POSADAS. Para pedir unos, para agradecer otros. Así transcurrió la jornada dedicada a San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, ayer bajo un cielo gris, en el barrio Yacyretá. Las visitas al santuario se desarrollaron con normalidad hasta promediar la santa misa central, momento en que una intensa y fría lluvia comenzó a caer en la zona.Las actividades comenzaron a las 6, con la primera celebración, y continuaron con oficios cada hora. Puntualmente, a las 16, se inició la procesión con la imagen del Santo, transportada por cadetes de la Escuela de Policía, que recorrió las avenidas Aguado, López y Planes, 115 y Blas Parera, hasta llegar al altar, emplazado frente a la parroquia. Antes de esta acción de gracias, los animadores recordaron que San Cayetano hace que se reúnan los días 7 de cada mes, en especial el 7 de agosto, “para hacer llegar a Dios nuestra oración por su intermedio”. “Cuando la pobreza y la desocupación se vuelven realidades tan cotidianas, acompañamos desde nuestras comunidades esta expresión de fe, de quien espera contra toda esperanza”, señalaron, bregando por que esta festividad pueda ser una posibilidad para “que cada hermano se sienta un poco más valorado en su dignidad”.Recordaron que la Iglesia presenta a San Cayetano como un modelo de Santidad y explicaron que “los santos son varones y mujeres que lo que quieren en su vida es, a pesar de sus fragilidades y debilidades, seguir la voluntad de Dios. Eso fue lo que hizo Cayetano y hoy la iglesia lo tiene como un modelo muy querido. Él intercede y nos invita para que nuestra fe, la que tenemos como bautizados, nos lleve a preguntarnos cómo vivimos nuestra condición cristiana”. En Argentina, Cayetano es un santo que numerosas comunidades veneran. “Es un claro intercesor en algunos temas que son fundamentales para la vida de cualquier persona. A él le pedimos el pan, el trabajo y la paz de tantos y tantos hermanos”, aseguraron.Tras la lectura del Evangelio de San Mateo, a cargo del párroco Félix Stabrava, el obispo de la Diócesis de Posadas, Juan Rubén Martínez, inició la homilía. El prelado manifestó que “duele en el corazón escuchar a tantísima gente que dice: ‘No se cómo hacer para conseguir un trabajo’, o mucha gente que sufre en relación a esto, porque tiene trabajos precarios, porque hay demasiada ‘changa’. Sabemos que el trabajo es lo que dignifica a la persona, por eso nos acercamos a San Cayetano para implorar por los que no tienen trabajo. Y los que lo tienen, agradecer, cuidarlo, ser responsables y honestos. Y los que dan trabajo, permitir que dignifique a las personas”.Sostuvo que “es cierto que a veces la desesperación hace que haya que dar el pescado, pero es mucho mejor dar la caña para pescar y poder ganarse el pan de cada día”.Mientras desde la cancha numerosos fieles seguían atentos la liturgia, dentro del edificio eran largas las filas de los devotos que buscaban saludar al protagonista de la jornada, ritual que se extendería hasta casi la medianoche.Los preparativos se iniciaron el pasado 20 de julio bajo el lema “En la familia se vive la alegría de la fe”, en la parroquia emplazada en el barrio Yacyretá. Además de las misas y el rezo del rosario, los fieles pudieron escuchar las prédicas del sacerdote Raúl Alcaraz, quien se centró en los mensajes que el papa Francisco elaboró y compartió sobre el tema. En horas previas a la fiesta patronal, los colaboradores embolsaron más de 200 kilogramos de pancitos y adosaron estampitas del Santo y ramas de trigo. Una vez bendecidos, se convirtieron en el principal “souvenir” de la jornada.
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