POSADAS. Casi la mitad de los niños y adolescentes argentinos hace menos actividad física que la recomendada, es decir, ni siquiera llegan a una hora diaria de un deporte al aire libre o un juego al aire libre de intensidad moderada o vigorosa. Un dato a tener en cuenta es que tampoco desde el Estado, a través del sistema educativo, se estimula suficientemente la actividad física: el 48% de los alumnos argentinos tuvo menos de dos clases semanales de Educación Física durante 2013. Estos datos forman parte del informe “Insuficiente Actividad Física en la Infancia” del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), dado a conocer esta semana. Sedentarios Se estima que el 45,4% de la niñez y adolescencia en la Argentina urbana entre cinco y 17 años registra niveles insuficientes de actividad física, según las recomendaciones internacionales. Es decir, que realizan en promedio menos de 60 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada y vigorosa (juego al aire libre de intensidad moderada y vigorosa; Educación Física escolar; y ejercicios físicos, prácticas de deportes o actividades estructuradas fuera del horario escolar). El estudio estimó que aproximadamente 61,8% de esta población presenta un comportamiento sedentario en el dominio de la exposición a pantallas (es decir, registra en promedio más de dos horas diarias de exposición a múltiples pantallas como la televisión, la computadora, las tabletas, entre otras).Las poblaciones más vulnerables a la insuficiente actividad física son los adolescentes, las mujeres y las infancias y adolescencias que viven en las ciudades más densamente pobladas. Asimismo, las infancias que viven en los hogares con mayor vulnerabilidad social, que asisten a escuelas de gestión pública y a jornadas escolares de medio tiempo.La situación más crítica es la experimentada por niños y adolescentes que de modo simultáneo son insuficientemente activos y presentan comportamiento sedentario frente a pantallas. Esto afecta a alrededor del 27% de la población urbana de entre cinco y 17 años. Esta situación de mayor riesgo relativo aumenta con la edad y es mayor en las mujeres que en los hombres. Dentro y fuera de la escuelaDe acuerdo el informe, el 48,1% de los niños y adolescentes tuvieron, durante 2013, menos de dos clases semanales de Educación Física. Este déficit no sólo es mayor en las escuelas primarias que en las secundarias sino que además, se advierten desigualdades injustas y regresivas para los chicos en peores situaciones socioeconómicas y socio-residenciales. Los niños y adolescentes registran menos estímulos de Educación Física a medida que empeora la situación socioeconómica de sus hogares y empeora el espacio socio-residencial en el que habitan. Estas desigualdades se trasladan también entre las escuelas públicas y las de gestión privada. Los alumnos de escuelas de gestión pública tienen 13,5 puntos porcentuales más de probabilidad de no tener al menos las dos clases curriculares reglamentarias de Educación Física, respecto a sus pares que asisten a escuelas de gestión privada.Esta falencia se agrava al corroborar que, fuera del horario escolar, la mayoría de esos niños tampoco practican una actividad deportiva en forma regular. “El 58% de esta población no realiza ninguna actividad física estructurada en el espacio extraescolar (es decir, un deporte u otro tipo de actividad orientada por un profesor de Educación Física, en un ámbito de club, gimnasio u otro espacio social).Cuestión de derechos Según la Convención sobre los Derechos del Niño (ONU, 1989) todos los Estados signatarios reconocen el derecho de todos los niños, niñas y adolescentes a un nivel de vida adecuado para garantizar su pleno desarrollo (físico, mental, espiritual y social). Asimismo, los pactos internacionales y la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes manifiesta la obligación de garantizar a la infancia el acceso a servicios de salud, lo cual incluye la información, la prevención de enfermedades y la promoción de comportamientos saludables en la infancia (artículo 14, inciso d). Esta última acción constituye uno de los principales retos de los organismos del Estado y de la sociedad.En particular, existe consenso en la comunidad científica internacional sobre el importante rol de la actividad física en la salud de las personas y en el bienestar. En las sociedades industrializadas, para la mayoría de los individuos, la actividad física se convirtió en una actividad extraordinaria, y en gran medida independiente de otras tareas cotidianas.La evolución socio-cultural avanza rápidamente en relación a la adaptación genética, y en dicho proceso se produce una disociación entre los procesos bioquímicos genéticamente controlados y el estilo de vida. Este desfasaje tiene un rol fundamental respecto al inicio de epidemias tales como obesidad, hipertensión, diabetes y otras enfermedades crónicas no trasmisibles. La insuficiente actividad física es uno de los problemas de salud más urgentes que requiere solución en el siglo XXI. Diferencia de géneroA medida que se incrementa la edad de los niños y las niñas, aumenta su propensión a la insuficiente actividad física. De igual modo, se advierte que las mujeres registran mayor propensión a la insuficiente actividad física que sus pares varones (11,7 puntos porcentuales menos). Las brechas de desigualdad de género regresivas para las mujeres respecto de los varones se incrementan de modo significativo a medida que aumenta la edad.Esta relación de género, claramente regresiva para las mujeres respecto de los varones, se incrementa de modo superlativo a medida que aumenta la edad. Las mujeres juegan menos y practican menos deportes en forma estructurada.
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