POSADAS. Siguiendo el legado de María de la Cruz Morínigo, los niños del barrio San Cayetano (chacra 92) serán agasajados el domingo a partir de las 17, en nombre de quien fuera fundadora del Club “Palomas del Espíritu Santo”, institución que el 17 de agosto celebró el 56 aniversario de su fundación. La iniciativa es llevada adelante por algunos de los “malcriados” de María como Santiago Osorio y Miguel Ángel Ruiz Díaz, quienes junto a otros integrantes del club como María Yedros, Roberto Acosta, Rubén Yedros, pretenden reactivar al menos algunas de las actividades que la mujer llevaba adelante. “Queremos seguir haciendo lo que nos enseñaba y lo que nos dio, devolver a la comunidad”, manifestaron, y agregaron que son los integrantes de una decena de familias “las que la seguimos recordando y aportamos para que los chicos no pierdan lo que nosotros aprendimos. Éramos humildes, pies descalzos, los malcriados de María, sus ahijados desde que nacimos”, allá por el barrio Chaquito y San Cayetano. Comentaron que demoraron el festejo del Día del Niño porque en la zona se hicieron varios, y “queremos que los chicos disfruten de lo que hacemos. Armamos peloteros, servimos gaseosas, facturas y regalamos juguetes. Seguimos haciendo lo que aprendimos con María”. Tanto para este evento como para Navidad, reciben el apoyo de profesionales residentes en Buenos Aires que “son hijos de María, chicos que quedaron huérfanos y ella les pagó los estudios”, acotaron.Recordaron que María vino desde el Paraguay en 1948, escapando de la guerra civil. Tras atravesar el Paraná en canoa, se instaló en un terreno ubicado sobre Trinchera de San José y López Torres. “Lo único que allí había era la fábrica Heller, donde empezó a trabajar su hermano Timoteo. Le regalaron un corte de casa, que hace dos años fue destruida después que el Obispado vendiera el terreno que María le había donado”. Llegó desde Bernardino Caballero, cerca de Asunción, “con la idea de venir a trabajar para los chicos, enseñarles la catequesis y caminar con la virgen. Hacía una gran fiesta el 17 de agosto, recordando el aniversario del Club “Palomas del Espíritu Santo, y el 8 de diciembre. El 25 de diciembre repartía panes dulces, y el 6 de enero sorprendía a los chicos de la ciudad con los infaltables Reyes Magos, que salían de a caballo llevando juguetes y después de un recorrido entraban al hospital donde entregaban los presentes a los chicos que allí estaban internados”, expresaron. Confiaron que “no pudimos seguir desarrollando este ritual porque es complicado conseguir los caballos, pero estamos proyectando volver”. También festejaba los quince de las chicas; a los niños que no eran bautizados les hacía cumplir el sacramento al igual que a los padres que no eran casados, y si había que ir a buscar documentos, los conseguía.En fila, detrás de MaríaLa mayoría de los que la seguía eran niños de familias numerosas, como en el caso de Osorio, que tenía quince hermanos, una mamá lavandera y un papá que trabajaba en la cantera Santa María. “Usábamos zapatos plásticos y a nuestros padres no le alcanzaba para vestirnos. De chiquitos vendíamos diarios y ella nos sacó de la calle, por eso decimos que en estos momentos dos o tres María nos solucionarían la vida y no tendríamos más chicos en la calle. A María tenían que reconocerla como trabajadora social porque sacaba a los chicos de la calle y los llevaba a la escuela, hasta la universidad”. El primer sábado de cada mes reunía a los niños e “íbamos a hacer caridad al Hospital Baliña, hasta donde llevábamos las frutas que nos donaban desde la Distribuidora Buchuk. Caminábamos rezando el rosario y al llegar, el sacerdote nos esperaba para la misa. Luego repartíamos las frutas y regresábamos en colectivo. Con la muerte de María todo eso se perdió”. Antes de la fiesta central del 17 de agosto María recorría las cárceles de Misiones y repartía a los presos frutas y cigarros, además de rezar con ellos el rosario. También llevaban mercaderías al hogar de ancianos “Agustín Liarte”, gracias a la colaboración de grandes comercios como Iñíguez, California, Panadería El Palomar, Hidalgo Solá (la casa del Pueblo), a los que María se encargaba de visitar y que nunca le negaron su ayuda “porque veían obras concretas. Infundaba respeto”. Y si era necesario pedía audiencia al gobernador de turno y acudía acompañada de los niños.Un rosario para ganarCon el propósito de acercar a los niños y jóvenes de todas las edades al Club Social, Cultural, Deportivo, Infantil y Juvenil “Palomas del Espíritu Santo”, creó los equipos de fútbol: Ángeles de cara limpia, Picaflor, Cerro Porteño, Piedra Brillante, Real de Madrid y su más conocido Palomas del Espíritu Santo, campeón provincial y nacional en los juegos “Evita”, y Hombre Nuevo del año 1975. Por estos equipos pasaron grandes jugadores, que luego se destacaron como profesionales, como Rubén Darío “María” Yegros, Roque “Pocho” Briñócoli, Roberto “Polaco” Krausemann, Víctor Hugo Martínez, los hermanos Osorio, los hermanos Vázquez, Héctor Motta, Polaco Cabañas, entre otros.Según Osorio y Ruiz Díaz, “cuando “Guaraní Antonio Franco” andaba mal, María mandaba a cuatro o cinco chicos para que rezaran el rosario alrededor de la cancha. Y creemos que gracias a eso, Guaraní quedó hasta la final del nacional de esa época”, acotaron. Dijeron que la mayoría de los jugadores no eran bautizados “y nosotros fuimos sus padrinos. Cómo vamos a olvidar. No podemos hacerlo. Esa enseñanza que ella nos dio, tenemos que dar a los chicos para que sigan el ejemplo. Sacaba a los chicos de la calle. Ella los agarraba y los llevaba a la casa, le llevaba a la escuela, le pagaba los estudios. No sabíamos de donde salía la plata pero ella compraba los calzados, la ropa, y siempre tenía algo”. A los niños y a la VirgenRuiz Díaz recordó que María era madrina de Miguel Ángel y Marcelo, sus hijos más chicos, y es por eso que dispone su casa para agasajar a los niños y para homenajear a la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. Exp
licó que “no pensábamos hacer estas cosas, pero mi hermano me invitó a viajar en motocicleta a Itatí, desde donde Teresa, mi esposa, trajo una imagen de un regular tamaño que entronizamos en el hall de la casa. Ella me dijo que a partir de ese momento tenía que atender a los chicos y, como acordeonista que soy -con sus hermanos integra el conjunto Tekoreí (haraganes)-, propuse que también hubiera chamamé”. Acordaron que la fiesta sería para grandes y chicos, el 8 de diciembre. Primero se atiende a los niños y a partir de las 19.30 se instalan los equipos de sonido y entran los músicos, unos cuatro o cinco conjuntos chamameseros. Ese día se corta la calle y bailan en el empedrado, mientras que la plazoleta La Familia se llena de espectadores.Como reparten choripanes para los adultos, compran alrededor de 50 kilogramos de chorizos pero lo llamativo para Ruiz Díaz es que “muchas veces me lamento porque me parece que va a terminar el chorizo, pero cada vez que voy al fondo, la parrilla está completa y termina sobrando. Es como que se multiplica, es como un milagro, y ahí siento la presencia de María”.
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