POSADAS. La sorpresa llegó con la primera ecografía. Fue en ese momento que Elva se dio cuenta que no esperaba un bebé sino tres. “En mi familia nunca hubo casos de mellizos y menos de trillizos, pero después lo pensamos y de parte de mi marido sí hay antecedentes de mellizos”, contó Elva Gómez, la mamá de Francisco, Franco y Félix, los nuevos integrantes de la familia Gómez – Lezcano. Los tres niños llegaron el 16 de abril pasado, después de 33 semanas en la panza de su mamá. Fue un embarazo normal, pero no a término y los pequeños debieron quedarse en incubadora durante 24 días hasta que los médicos decidieron que habían alcanzado el peso ideal y podían marcharse a casa. “Su fecha de nacimiento debía ser el 9 de junio. Cuando nacieron pesaban 1,830 kg., durante el tiempo que estuvieron en incubadora bajaron y llegaron a pesar 1,590. Les dieron el alta cuando ya tenía dos kilos”, aseguró su mamá y contó que cuando fueron a control un par de días después, los chicos ya pesaban 2,300.“Estamos felices por su llegada, yo estoy muy contenta”, dijo Elva y agregó “pero cuando me enteré de que iban a ser tres me asusté, más que nada por la situación económica que atravesamos, no está nada fácil”. Elva y Daniel Lezcano, ya son padres de tres niños: Luz Leticia de once años, Yamila Abigail de seis y Pablo Alexis de cinco. Elva no trabaja y Daniel es empleado de la construcción, pero no está “en blanco” y lleva a su casa alrededor de mil pesos semanales. Elva cobra por sus hijos mayores un monto de 1.500 pesos por asignación, “pero ahora con los pañales que tenemos que comprar, que son caros, más la leche que tienen que tomar que sale 200 pesos, no sé cómo vamos a hacer”, dijo Elva. Una vivienda y un carritoPese a la incertidumbre frente a la situación, Elva insiste en que están felices, “porque además son hermosos”, sostuvo orgullosa. De igual manera, en búsqueda de una mejor vida para sus hijos, en febrero se acercó hasta el Iprodha (Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional) a anotarse. “No era para que me regalen una casa, sino que me den un plan que podamos pagar. Queremos irnos, pero más que nada por cómo es el lugar acá”. Pasa que la casa donde viven se encuentra en el centro del barrio Los Lapachitos, un humilde asentamiento de precarias viviendas. La casa es de material, pero no cuenta con servicios básicos, como el resto del lugar.Igual, antes que la casa, Elva tiene un pedido mucho menos ambicioso y que puede ser alcanzado con la solidaridad de la gente. “Necesito más que nada un carrito, pasa que tenemos que llevarlos a control cada quince días a hacerse estudios como el fondo de ojo o del oído y sí o sí necesito a alguien que me ayude porque no tengo carrito”. No pidió uno para tres, con uno normal alcanza. “Si tengo uno, al menos podré poner a dos y llevar a uno en brazos. De otra manera es muy difícil movilizarnos”, dijo. Francisco, Franco y Félix esperaban ansiosos la hora de la comida. “Están sanos, eso es lo importante”, repitió su mamá. “Los miro y soy feliz de tenerlos”, finalizó.
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