo hacerlo, y mientras tanto pagamos un costo social, como en este caso”.* Doctor Raúl Gallardo, matrícula Nº 100, licenciado en Psicología de la UBA.
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