POSADAS. A un año de haberse inaugurado, con más de 100 millones de pesos de inversión pública, alguien pensaría que el Parque Industrial de Posadas (PIP) estaría abundante de actividad, repleto de empresas funcionando a pleno, con miles de obreros trabajando y un tránsito colapsado por el movimiento de camiones cargados con la producción que sale hacia diferentes puntos del país.Sin embargo, el panorama es desolador, las instalaciones lucen abandonadas y prácticamente sin actividad. Uno que otro vehículo entra o sale cada tanto, rompiendo la monotonía del lugar y corriendo del camino a las vacas, que recorren los alrededores del edificio buscando los pastos más tiernos para comer.El gobernador Maurice Closs y la ministra de Industria de la Nación, Débora Giorgi, convocaron a un acto de inauguración el 10 de enero de 2014. Con bombos y platillos se anunció que en ese momento ya estaban tres empresas radicadas y trabajando en el lugar: Duomo, Carlos Enriquez y Saceimpianti. Se dijo que estaban construyendo sus sedes para producir. Sin embargo, hasta el día de hoy, ninguna de las tres se encuentra funcionando a pleno allí.“Otras 19 firmas están en proceso de instalación con diferentes grados de avance. El Parque Industrial Posadas tendrá espacios para la producción de alimentos, la construcción, actividades metalúrgicas, industrias del mueble y la madera, químicas y plásticas y la industria naval de pequeño y mediano porte, además de oficinas de proveedores”, se indicaba en forma grandilocuente en aquel momento.Transcurrió todo el año 2014 y no se registró ningún grado de avance. Nada. No hubo más obras en el lugar, casi nunca se encuentran autoridades con poder de decisión y las malezas avanzan sobre las edificaciones, causando un aspecto de desolación. No se concretó la instalación de ninguna empresa más. Las tres que supuestamente ya estaban instaladas, todavía no concretaron su arribo en forma definitiva y algunas aún dudan de hacerlo.Se prometía que el PIP iba a ser algo así como la panacea de la generación de empleo. PRIMERA EDICIÓN consultó a funcionarios y empresarios al respecto para llegar a las conclusiones sobre las causas de esta situación decepcionante. En primer término, el presidente del directorio del PIP, Santiago Ros, no le dedicó el tiempo y el trabajo que requería, según confió un integrante de la conducción. Ros también preside hace más de diez años el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha) y antes fue funcionario del gobierno de Ramón Puerta. Algunos creen que ya está un tanto “aburguesado” de manejar tantos millones de pesos para obra pública con un estilo personalista.Otro cuestionamiento hacia el presidente es que su principal objetivo es concretar la obra, el negocio de la obra pública, con eso tiene la misión cumplida para él, pero luego -según explicaron conocedores del tema- hay que involucrarse en la negociación con las empresas interesadas en radicarse, y en este aspecto fue donde Santiago Ros falló.Actualmente hay entre 15 y 20 proyectos que están siendo evaluados entre el Parque y los interesados. Pero en todas las conversaciones no se produjeron avances por diferentes motivos.Ante esta situación de fracaso, las autoridades del Gobierno habrían tomado la decisión de “relevar” a Santiago Ros de la presidencia, en una asamblea que se realizaría en las próximas semanas y recaería en ese cargo un allegado de extrema confianza del gobernador Closs, que hasta ahora no tenía cargo en el Gobierno: se trataría de Alfonso Baigorria, según fuentes oficiales.La falta de actividad fue otro punto débil en la gestión: no hubo nuevas inversiones, no se ha realizado mantenimiento de la infraestructura ni tampoco se ha conformado un equipo de administración. “El Parque no tiene vida”, admite un integrante de la conducción.CondicionantesRespecto a las empresas que amagaron venir y no llegaron, o las que se encuentran analizando las condiciones, es evidente que la presión fiscal que ejerce la Provincia sobre la industria y el comercio es un condicionante importante, principalmente al comparar el escenario con la vecina provincia de Corrientes, que aplica menos de la mitad de los impuestos misioneros.También el precio de la energía eléctrica, que en Misiones es uno de los más altos del país.Otro de los factores que habría influido es la incertidumbre económica por la situación en todo el país: disminución del crecimiento económico, alta inflación, control del tipo de cambio, dólar poco competitivo, entre otros.La aduana interna, que comenzó a funcionar con fuerza en 2014, exigiendo un adelanto del anticipo del impuesto a los Ingresos Brutos es un factor determinante, que encarece los costos de producción para cualquier industria que haya planeado su instalación. “Los proveedores no quieren enviar productos y si nos envían, nosotros tenemos que hacernos cargo del impuesto, nos genera un encarecimiento de costos pero además de tiempo y personal que debemos invertir para los trámites”, explicó un empresario local que se inscribió en el Parque pero no concretó nada.Ninguna empresa quiere instalarse sola en el lugar, no hay servicios de ningún tipo ni transporte adecuado para el personal que no tenga vehículo propio y deba concurrir todos los días. Y las firmas más grandes que averiguaron – según confió un directivo – no encontraron condiciones adecuadas de exportación por los canales administrativos de aduana. La burocracia, las trabas y las retenciones atentan gravemente contra un clima de negocios propicio.El Estado misionero tampoco colabora con créditos ni subsidios para la construcción de los asentamientos de los interesados. Quiere decir que solamente el terreno es la ventaja.“Soñamos que en un par de años el Parque sea un polo que muestre el desarrollo de Misiones. Imagino todos los terrenos ocupados, varios miles de puestos de trabajo, renta empresaria”, dijo Closs hace un año, sin tener en cuenta tal vez que hay que generar condiciones para que eso pase. Si continúa subiendo los impuestos todos los años, es difícil que su sueño se haga realidad.En el acto de inauguración le pidió a la ministra Giorgi: “Necesitamos que inviten a lo que sea, que sea compatible con el desarrollo de industrias de nuestra materia prima. Pero acá se pueden hacer zapatillas, diversas cosas, tiren centros para que la gente conozca estos parques” -dijo y agregó que Misiones puede hacer su aporte a la economía nacional, la producción misionera puede ayudar al país a alcanzar los
100 mil millones de dólares de exportación. “No debe ser sólo de la soja, sino con valor agregado, a productos como té, y yerba, o de la madera, con pisos, techos o viviendas”.También le dedicó palabras a los empresarios en ese momento: advirtió que los que vengan no deben exigir ventajas impositivas. “Si uno no tributa, no puede exigir los servicios que necesita. Debemos priorizar la generación de empleo en las industrias. No vean a esto como un negocio inmobiliario. El que pide un terreno al otro día debe empezar a construir”.Evidentemente, el proyecto de Closs no se concretó y la gestión de Santiago Ros como presidente del PIP no fue satisfactoria. Sólo resta esperar que para el segundo aniversario no se mantenga todo como el primer día.
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