POSADAS. En un sillón, recostado sobre el tejido, con un gorrito de lana y campera de jean, Francisco permanece prácticamente inmóvil. Saluda a los vecinos que pasan por el lugar situado en el corazón de la chacra 187, con un balbuceo que poco se entiende, pero que es respondido de buena manera por todos. A un costado un toldo celeste y lo que queda de un colchón -tirado sobre el pasto-, le sirven para resguardarse del frío y echarse para quedar de manera horizontal por algunas horas a dormir, soñando quien sabe qué o recordando sus días de “peluquero itinerante” que lo llevó a conocer a mucha gente, algunas de las cuales hoy le tienden una mano para subsistir.Francisco Benítez cumplirá 73 años el próximo 4 de junio y hoy vive en situación de calle, según se le puede entender, abandonado por su familia, a la que recuerda integrada por dos hijos, uno varón y una mujer, “que son una porquería, se fueron… nunca más los vi”, sin saber hace cuanto ocurrió eso.Los vecinos confirman lo dicho por Francisco y agregan además que todos los integrantes vivían en el terreno que ahora está cercado y en cuya vereda se instaló éste abuelo. “No sabemos qué pasó en realidad, ellos vivieron acá durante muchos años, eran muy conocidos, pero luego se fueron, no sabemos si vendieron el lugar o qué. Y hace un poco más de un año volvió Francisco, que no molesta, está allí, vive de lo que le damos pero su salud está muy deteriorada, necesita que alguien se haga cargo”, explica una de las vecinas.Francisco es paraguayo, nació en Fulgencio Yegros, pero desde muy chiquito llegó a Posadas. “Soy más argentino que muchos de acá”, y responde que no cobra ninguna pensión ni subsidio. Un par de cajones de plástico le sirven como improvisada mesa o bien como banqueta, porque hasta recibe visitas. “Me enteré que estaba Francisco y vine a visitarlo. Él fue mi peluquero durante muchos años”, rememora Hipólito Barrios, a quien se le llenan los ojos de lágrimas cuando se le pregunta si alguna vez imaginó verlo en estas condiciones. “Con lo que pueda voy a ayudarlo… porque a cualquiera nos puede pasar de quedarnos sin nada como él. Es triste verlo en estas condiciones, cortaba muy bien el cabello, muy prolijamente”, dijo. Francisco escuchaba y asentía con la cabeza e interrumpió diciendo: “Me quedé sin tijera y no puedo seguir cortando”.Comenzaron los primeros fríos del año y los vecinos están preocupados con la salud de éste abuelo y cuentan que cuando llueve “queda de pie todo el tiempo, por horas, bajo el toldito y se humedecen sus piernas, a veces toma unos tragos de alguna bebida fuerte pero jamás molestó a nadie. Tampoco podemos hacernos cargo del todo porque somos gente humilde, salimos a trabajar, tenemos chicos…”.El interrogante es saber si Francisco está dispuesto a mudarse a otro lugar, en caso de que alguien tenga intenciones de ayudarlo. “Sí, me iría, quiero un techito, me voy sin problemas”, afirma. Sin embargo quienes solidariamente le tienden una mano, dicen que “realmente necesita alguien que se haga cargo de él, que lo ayude a higienizarse a caminar, porque está muy débil, debe recuperar su salud porque solo no podrá seguir”.
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