POSADAS. Algo más de 265 kilómetros unen la Basílica de Itatí con la Rotonda de esta ciudad. Es la distancia que miles de ciclistas transitarán para agradecer las bendiciones de la Virgen y pedir por salud y trabajo, en estas difíciles épocas que corren.Con ese objetivo salieron ayer por la madrugada, a eso de las 4.30, desde la Rotonda de Posadas. Minutos previos se celebró una misa y luego, brindándose fuerzas entre todos con frases de aliento que emocionaban, comenzaron el largo peregrinar. Conocido para estos hombres y mujeres que, en su gran mayoría, han atravesado la ruta 12 en varias ocasiones y sobre el mismo móvil. Teófilo Zurdel, de 83 años, fue uno de los que encabezó la movilización. No sólo ayer sábado, fue quien inició esta tradicional peregrinación de la mano de su señora, quien falleció el año pasado. “Teníamos problemas de salud con un nieto y le pedimos a la Virgen por él. Esa primera vez y, por dos años consecutivos, fuimos 79 bicicletas, después se fueron sumando más y más y llegamos a sumar 500. Después de eso, no pudimos contar más”, aprovechó para relatarle a PRIMERA EDICIÓN en la parada que hicieron en el cruce con la exruta 38, hoy 120. Justamente, el número que hoy lo acompaña hasta la Basílica, para el mismo Zurdel es “es una sorpresa. No creímos que podía crecer tanto así, parece un sueño. Hay gente que nunca pensó en pedalear y hoy gracias a esta peregrinación llega hasta la Virgen”. Aprovechó la ocasión para recordar a Silvia, su compañera, quien hoy lo acompaña desde el cielo, “ella era una leona, fue la que organizó la compra de la imagen y quien se preocupaba para que a nadie le falte nada durante el viaje. Estaría orgullosa al ver a toda la juventud que viene. Se renueva la vida, me alegra mucho que la gente se lo haya tomado en serio”. La principal comida del díaRosana Báez es integrante de los Amigos del Pupitre, un grupo de 25 ciclistas que hace catorce años surca la ruta 12 en esta época festiva. Este año, para “devolverle a la Virgen todo lo que nos dio en estos catorce años”, como ella misma lo dice, se le ocurrió organizar un desayuno para los peregrinos. Entonces, pasadas las 8 de la mañana, todos los ciclistas que llegaban hasta el cruce con la ex ruta 38 se encontraron con un mate cocido recién hecho y un rico pan para acompañar. “La idea surgió porque todos los años se incrementa la gente y queremos ayudar a los que no pueden. La Virgen nos dio apoyo y no necesitamos más nada”, comentó. “Nos une a todos”El padre Marcelo siempre acompañó de alguna manera, pero este es el tercer año que lo hace en bicicleta. “Los he acompañado hasta en la procesión náutica”, cuenta orgulloso. Siente que debe estar ahí, con los feligreses, porque “es una manifestación popular, la Iglesia tiene que acompañar. Muchos de los que vienen no van a misa pero Dios ama a todos sus hijos, aquellos que están avanzados en la fe y a los que no. En este caso, María de Itatí es muy querida por nuestro pueblo. Hace más de 400 años acompaña la región, tiene una importancia capital por el gran aprecio que tiene el pueblo por María. Nos une a todos los que tenemos fe. María, la madre de Jesús, nos acerca a Dios”. Vecinos, amigos, familias enteras movidas nada más que por la fe, con la intención de agradecer, de pedir por la salud, el trabajo y la vida. En auto, un poco más de tres horas separan a esta capital de la Capital de la Fe, pero en “bici”, aunque les lleve días, se está mucho más cerca.
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