POSADAS. Después de largos años de tratar de imponer el eufemismo “bajo peso”, ayer el gobierno volvió a hablar de “desnutrición”. Lo hizo en el marco de la firma del convenio con uno de los exponente de la lucha contra la desnutrición infantil del país, el médico Abel Albino, creador de la Fundación Conin. Un trabajo conjunto que consistirá en la aplicación de la metodología Conin en Misiones con dos centros de prevención de la desnutrición que funcionarán a partir de ahora en los Hogares de Día de Posadas e Iguazú y, en una segunda etapa, en la creación del primer centro de recuperación nutricional. Hace exactamente 5 años, en ese mismo escenario -el Hogar de Día de Posadas-, el gobernador Maurice Closs lanzó el programa Hambre Cero. Por ese entonces, mayo de 2010, los datos oficiales daban cuenta de 6.000 niños con “bajo peso” en Misiones. “Hacía agua por todos lados”Cinco años después, con casi 11.000 niños recuperados, Closs reconoció ayer que “a los pocos días de empezar (con el Hambre Cero) nos encontramos con la cara más cruda y lacerantes de la exclusión. Nos dimos cuenta que el programa, como lo habíamos concebido, con un sistema de padrinazgo, hacía agua por todos lados. Pero si no hubiéramos dado los primeros pasos erróneos no habríamos accedido a la información, no hubiéramos salido a medir y pesar a los chicos, no nos hubiéramos enterado de los problemas enormes y estructurales que excedían los que pensábamos abordar”. Closs admitió que fue un error pensar que la Asignación Universal por Hijo era la solución al problema de la desnutrición porque “teníamos (y tenemos aún) familias absolutamente marginales que no tenían ni documento y, por lo tanto, no eran titulares de derechos”. Cuestionó a los medios “y a sus golpes mediáticos” pero dejó entrever que muchos de los cambios introducidos al Hambre Cero fueron en respuesta al cuestionamiento de la sociedad a través de los medios. Entre estos cambios, recordó el pase del manejo de este programa provincial (del Ministerio de Desarrollo Social al de Derechos Humanos), la ampliación del concepto de “desnutrición” al incluir a los niños con percentiles más bajos. “Recibimos muchos cascotes, pero no importa porque el resultado está a la vista, con más de 10.000 chicos recuperados. Ahora con el Conin trataremos de trabajar con los casos crónicos, esos chicos que se recuperan y a los 15 días vuelven con el mismo problema. Tenemos muchos defectos, pero no pueden decir que no buscamos la solución al problema”, señaló. Aunque admitió que la desnutrición en Misiones ya no se mide estadísticamente, el ministro de Salud Pública, Oscar Herrera Ahuad, aseguró que conocen el número exacto de niños con desnutrición: “son 600 en toda la provincia, están nominalizados y sabemos dónde viven”, precisó ante la consulta de PRIMERA EDICIÓN. Closs agregó “este es el núcleo duro de la desnutrición y entre ellos están los chicos con enfermedades de base”. Metodología ConinLa diferencia entre el Hambre Cero y el Conin es su metodología. En el programa provincial se ofrece una ayuda monetaria mínima por niño desnutrido y la entrega mensual de leche, frutas y verduras. Hace un par de años, se sumaron también cursos de cocina nutritiva dirigido a las madres. El Conin trabaja en forma sistemática con cada familia del niño desnutrido. Luego de la recuperación del cuadro agudo de desnutrición (primero en un hospital común y luego en el centro de recuperación específico) se trabaja con la familia buscando dar solución a las causas que llevaron a su desnutrición. En este abordaje integral, el rol del Estado es fundamental pues es el único que puede garantizar los servicios básicos como luz, agua y cloaca. ¿Cómo se combate la desnutrición? Albino da una respuesta sencilla: “hay que atender la problemática social brindando educación nutricional, estimulación temprana, escuela para padres, lactancia materna, jardín maternal, escuela de arte y oficios, programa educacional gratis, documentación, inmunizaciones, luz eléctrica, agua potable y cloacas”. Por eso, la metodología Conin cuenta con dos tipos de centros: los de recuperación del desnutrido para que estos niños con están inmudeprimidos no estén internados junto a pacientes con otras enfermedades. Pero también con los centros de prevención donde se trabaja junto a los padres y las familias. “Combatir el hambre es fácil, el hambre es un síntoma, la desnutrición es una patología social, que merece un abordaje multidisciplinario para poder quebrarla, tarea que hoy se inicia en Misiones”, manifestó Albino. Hay que poner el cascabel al gato Por Gisela Fernández De la redacción de PRIMERA EDICION El gobernador Maurice Closs planteó ayer dos opciones institucionales ante la problemática de la desnutrición: abordarla o no. Obviamente, nadie -al menos no públicamente- puede defender la opción de ocultar o negar la existencia de los niños desnutridos en el país y en la provincia. Pero un abordaje serio y comprometido implica partir de un concepto de desnutrición que aleje toda ambigüedad por temor al escarnio público. Pongamos el cascabel al gato. No podemos seguir hablando de “bajo peso” porque así suena menos malo. Digamos con claridad qué incluye un diagnóstico por desnutrición. El futuro del país está en juego, como advirtió ayer Albino. El niño que durante su primer año de vida no es alimentado y estimulado como necesita, no sólo alcanzará su potencial estatura sino que tampoco podrá desarrollar su inteligencia. Los daños que sufrieron miles de niños malnutridos no se pueden reparar. Pero estamos a tiempo para prevenir el daño de muchos otros. Y en este propósito cada uno tiene que hacer su trabajo. Y el de los medios periodísticos-aunque eso no le guste a los funcionarios de turno- es contar lo que sucede, escarbando especialmente en las acciones (y omisiones) del gobierno elegido por el pueblo. La crítica molesta pero casi siempre es oportuna. &
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