POSADAS. Luego de múltiples idas y venidas, después de catorce años, el sábado 7 de febrero al mediodía, Manuel Antonio Manubens Calvet (62) recibió en sus manos el DNI que reconfirma su identidad como hijo del hacendado cordobés Juan Feliciano Manubens Calvet. Lleva casi 30 años de lucha por algo “noble y digno”, sorteando obstáculos de todo tipo, mentiras y confabulaciones. “Eso me bajoneaba en ocasiones, pero siempre estuve parado sobre mi fe”, dijo sonriente, esperanzado en que todo este peregrinar llegue por fin a buen puerto.Celebró porque “el Estado me restituyó mi identidad por orden judicial”, pero hasta que esto sucediera, “lo que más me dolía era cuando leía en los medios las mentiras que se decían de mí y no tenía otra forma de contrarrestar, porque muy pocos son los que vinieron a la fuente”. Con nuevo DNI en mano, comentó que “confié siempre porque no falsifiqué, jamás nadie me enseñó a mentir y menos por mi identidad. No perseguí otra cosa más que saber mi origen, saber de dónde vengo. Los jueces probos y honorables, a los que pido que Dios proteja y dé lucidez, se dieron cuenta de que aquí hubo corrupción y papelitos pintados, cuando yo luché siempre con la verdad, de frente”. Rodeado de sus seres queridos, aseguró que “no vivo del rencor. Para mí esto ya pasó. Ahora voy a seguir luchando junto a mi familia y no voy a salir desde dentro de lo legal. Lo que la ley dice. Para eso están mis abogados, para que se cumpla todo lo que los Tribunales honorables y decentes ordenaron que se cumpla. El Superior Tribunal de Justicia falló siempre conforme a derecho y reconoció mi identidad en 2003, pero cuando llegó a los jueces inferiores se planteó otra situación. Contra eso deberían luchar nuestros legisladores. Esta democracia debe limpiarse y lo digo con autoridad, porque viví la experiencia. Pido que esto no se vuelva a repetir. Cuántos ciudadanos hay que lloran por su identidad. Yo varias veces me pregunté quién soy”.Desde su casa, donde “existen muchas pruebas” de la “lucha de siempre”, manifestó que “estoy contento, feliz, con mi familia, mis nietos. Juan Feliciano Manubens Calvet tuvo un solo hijo, que soy yo. Lo demás son todos inventos, cosas fabricadas, y la Justicia me dio la razón.Voy a seguir el proceso lentamente y con la ayuda de Dios. Y espero que no existan mas obstáculos”. Relató que al momento de recibir el DNI sintió “alegría y mucha paz, porque volví a nacer, volví a ser un ser humano en libertad y en la democracia que tanto se pregona”. “Ya no soy un chimbo, un indocumentado, un muerto civil. Resucité como ser humano”. sostuvo, al tiempo que recordó que leyó el fallo de la Sala 1 de la Cámara Federal de Casación Penal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en nueve oportunidades porque “es implacable contra la injusticia”. EnseñanzasConfió que a Córdoba viajó por primera vez el 4 de noviembre de 1988, después de asegurarse de “que había una relación con ese señor llamado Juan Feliciano Manubens Calvet, que es mi padre”. En breve pedirá que le restituyan los restos del fallecido para “darle cristiana sepultura, aunque muchos dicen que el cajón está vacío o fue reemplazado por otros restos. Al menos simbólicamente quiero hacer ese homenaje a Feliciano porque siento que él me ayudó mucho, estuvo a mi lado. Él dejó un escrito donde menciona que para sus sobrinos, a los que solamente le unía el hecho de ser parientes, les dejaba un pico y una pala. Esto se tiene que saber a lo largo y ancho del país. Eso está escrito y hay personas que aún viven y lo saben”. Por eso sugiere a los estudiantes de derecho y a los magistrados las páginas del nuevo libro que prepara: “Miseria humana o los vampiros de su sangre”. Es “para que no se equivoquen como lo hicieron con mi caso. Estará documentado con videos y pasos que di en la vida con mucho orgullo, porque no soy un delincuente, estafador ni anduve persiguiendo fortunas ajenas. Si es mío lo que hay, lo que mi padre me dejó, lógicamente que voy a reclamar, como lo haría cualquiera”. En esta segunda entrega (la primera fue “El Heredero”) relatará la historia de personajes, jueces y funcionarios que pretendieron usurpar “la herencia de mi padre”.
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