POSADAS. Al menos para la instrucción, ya no quedan dudas: el relato de la mujer que asegura haber sido violada durante 23 años por su padre es verídico. Por eso, en las últimas horas la Justicia provincial le dictó la prisión preventiva al pescador de 58 años, quien quedó así formalmente imputado.“Abuso sexual con acceso agravado por el vínculo” y “reducción a la servidumbre en concurso real” son las acusaciones que pesan sobre el sujeto, según confirmaron ayer las fuentes a PRIMERA EDICIÓN.Los delitos fueron imputados por el magistrado Marcelo Cardozo, al frente del Juzgado de Instrucción 1 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Posadas. Para el juez, la larga historia de abusos quedó acreditada luego de la declaración de la mujer, de los exámenes médicos y del resto de los elementos de prueba que constan en el expediente.Así las cosas, el acusado seguirá detenido en el anexo de la Unidad Penal VI del Servicio Penitenciario Provincial, que funciona en la comisaría seccional Tercera de la capital provincial. La dramática historia, que llegó incluso a los medios nacionales, se conoció el lunes 21 de julio, cuando una vecina del complejo habitacional alertó a la Policía sobre un desorden en uno de los departamentos de la chacra 149, en el oeste posadeño, delimitada por las avenidas Tambor de Tacuarí, Eva Perón, López y Planes y Kolping.Efectivos de la comisaría seccional Séptima llegaron entonces a la escena y detuvieron al dueño de casa, de 58 años, en lo que en principio era una causa por violencia doméstica. Sin embargo, ya en la comisaría, la víctima se quebró y decidió romper el silencio.La mujer contó a los uniformados que desde los 12 años su padre la esclavizaba y la obligaba a mantener relaciones sexuales. No la dejaba salir de la casa y la amenazaba de muerte para que no contara nada a nadie.Pese a ello, la mujer se las ingenió para salir a la calle y pedir comida a sus vecinos. Es que su padre, de oficio pescador, tampoco le daba alimentos. Por eso es que la vecina la conocía, pero no sabía de la situación en la que vivía. Todos en el barrio pensaban que los gritos que se oían desde el lugar de los hechos se correspondían con una presunta enfermedad mental de la mujer, rumor que habría difundido el presunto abusador para no levantar sospechas.Ante tan tremenda denuncia, la mujer recibió contención profesional y su padre fue detenido y quedó a disposición de la Justicia, que ahora finamente le dictó prisión preventiva.
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