POSADAS. Las autoridades aún no se explican cómo la niña no sufrió el contagio de la enfermedad que portaba su padre. De todas maneras, lamentablemente, el trauma la perseguirá durante muchos años, quizás hasta los últimos días de su vida. El hombre confesó y recibió una condena de trece años por violar a su propia hija, todo mientras la madre estaba internada.El drama sucedió en la capital provincial y el acusado finalmente le puso la firma a un juicio abreviado por el que fue condenado a trece años de prisión. Con ese trazo de birome rubricó la culpabilidad de tan deleznable hecho contra una víctima que tenía apenas seis años cuando se radicó la denuncia y ni siquiera pudo recordar desde hace cuánto tiempo era víctima de abusos. La historia dejó en shock incluso a los propios operadores de Justicia que trabajaron en el caso, según pudo saber PRIMERA EDICIÓN mediante sus fuentes.La historia llegó a las autoridades a mediados de 2012, cuando la madre de la pequeña se acercó hasta una comisaría posadeña para radicar una denuncia en contra de su propia pareja.La mujer contó que se encontraba internada en un hospital de la zona del acceso al barrio Itaembé Miní cuando llegó una de sus hermanas y le contó que algo no andaba bien en casa.Ante la envergadura del relato de la tía de la pequeña, la progenitora no tuvo más opciones que pedir el alta voluntaria y regresar al humilde inmueble emplazado en la zona de Monseñor De Andrea y Almirante Brown. Una madre siempre es madre y allí descubrió, con sólo mirar a su pequeña hija, que dejarla bajo los cuidados del padre había sido un error. Es que la pequeña se aferró enseguida a la mujer y contó que tenía miedo de su papá y que no quería regresar a casa. El relato realmente parte el corazón de cualquiera.La mujer comenzó a sospechar entonces la peor de las pesadillas, que lamentablemente se confirmó luego con los exámenes médicos y la realización de una Cámara Gesell, la niña de apenas seis años había sido violada en reiteradas oportunidades por su padre.Otra preocupación surgió entonces para la mujer e incluso para la investigación. ¿Había contagiado el padre a la criatura? Los exámenes posteriores afortunadamente confirmaron que no. Para los detectives, el degenerado había usado algún tipo de elemento para evitar el contagio. Igualmente inconcebible.La Justicia ordenó entonces que el albañil de 31 años sea detenido de inmediato. En las horas siguientes a la denuncia una comisión policial se presentó en la escena de los hechos y procedió al arresto del sospechoso, quien desde entonces ya no recuperó la libertad.Fue alojado primero en una sede policial y más tarde, con la imputación formal sobre sus espaldas, trasladado hasta la Unidad Penal VI del Servicio Penitenciario Provincial, el Instituto de Encausados y Procesados de Miguel Lanús.La semana pasada le llegó la hora. Llegó a la fiscalía de Instrucción 2 del letrado Christian Antúnez y decidió confesar lo que había hecho. El agente público fiscal le ofreció entonces una condena de trece años de prisión, que por medio de la defensa, el imputado finalmente aceptó. Luego de los trámites y una vez que esa pena quede firme, será trasladado a la Unidad Penal I de Loreto, donde permanecerá alojado durante la próxima década.
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