POSADAS. El domingo 9 de agosto, en plena vorágine por las elecciones a nivel nacional, la bomba de agua del Hospital Monoclínico de Geriatría “Villa Lanús” explotó y dejó de cumplir con la vital función que tiene: brindar agua a los abuelitos allí internados.En ese momento no había mucho por hacer: en un día no hábil, sumado a las elecciones, encontrar algo abierto que proporcione repuestos para su reparación parecía una tarea imposible. Entonces, el lunes a primera hora, el encargado de mantenimiento se acercó hasta las oficinas de la directora y le entregó una carpeta con todos los elementos necesarios para la reparación de la misma. Así pasaron tres largos días, donde el calor de la ciudad -en pleno invierno- ponía en riesgo la salud de los ancianos que allí se encontraban. Es bien conocida la función vital del agua, mayor aún para los abuelitos. Compra de materiales de por medio, recién el martes por la tarde apareció la solución, tras tres interminables días. Sucede que la institución cuenta con dos tanques de reserva, pero los mismos no brindaban una solución al problema ni tenían la fuerza necesaria para que el agua llegue al tanque. Desde el martes, volvió el agua y con ella, la calma. En septiembre del año pasado, el gobernador Maurice Closs anunció la ampliación del Geriátrico Miguel Lanús, con la construcción de dos módulos de quince salas cada una y otras dependencias para los adultos mayores. Esta obra aún no comenzó. Vale recordar que el Monoclínico de Villa Lanús abrió sus puertas en 1982 en el actual edificio al que, hace unos diez años, se agregó un nuevo sector de consultorios para mejorar la atención de los abuelos.
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