POSADAS. Si alguien pensó que la oficial que encabezó el procedimiento que derivó en la detención de Carlos Raúl Guirula era la única o la más comprometida en la causa, estaba completamente equivocado. Las conclusiones definitivas de la autopsia efectuada al trabajador de la construcción son contundentes. Por las características y gravedad de las lesiones que sufrió, resulta imposible pensar que una sola persona fue responsable de semejante accionar.PRIMERA EDICIÓN pudo averiguar que el albañil tenía nueve costillas rotas, politraumatismo torácico, hemotórax masivo derecho, fracturas costales múltiples y bilaterales, insuficiencia respiratoria aguda y traumatismo de cráneo con edema cerebral, indicó una fuente policial.Seis de esas lesiones óseas se produjeron en el flanco izquierdo y las restantes, en el derecho.“Creemos que fueron producto de patadas. Obviamente, en este contexto, es imposible sostener o pensar que una sola persona es responsable de semejante salvajismo”, consignó el mismo informante.Entre la noche del lunes y las primeras horas del martes se llevó a cabo la reconstrucción del crimen, que arrancó a las 18.45 con la llegada de los cuatro imputados y se extendió hasta bien entrada la madrugada de ayer.Durante la diligencia procesal, una de las mucamas complicó la situación de la oficial al asegurar que la vio patear en la cabeza a Guirula cuando este estaba esposado y sin chances de defenderse.Sin embargo, las conclusiones finales de la autopsia establecieron que, por la cantidad, características y gravedad de las lesiones es imposible que sólo ella haya participado de la paliza.La causa tiene once policías imputados por el delito de “tortura seguida de muerte”, calificación que podría llevarlos a la pena de “prisión o reclusión perpetua”, amén de que aún resta que el juez determine la responsabilidad o el papel que tuvo cada uno en el lamentable episodio.Dos, por ejemplo, están acusados de encubrimiento. Se encontraban de guardia en la comisaría seccional Decimotercera, la madrugada del sábado 19 de julio pasado, cuando llevaron a Guirula, y para la Justicia no hay forma de que no supieran lo que ocurrió en esa dependencia.La autopsia reveló, además de las lesiones descriptas con anterioridad, que el trabajador de la construcción tenía marcas de arrastre en la espalda, producidas después de ocurrido el deceso.No es un dato menor. Coincide con el informe de los peritos de la Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic) acerca de que el cuerpo había sido movido y el escenario fue supuestamente alterado con el lavado de la camioneta que trasladó a Guirula a la 13ª.Para mañana podría ser citado a declaración testimonial el forense que efectuó la autopsia.
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