POSADAS. El 60% de los panteones del cementerio municipal La Piedad se encuentra en mal estado de conservación y algunos incluso presentan peligro de derrumbe, mientras que hay 50 construcciones que directamente están abandonadas y en proceso de caducidad del arrendamiento, según un relevamiento que realizó la administración del camposanto. Desde la Comuna posadeña están emplazando a las familias para que realicen las obras y honren los pagos adeudados, so riesgo de perder el derecho al uso. “Citamos a las familias por nota y hasta por edictos para evitar situaciones extremas, pero no todos se presentan. Tenemos inconvenientes con los panteones más antiguos, porque es difícil localizar a los deudos, mientras que en los más nuevos el problema es el alto índice de morosidad ”, explicó el administrador Raúl Ferreira. En ese sentido, el 70% de los familiares adeuda la tasa de cementerio, que es de apenas 156 pesos por año en el caso de las tumbas individuales. Por “la falta de interés” que demuestran algunas familias pese a las intimaciones, unos 300 restos pasan cada dos años de los “nichos urnas” a las fosas comunes, más conocidas como “el osario”. Desde la administración aseguran que no realizan exhumaciones sin una comunicación previa con los familiares del difunto para evitar malos entendidos y momentos dolorosos. Pero el hacinamiento y el desborde de la demanda obligan a cumplir a rajatabla los plazos de la ordenanza 118/82, que establece un tope de cinco años de arrendamiento como norma, con posibilidades de que la Municipalidad prorrogue el plazo en caso de que la familia “cumpla” con el pago de las tasas correspondientes. “En caso de que tengan deudas, pasados los cinco años en tierra y sin que la familia se haga cargo, pasamos los restos a los nichos por un lapso de sesenta días, y de allí a la fosa común”, explicó el funcionario.Entre cinco y diez por díaEn La Piedad se realizan entre cinco y diez servicios diarios de inhumación, mientras que unas 50 mil tumbas están registradas en sus 16 hectáreas de extensión. Diariamente deben asegurar la previsión de unos veinte lugares en tierra, mientras que por el momento hay 150 lugares disponibles en los nichos-urna. “Es feo venir a visitar a un pariente después de muchos años y encontrarse con que fue retirado, por eso agotamos las instancias antes de mover los restos”, aseguró Ferreira. El encargado lamentó las situaciones que se generan por el olvido familiar a sus deudos y las paradojas que esto acarrea: “Por un lado, la gente quiere seguir construyendo tumbas grandes, imponentes, incluso hasta con bancos al frente; hay una cuestión cultural fuerte en relación a esto… por ese motivo hubo gran oposición popular a convertir al cementerio La Piedad en un Cementerio Parque, al menos en un sector. Pero por otro lado, siete de cada diez familiares a cargo de la tasa no la pagan, entonces nos quedamos con el problema y a la vez con la responsabilidad de dar respuestas a la comunidad”. Escándalo en IguazúRestos óseos abandonados y fuera de sus tumbas, cadáveres encimados, olores nauseabundos y saturación definen al Cementerio El Salvador de Puerto Iguazú, declarado en emergencia sanitaria por la intendencia capitalina en marzo pasado, a raíz de que “quedó chico”. El estado del camposanto volvió a ser tema de escándalo ayer en los medios locales, cuando una visitante tomó fotos escalofriantes de ataúdes abiertos y con su contenido expuesto, sin reserva ni cuidado. Los administradores locales del cementerio admitieron el desborde en la demanda, ya que realizan unas cincuenta inhumaciones mensuales, número demasiado alto para las dimensiones de la acotada necrópolis. Ya a fines del año pasado, el jefe comunal Marcelo Sánchez había planteado la crítica situación, aunque con una alternativa al menos polémica: propuso “privatizar” el cementerio local para mudarlo a terrenos de un tercero en una zona más alejada. La propuesta no prosperó y tampoco hubo soluciones alternativas. Tráfico de huesos: “No nos consta ni hace falta, porque hay convenios”Uno de los mitos que ronda al cementerio La Piedad de Posadas, como a todos los camposantos de la región, es el supuesto “tráfico de restos óseos” que se produciría entre el personal y estudiantes de Medicina que los necesitan para sus clases, o para los “brujos” que los usarían para sus “trabajos”. “Nosotros no tuvimos más denuncias relacionadas a este tema. La última fue en 2012 por los restos de un familiar de una señora que vino y encontró la tumba vacía. Después de eso, sólo recibimos alguna que otra queja por algún adorno que se roban, pero no por desaparición de restos”, aseguró a PRIMERA EDICIÓN el administrador Raúl Ferreira. Según dijo, hace relativamente poco, el Municipio firmó un convenio con la Universidad Católica de las Misiones (Ucami) para la provisión de restos óseos con fines de investigación para los alumnos de la carrera de Medicina. “Se estableció un procedimiento y el formulario que se debe llenar, con esto se evita cualquier situación ilegal”, estimó. Igualmente hizo una salvedad: “Nosotros estamos de 7 a 19 y después se hace cargo el área de seguridad. Yo puedo dar fe de lo que pasa mientras estamos nosotros a cargo”. En 2012, Silvana Rodríguez denunció que en el camposanto posadeño habían desaparecido los restos mortales de su padre. Se abrió una investigación judicial que todavía no dio resultados positivos.
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